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martes, 1 de mayo de 2012

BENEFICIOS DEL PERDÓN


Los investigadores del tema aseguran que al perdonar se obtienen los siguientes beneficios:
- Disminución de los niveles de ira y hostilidad.
- Aumento de los sentimientos de amor.
- Mejor habilidad para controlar la ira.
- Incremento en la capacidad de confiar en otros.
- Liberación de los sentimientos asociados a eventos del pasado.
- Ayuda para evitar la repetición de ciertos de patrones negativos.
- Mejoría significativa en los desórdenes de índole psicológico y de la salud en sentido general.
- Beneficia tanto a quien lo otorga como a quien lo recibe.
- Fortalece y solidifica las relaciones.

martes, 24 de abril de 2012

Eleve su frecuencia vibratoria y afiance su relación con los ángeles

Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia)  14 de Agosto de 2011.
Una de las preguntas que con más recurrencia recibo, tiene que ver con: ¿qué hacer para mejorar o aclarar la conexión con los ángeles?
Para empezar: todos estamos conectados con el Creador, no existe separación alguna del Padre más que en nuestra propia mente. Por su parte, los ángeles, creaciones divinas (al igual que nosotros) permanecen a nuestro lado y nos aman tal y como somos, con nuestras fallas y defectos. De manera que, el canal angelical siempre está abierto y dispuesto, solo que a veces con nuestros pensamientos, hábitos, sentimientos y emociones negativas entre otras cosas, lo contaminamos.
Una frecuencia es un estado de vibración. Según el Principio de Vibración, en el universo: “Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”. Como los ángeles y en general todos los seres de luz vibran en una frecuencia altísima, somos nosotros los que debemos elevar la nuestra, para sintonizarnos mejor con la Divinidad y todas sus extensiones.
Siguiendo el mismo principio, los seres humanos continuamente transformamos nuestra vibración con las emociones que nos permitimos sentir. Es tan sencillo como que si uno se siente bien, vibra rápido; y si vibra rápido se alinea con frecuencias de esa misma vibración.
¿Entonces, cómo incrementar nuestra frecuencia vibratoria?
Indiscutiblemente la emoción máxima que incrementa nuestra frecuencia vibratoria es el amor. Elevar la frecuencia vibratoria también va de la mano con el despertar y el cambio de conciencia que tanto escuchamos en estos tiempos. Esto significa ser mejores humanos, viviendo desde el amor en todas sus versiones: gratitud, perdón, bondad, respeto, alegría, compasión, esperanza, etc. Todo lo contrario, lo que no procede del amor: el miedo, la culpa, el orgullo, la envidia, el rencor, el juicio, la tristeza, la rabia, el control, la preocupación, el deseo de venganza, entre otras cosas, no son más que prolongaciones del ego que nos ponen en un nivel de vibración bajo, bloqueando el flujo natural de nuestra energía y obstaculizando la comunicación angelical.
Algunos consejos adicionales para elevar su vibración son:
  • Siéntase feliz. Sin importar la situación por la que esté pasando, opte por la felicidad como su estado de ánimo constante, convirtiéndola en un hábito. Su actitud positiva, además, inspira a quienes se encuentran a su alrededor y atrae más experiencias dichosas a su vida.
  • Ore, medite. Aunque para algunos la meditación es otra forma de oración, normalmente se define el acto de orar como una forma íntima y muy personal de hablar con Dios, mientras que meditar se relaciona con  recibir respuestas a través de la guía interior.  Orar y meditar generan y fortalecen el sentimiento de estar más cerca de Dios, tranquilizando y aliviando tanto la mente, como el cuerpo y el espíritu.
  • Trabaje el perdón. No existe nada más liberador y por consiguiente sanador, que el perdón. Primero perdón hacia uno mismo y luego hacia los demás. Al perdonar se recuperan el equilibrio y la paz interior.  Muy sabias eran las palabras de la Madre Teresa de Calcuta al referirse al perdón: “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.
  • Sea agradecido. Cuente sus bendiciones a diario. La gratitud abre las puertas a recibir más bendiciones y regalos del cielo. Además, agradecer de antemano todo lo bueno que está por sucederle, tiene un efecto maravilloso en la manifestación de sus deseos.
  • Viva en congruencia; es decir, sea consistente entre lo que habla, piensa y hace. Alinee sus pensamientos con sus emociones y sentimientos para materializar sus sueños.
  • Ría más. Sonreír es una terapia instantánea, natural, efectiva, accesible a todos y que no cuesta nada. Excelente herramienta también para mitigar situaciones de tensión, desviar la atención del dolor y restar drama. Mantener un buen sentido del humor, además, nos ayuda a enfrentar los retos desde una perspectiva diferente.
  • Téngase fe. Es muy cierto eso de que si no se cree en uno mismo, nadie creerá en uno. Usted puede lograr todo lo que se proponga.
  • Libere. Deje ir todo lo viejo y obsoleto que ya no sirva en su vida. No se apegue a nada.
  • Practique el no juzgar. Todos somos diferentes. Permita a los demás ser como deseen y no descalifique ni condene los comportamientos que sean diferentes al suyo.
  • Renuncie a quejarse. Como cita la poeta norteamericana Maya Angelou: “Si no le gusta algo, cámbielo. Si no puede cambiarlo, cambie su actitud. No se queje.”
  • Viva en el presente. Acepte cada momento de su vida tal como sucede sin preocupaciones por lo que ya pasó o lo que viene.
  • Cuide su cuerpo. Haga ejercicio, descanse y nútrase equilibradamente con alimentos sanos.
Para terminar, mi más amorosa recomendación es la siguiente: Si desea cambiar la frecuencia con la que vibra, elija sentirse bien. Haga lo que esté a su alcance para mantener su estado de ánimo positivo. Obviamente, como todo lo que emprendemos, mantener su vibración en buen nivel requiere conciencia, práctica, constancia y compromiso.
Martha Muñoz Losada

lunes, 23 de abril de 2012

EL PRESENTE, EL UNICO MOMENTO

Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia) el 28 de Agosto de 2011.
Recuerdo perfectamente una ocasión en la que llamé al teléfono fijo de una persona que acababa de conocer y obtuve el siguiente saludo de su contestador: “hola, no me encuentro en casa. Si tienes algo que contarme sobre el presente,  déjame tu mensaje. Si es sobre el pasado o peor aún, sobre el futuro, ni te afanes por decírmelo. Gracias”. Aunque quedé pasmada por unos segundos, me pareció divertido y didáctico lo que acababa de escuchar.
Y es que frecuentemente vamos distraídos por la vida, como el tronco que arrastra la corriente, sin detenernos a observar lo que sucede alrededor, atrapados algunos en el pasado, aterrorizados otros, por lo que viene. ¿A quién no le ha pasado que yendo de viaje (aun en un trayecto corto), por estar sumergido en sus pensamientos, se pierde detalles del recorrido? Llegamos a nuestro lugar de destino y  no nos damos cuenta ni a qué hora pasó.
Son muchos los autores que han desarrollado este tema del “aquí y el ahora”. Por todos lados escuchamos la frase: “vivir en el presente”; pero son pocas las personas que comprenden y aplican su significado. Antes de explicarlo, abordaré brevemente las trampas de engancharnos en el ayer y con el mañana.
Aferrarse al pasado es una pérdida completa de energía. Devolver frecuentemente la película de nuestra vida con pensamientos de lo que pudo haber sido, de las cosas que se dejaron de hacer, los sueños frustrados, etc. es nocivo y lastima. Otra cosa muy diferente es la retrospección, o sea la revisión de las memorias del pasado; que sólo debe ser usada en momentos de evaluación de las lecciones afrontadas para aprender, dar la vuelta a la hoja y seguir adelante. Eso si es válido.
Por otro lado, preocuparse por el futuro tampoco tiene sentido.  Es favorable planear los proyectos, pero no lo es obsesionarse con algo que aún no sucede. De hecho, el futuro lo creamos hoy y está condicionado por las elecciones que hacemos o dejamos de hacer. Ambos procesos: añorar el ayer y anticipar el mañana, desgastan energéticamente e inmovilizan a la persona robándole la paz interior y la posibilidad de actuar correctamente en el presente.
Aunque literalmente la expresión “vivir en el presente” es algo errada, ya que no se puede escapar del presente (¿quién en realidad vive en una fecha que no sea la de hoy?), Deepak Chopra, médico y escritor hindú, lo relaciona con mantener la atención en lo que existe aquí y ahora, buscando la plenitud en todo momento. Ello requiere tomar conciencia y disciplinar la mente para estar en el presente, ya que nuestro poder de creación y manifestación reside en el ahora.
¿Qué conlleva vivir en el presente?
  • Disfrutar de cada momento como una parte del todo, sintiendo además que uno es una pieza valiosa dentro de ese todo.
  • Aceptar con amor las cosas tal y como ocurren, entendiendo que el propósito del Padre es perfecto y se manifiesta en todo lo que existe y pasa.
  • Sonreírle a la vida, entendiendo que la felicidad ya existe ahora mismo.
  • Desistir de  lidiar con todo y con todos, tratando de alterar el orden perfecto de la vida y sus procesos. El universo vive a través de cada uno en este momento.
Como siempre, entre los múltiples aspectos con que los ángeles nos pueden ayudar está el permanecer consciente de uno mismo y de su alrededor todo el tiempo, para estar en contacto con la fuerza vital Divina. Si es tu deseo, pídele a sus ángeles que te ayuden a vivir en el presente, a apreciar con intensidad y gratitud los regalos y las maravillas que Dios te entrega cada instante.
Algunas sugerencias adicionales para tomar conciencia del momento son:
  • Agradece y bendice el presente. Acepta la vida como llega y no la desperdicies tratando de controlarla. Mejor, hazte cargo de tus reacciones. Todo el trabajo está por hacerse ahí en tu interior. A diario estás haciendo elecciones con tus pensamientos y percepciones.
  • Desacelera. Respira profundo y observa detalladamente con total paz tu entorno, la naturaleza, las personas. Advierte los sonidos,  las fragancias.
  • Haz que cada día cuente, apreciando cada experiencia vivida y procurando hacer de cada instante un momento especial. Vive el presente de manera tal que merezca la pena.
  • El presente es tu realidad y tu campo de acción. No es fácil tener un presente placentero sino sabemos dónde estamos, qué queremos y para donde vamos. Así que define y enfócate en lo que deseas construir en todas las circunstancias.
  • No permitas que la mente y el ego te arrebaten la majestuosidad del momento actual. Piensa y habla del presente, sobre lo que te está ocurriendo ahora mismo. No te involucres en conversaciones de temas del pasado y evita discusiones sobre fatalidades del futuro.
  • A menudo haz cortas pausas en tu actividad y enfócate completamente en el presente. Pregúntate: ¿cómo me siento?, ¿qué estoy haciendo?
  • Desecha de tu vocabulario expresiones como: “si hubiera…” o “que tal si…”. El presente es como debe ser. Todo tiene una razón; es ahora cuando la vida transcurre.
  • Permanece en conexión con el Creador y pide la asistencia de tus ángeles para aceptar y encontrarle gusto a cada experiencia.
Solo tú decides lo que quieres hacer en este momento. Centra tu Ser en el ahora y no permitas que el pasado o el futuro se entrometan. Recuerda: ¡la vida es un eterno presente!
Martha Muñoz Losada