lunes, 28 de mayo de 2012

LAS ENSEÑANZAS SON UNA AMENAZA PARA NUESTRA PERSONALIDAD


Realmente necesitas algo de ayuda, pues no tienes fe en este trabajo. Lo echaste a perder, lo aceptaste sólo hasta el punto en que no avergonzara, rebajara o em­pequeñeciera tu identidad individual. Y al hacer eso, la identidad fue más importante que el Espíritu Santo.

Cuando necesitas las enseñanzas, no tienes fe en ellas, porque no las aplicas. Así que en definitiva, lo que debemos considerar es por qué pides algo que no te mereces. No te mereces el Espíritu Santo ni te me­reces la resolución; tampoco eres digno de caminar sobre el agua, sobre ese río turbulento que va a permi­tirnos dar el paso de nuestra humanidad a nuestro es­píritu.

No existe ningún otro lugar —y te ruego que vayas y encuentres uno, si piensas que me equivoco— que hubiera podido transmitirte enseñanzas y disciplinas tan magníficas, con una gracia, fortaleza y tenacidad tan absolutas como las que se te han ofrecido aquí. Pero parece que tú consideras las enseñanzas como una amenaza física. Lo son. Son una amenaza para la per­sonalidad. Cuando la personalidad necesita derramar su semilla, tener sus orgasmos, llenarse la barriga, ali­sarse el cabello, y ponerse sus ropas finas, las enseñanzas se interponen en su camino. Todo esto son reacciones sensuales, y cuántas más reacciones sensuales tenga­mos, más hermosos somos o más aceptables. Así es jus­tamente como funciona.

Consideras a las enseñanzas como una amenaza; pues bien, lo son, porque te piden que reemplaces este ego alterado con el reino del cielo. Cuando lo adora­ban por los milagros que realizaba, Yeshua ben José decía: «No he sido yo quien ha hecho esto». Lo que estaba diciendo era: «No he sido yo, Yeshua ben José, quien ha hecho esto. No veneréis mi ego alterado. No veneréis mi rostro ni mis pies. No veneréis mis vesti­duras. ¿No entendéis? Fue el Padre celestial que vive en mí quien lo hizo. Yo no soy nada». Nunca se adju­dicó el mérito por su obras, siempre se lo dio a Dios, y al hacer eso, pasó una prueba que tú nunca enfrenta­rás en esta vida, porque no tienes las agallas de decir «es mi Dios quien lo ha hecho», pues es demasiado difícil quitarle el mérito a tu personalidad; demasiado tentador. Supongo que esa es la diferencia y el motivo de que los maestros no residan entre vosotros. Lo úni­co que recibimos en la vida es aquello que somos. Sólo manifestamos en nuestra vida aquello que es igual a lo que somos. Esa es la ley; sin excepciones y sin prejui­cios. Obtienes todo lo que deseas y, por desgracia, de­seas lo que es perecedero. Yo me esfuerzo por enseñarte acerca de lo imperecedero.

Muchos de vosotros habéis hecho milagros, ¿pero es eso suficiente como para que te cruces de brazos el resto de tus días? «Bueno, fui capaz de hacer esto. Hace dos años hice aquello, hice lo otro.» ¿Vas a vivir a cuen­ta de esa reputación? ¿Acaso disculpa, de alguna ma­nera, tu conducta de hoy? ¿Y por qué hoy no puedes librarte de tu dolor de cabeza? El hecho de que el año pasado hayas obrado un milagro, ¿es motivo para que pases por alto el problema que creaste hoy? La reputa­ción no va a resolverte la vida. Se trata de vivirlo a cada instante del presente divino.
No puedo enseñarle a nadie que insista en oír sólo lo que le interesa oír. Yo puedo enseñarles a aquellos que despiertan y comprenden que el verdadero proble­ma de su vida es que han recibido una gran cantidad de sabiduría, y que no sólo la escucharon verbalmente, sino que se les dio la libertad de llevarla a la prácti­ca. Y muchos tienen el mérito de haber podido hacer­lo y de haberse probado a sí mismos que la enseñanza no es una filosofía, sino una verdad.

Yo podría sentarme a llorar durante otros 35.000 años, porque la mayor travesía en la que me he embar­cado ha sido regresar para conseguir que realices ese único y pequeño milagro: la verdad. Y si eso no fun­ciona, entonces nada va a funcionar. No se trata de que yo sea Ramtha o que no lo sea, sino de que yo te enseñé a obrar lo milagroso, y tú lo hiciste. ¿No hace eso que nos preguntemos cuánto más hay ahí? Ese pe­queño milagro, esos dos pequeños milagros, esos dos niveles de verdad son como plumas en el viento en lo que respecta a la personalidad, porque la personalidad puede negar, rechazar y razonar lo milagroso en sus propios y sórdidos términos de lógica. Les ha pasado a los mejores de vosotros. ¿Recuerdas el dicho que dice «los últimos serán los primeros y los primeros serán últimos»? Es totalmente cierto.

En algún lugar dentro de cada uno de vosotros debe nacer, tal como nació en mí, la idea de que debe exis­tir algo mejor que mi vida. Yo tuve mucho tiempo para pensar en eso durante los siete años que pasé en la roca. Yo me senté y sufrí durante siete años. Y te diré algo que deberías considerar digno de atención: yo creé mi propia traición porque en una sola ocasión no uti­licé mi sabiduría. ¿Cuántas veces al día no usas tu sa­biduría? ¿Hace falta que te señale el abuso que le infliges a tu vida por no usar la sabiduría que tienes en algún lugar dentro de ti y que obtuviste un asombroso día?

Los primeros años estaba lleno de ira y amargura; lleno de resentimiento y de odio. Estaba resentido con todos y odiaba a todos. Yo era la víctima por excelen­cia. Como era el líder, sufrí una gran caída desde mi inmortalidad, la leyenda que yo era. Imagínate eso. Yo sé por qué no haces cosas que amenacen tu imagen, pues yo también lo hice; sé lo que se siente. Yo estaba resentido, lleno de odio, y sin embargo, no podía ha­cer nada al respecto. Así que siéntate allí, Ramtha, y resiéntete y odia un poco más; sólo estás creando el día siguiente que te va a herir todavía más, y vas a sentirte peor. Y después de un tiempo, me harté de sentirme peor. ¿Sabes por qué estaba resentido? Por haberme caído de mi imagen, y a eso súmale la herida. Yo estaba resentido por eso. Pero no podía hacer nada al respecto, después de todo, yo había creado las cir­cunstancias de mi propia caída. Así como tú conti­núas creando las circunstancias que vuelven a presentarse en tu vida, así lo hice yo.

Aquel pájaro nocturno me enseñó más de lo que había aprendido en toda mi vida. Era mi compañero único y verdadero. A él no le importaba que yo fuera el Ram, nada más no hagas ningún ruido, no sea que despiertes a los pichones. Después de un tiempo obe­decí eso. Yo estaba en su territorio; ellos no estaban en el mío. ¡Qué interesante!
¿Sabes en qué consiste el resentimiento? En tratar de volver al pasado. Existe una cualidad primitiva en la personalidad con respecto a querer volver a su pasa­do. Es primitiva hasta el punto en que continúas re­gresando a las cosas que te resultan familiares, formas de pensamiento familiares, modos de pensar que son familiares. Es un elemento primitivo en ti. Yo lo sé; estaba en mí.

Déjame decirte cómo es. Continúas reafirmando tu pasado porque elegiste hacerlo. Por eso se interpo­ne en el camino de lo milagroso en tu vida, porque lo milagroso, con su luminosidad, debe atravesar las som­bras de tu personalidad. Regresar al pasado sería para mí como regresar a la última ciudad que he arrasado, reconstruirla y volverla a destruir, luego pensar acerca de eso, regresar y hacerlo otra vez. El pasado para mi -igual que lo que tú haces todos los días— sería tratar de volver a Onai, erigirla, regresarla a la posición donde estaba, dedicar todo mi tiempo a reconstruirla, piedra por piedra —y ni qué hablar, por supuesto, de resucitar a la gente de entre los muertos—, volverla a construir para hacer que me sometiera una vez más.

¿Por qué querría resucitar al guerrero que me escu­pió en los ojos? ¿Por qué querría resucitar al sátrapa que deshonró a mi hermano? ¿Por qué querría hacer eso? Tú dices que tú no lo harías, pero yo te digo, ¿no es eso lo que haces? ¿No reconstruyes tu pasado una y otra vez? Lo haces. Dices que los rostros han cambia­do, pero yo te digo que no sería diferente si yo me fue­ra a otro plano, arrebatara a las personas que maté de la vida en la que están actualmente, y ellas desapare­cieran y regresaran al pasado. Lo único que estás ha­ciendo es reciclar los mismos rostros de siempre. Eso es lo único que haces. Simplemente tienen puesta una máscara diferente.

Todavía no se te ha ocurrido realmente —excepto a aquellos que puedo contar con una sola mano y que me sobren dedos— que para mí la realidad comienza en la mente. No sucede en lo físico; eso no es realidad. Esa es la diferencia con las personas que están atasca­das en los escollos de un río turbulento. Su realidad es el río turbulento.
Cruzar el río es traicionero              
Para los seres que han vivido su vida en comunión con toda la vida, su realidad no es una única cosa es­pecífica, sino la comunión de la vida misma, que está aquí. Si yo te dijera que no se trata de lo que haces, sino de lo que piensas, entonces eso respaldaría, en pocas palabras, la enseñanza de que conciencia y ener­gía crean la realidad. Si lo hubieras pensado, ya lo ha­brías hecho.

¿Cómo ponemos esa declaración en el contexto de lo milagroso? Lo que piensas en tu cerebro siempre se manifiesta. Yo lo llamo pensamiento común. El pen­samiento común es el pensamiento más poderoso de todos, porque no encuentra objeciones; se le permite ser. Lo milagroso requiere nuestro trabajo: subir la ener­gía más allá de nuestros tres primeros sellos, debemos sentarnos y hacerlo. Es traicionero, porque quizá esta­mos cansados, puede que sea tarde, tal vez estemos en la cama, o podríamos estar con alguna prostituta. Así que siempre es traicionero; cruzar el río es traicionero. Pero esto es lo que pasa. Tu pasado fue como mi pasa­do, yo me apoyaba sobre los hombros de mis conquis­tas, pero cuando desaparecieron, me quedé sin hombros en los que apoyarme. Ese era mi pensamiento común.

Tu pensamiento común es tu ego alterado, por eso se sigue manifestando, y por eso tenemos que trabajar tan arduamente para que el Espíritu Santo esté activo en nuestra vida. Decimos que es un trabajo arduo. Sí, lo es, porque aún no te has apropiado de estas pala­bras. Estos pensamientos transmitidos abiertamente y con elocuencia aún no son tus pensamientos. Tú no piensas como yo. Incluso en el cerebro de esta mujer yo pienso como un Dios, uso el cerebro como un Dios. ¿De qué otra manera explicas esas horas de orienta­ción fluida? Esa es la mente de Dios que fluye a través de un cerebro humano, a la cual podrías criticar fácil­mente, pero no puedes negar que está fluyendo. Te es­toy dando una demostración del pensamiento común, fluye desde mí de manera ilimitada. Ni siquiera pue­des sostener una conversación conmigo. Tu pasado está reforzado por lo común de tu personalidad, y lo mila­groso aún no es parte de tus pensamientos. No piensas como Dios, por lo tanto, no puedes vivir como Dios.

No se trata de lo que haces: se trata de lo piensas. Y como tu profesor te digo que para mí tus pensamien­tos son realidad. No me importa lo que hagas después, es insignificante. El punto de realidad se creó en tu cerebro, y tú contemplaste el pensamiento. Eres un tonto si crees que esos pensamientos no están expuestos
 a todo el mundo del plano de la luz y más allá. Eres un tonto si piensas que son privados, pues no lo son.
La divinidad fingida sólo te conducirá a la tumba, y habrás perdido un cuerpo que te permite realizar las maravillosas obras del reino del cielo. Retomo mi pre­gunta: ¿por qué le temes tanto a tu personalidad? ¿Por qué piensas que si eres un ser divino vas a perder vida? ¡Qué tontería tan absurda!

Y no te excuses diciendo: «Soy joven». Esa no es una excusa. La juventud ofrece la mayor reserva de energía para la consumación del Cristo en la materia. Cuando envejeces, se hace difícil eliminar el dolor de tus huesos, porque gran parte de tu vida emocional ahora está en ellos. Es aún más difícil cuando ya no eres tan viril como para encontrar la energía hormo­nal que ha perdido el cuerpo, para resucitarla en una clase de pasión que conocías sólo cuando eras joven e imprudente. Todos piensan que son indestructibles cuando son jóvenes. Son las hormonas las que te ha­cen pensar así, pero se abusa de ellas, no se las usa.

¿Cuál es la recompensa? El reino de los cielos. ¿Y qué significará eso? Significa que la mente se coloca en el altar de Dios, y se coloca allí para que Dios sim­plemente la tome y la utilice como un instrumento para crear el paraíso. Cuando lleguemos a ese punto, debemos depositar una pesada carga en ese altar, lo que no es fácil, pues es difícil dejar a un lado nuestras enfermedades, ya que han constituido nuestra perso­nalidad. Es difícil dejar a un lado nuestra sexualidad, pues nos ha causado problemas que le han dado senti­do a nuestra vida. Los problemas son siempre una ra­zón para vivir.

Es difícil dejar a un lado la sexualidad. Es difícil dejar a un lado la identidad femenina, porque te ha hecho llegar muy lejos en la vida. Pero yo te digo que un día no te llevará a ninguna parte. Es muy difícil dejar a un lado la identidad masculina, porque enton­ces piensas que te pierdes la juventud. Te pido que te plantees conmigo, ¿hay algo que hayas hecho que no continúes haciendo? Consideremos tus hábitos, ¿cuán­do tienes suficiente? Tienes suficiente cuando lo has hecho una vez, pero si eso no basta, te pido que razo­nes conmigo —muéstrame tu lógica, yo te escucha­ré—, ¿cómo es que la redundancia de esa actividad de tu vida podría ser superior a la vida de una maestro? No lo es.
¿Significa que tienes miedo de que no te quieran? Si te aferras al amor por medio de tu cuerpo, tu apa­riencia, tu juventud, o lo que sea que te haya funcio­nado —lo que ha hecho que esas personas estén en tu vida—, si temes perder eso por el reino de los cielos, entonces no eres digno del reino de los cielos y te has rodeado de las personas equivocadas en tu vida. Si lle­vamos eso un poco más lejos, yo diría que tus pensa­mientos las han creado a todas ellas, así que tus pensamientos están equivocados, pues pienses lo que pienses en tu cerebro, debe consumarse aquí, en los rostros de cada persona de tu vida.

Es mucho lo que hay que poner en el altar. Es mu­cho lo que supone confiar en Dios. Pero Dios no se tra­ta de confiar; se trata de ser. La confianza existe sólo cuando estás separado de algo. Nunca puedes descon­fiar de ti mismo, eso sólo ocurre cuando estás separado de ti; y tú estás separado. Nadie puede desconfiar nun­ca de sí mismo, porque siempre vive aquello que es su yo, ya sea el humano o el Dios. Jamás puedes descon­fiar de lo que eres. Puedes predecir lo que serás por tus pensamientos, pero cuando se trata de otra persona, eso es un signo de separación, es un acto de confianza. En Dios no existe el confiar; sólo existe el ser.

Así es como es. En mi larga carrera, no sé cómo decirte de manera más sencilla que has elegido tus pen­samientos, y que eliges pensarlos cada día como pen­samiento común. Entiende esto: no debería haber sorpresas en tu vida, porque no hay nada que suceda en tu vida que primero no hayas pensado, contempla­do y fantaseado como pensamiento común, el pensa­miento más poderoso de todos. No me mires y digas: «Fui inocente de esto». No lo fuiste. Decláralo abier­tamente. Eres un creador, y atribúyete el mérito por eso, pues tú has tenido la fantasía, tú contemplaste el pensamiento, le diste vueltas en tu cabeza, conspiras­te, manipulaste, fuiste astuto, y ahora lo has consegui­do con todas esas complejidades. ¿De qué manera más sencilla lo puedo decir?

Yo estaría totalmente fuera de lugar si te dijera que estas son las enseñanzas más elevadas que hayan exis­tido, sin que tú las demostraras por ti mismo. Pero como tú has sido lo milagroso en esos espléndidos momen­tos, yo estoy aquí para decirte que funcionan, y que funcionan para todo el mundo.
Depositas mucho en el altar de Dios, pero cuando cruces el río verás que no fue nada. Todos vais a cruzar el río, porque todos vais a morir. Cuando cruces y es­tés fuera de este cuerpo —y fuera de esta red neuronal atascada en sus hábitos— y eches una mirada hacia atrás, vas a entender lo que te estoy diciendo. Tal vez haga falta otra de estas vidas para que llegues a verlo.

Algunos piensan que yo no te dejo en paz. Es ver­dad, no te dejo en paz. ¿Y por qué debería hacerlo? Soy tu profesor. Te estoy diciendo lo que ningún otro puede decirte, ni siquiera tus mejores amigos, pues ell0s nunca te dicen nada; siempre te dicen lo que les bene­ficia a ellos.

Vas a tener que reemplazar tu mente pertenecien­te al mundo popular del ego alterado, sus idas y veni­das, sus imágenes, sus expectativas. Vas a tener que reemplazar algo de ese mundo con ser Dios, crear un mundo y hacer cambios en él. Entonces, cuando ca­minas por el mercado sabes que lo has afectado en vez de estar ahí sólo para pasar un buen rato. El mejor de los tiempos —y así es— es el no tiempo. Caminar por un mercado y que no haya tiempo significa que lo has cambiado. Ese es el mayor de todos los obsequios. El mercado jamás te hará pasar un tiempo mejor que el que tú vas a crear, te lo aseguro.

Si dices que eres seriamente un Dios de la Gran Obra, debes dedicar una parte de tu vida a ser ese Dios. Y eso no significa que tengas que pasearte en una larga túnica y propugnar palabras vacías. Significa que de­bes vivir su sustancia y ser recto.

RAMTHA

EN CASA CON DIOS


No tienes nada que aprender. Lo único que tienes que hacer es recordar. La vida es un proceso de crecimiento. El crecimiento es la evidencia de la presencia y la expresión de la Divinidad. Toda la vida funciona de esta forma.
Piensa en el árbol que ves desde tu ventana. No sabe más ahora, cuando tiene cinco metros de altura y te cubre con la sombra de su gigantesca copa, de lo que sabía cuándo era un minúsculo brote. Toda la información que necesitaba para convertirse en lo que es hoy estaba contenida en su semilla. No tuvo que aprender nada. Simplemente tuvo que crecer. Para crecer usó la información que estaba encerrada en su memoria celular.
No eres diferente del árbol.
Incluso el árbol necesita que el sol estimule su crecimiento.
Toda la vida está interconectada. Ningún aspecto ni individualización del Todo actúa independientemente de cualquier otro aspecto o individualización. La vida, de forma continua, crea interactivamente. Estamos produciendo resultados mutuamente. No hay ninguna otra forma en que podamos producirlos.
Tu conversación con otros y toda la información que te viene del mundo exterior son como los rayos del sol. Hacen que las semillas que hay dentro de ti crezcan.
Hay muchas cosas que existen en tu mundo exterior. Aún así esas personas, lugares, objetos y acontecimientos son sólo recordatorios.
Son como señales de tráfico.
Es en eso, en realidad, en lo que consiste el “mundo exterior”. El mundo físico está diseñado para proporcionarte un contexto dentro del cual puedas experimentar en el afuera lo que conoces dentro de ti.
Y entonces en realidad me beneficio de que el mundo a mí alrededor se presente exactamente como lo hace.
Todos los humanos lo hacen. Por eso he dicho que, cuando mires al mundo y todo lo que te ha pasado, “No juzgues ni condenes”.
Usemos al árbol como nuestro fiel amigo en esta parte de nuestra discusión, para que nos ayude a encontrar un entendimiento más profundo.
Imaginemos que te has salido del claro de un bosque y te has metido en sus espesuras. Nunca te has adentrado tanto en el bosque y sabes que es probable que tengas alguna dificultad para ubicar el claro otra vez. Así que pones marcas en los árboles según avanzas.
Ahora cuando te vas del bosque, ves estas señales y recuerdas que las pusiste ahí para poder encontrar la salida.
Estas señales son exteriores a ti. En última instancia te guiarán de vuelta a Casa, pero no son la “Casa” misma. Las señales te muestran el rastro, el sendero, el camino, y el camino te resulta familiar. Lo reconoces. Es decir, lo “re-conoces” o “lo conoces otra vez”. No obstante, el Camino no es el Destino. Sólo tú puedes llevarte al Destino.
Otros pueden dirigirte a un sendero, otros pueden enseñarte su camino, pero sólo tú puedes llevarte al Destino. Sólo tú puedes decidir estar en Casa con Dios.
Tu mundo exterior es el sendero. Está ahí para llevarte de vuelta a Casa. Verdaderamente, Todos los sucesos de tu mundo exterior están ahí para hacer exactamente eso. Por eso los pusiste ahí.
ningún camino de regreso a Casa es mejor que otro.
Todos los caminos te llevan allí, porque todo lo que se necesita para llegar allí es verdadero deseo, un corazón puro y abierto, y fe en que Dios no tiene ninguna razón para decir: “No, no puedes estar conmigo” a ninguna persona por ninguna razón, y menos aún porque simplemente haya creído en Dios en una forma diferente.
Todas las religiones verdaderas son maravillosas y todas las enseñanzas espirituales verdaderas son caminos hacia Dios, y ninguna religión ni ninguna enseñanza es más “correcta” que otra.
Hay más de un camino a la cumbre de la montaña.
La religión fue creada por las culturas humanas para ayudar a los que nacieron dentro de esa cultura a saber y entender que hay una fuente de ayuda siempre presente en tiempos de necesidad, de fuerza en tiempos de desafíos, de claridad en tiempos de confusión, y de compasión en tiempos de dolor.
La religión es también una manifestación de la conciencia instintiva de la humanidad de que los ritos, las tradiciones, las ceremonias y las costumbres tienen un enorme valor como marcas que afirman la presencia de un grupo de gente en el mundo y como el adhesivo que asegura esa presencia al mantener unida la cultura de un grupo de gente.
Cada cultura tiene una tradición hermosa y única que honra una verdad hermosa y esencial: que hay algo más grande y más importantes en la vida que los deseos propios o incluso que las necesidades propias; que la vida en sí misma es una experiencia mucho más profunda y mucho más significativa de lo que mucha gente se imagina al principio; y que es en el amor y el interés mutuo y el perdón y la creatividad y el espíritu de juego y el unir las manos en un esfuerzo conjunto para alcanzar un objetivo común donde se descubrirán las satisfacciones más profundas y los goces más maravillosos del encuentro entre los hombres.
Entonces, que cada uno de ustedes tome su propio camino hacia mí. Emprendan su propio viaje a casa. No se preocupen por cómo los otros están haciendo el suyo ni juzguen sobre ello. Ustedes no pueden dejar de llegar hasta mí, y ellos tampoco pueden.
Verdaderamente, todos se encontrarán cuando estén juntos en Casa, y se preguntarán por qué discutieron tanto por detalles de tan poca importancia.
Por favor, no confundas lo que está en tu corazón con lo que está en tu mente. Lo que está en tu mente ha sido puesto ahí por otros. Lo que está en tu corazón es lo que llevas de mí contigo.
Así y todo puedes cerrarme tu corazón, y muchos lo han hecho. Y muchos también han cerrado sus mentes.
Y, por favor, no les digas a los demás que, a menos que ellos crean en lo que está en tu mente, los voy a condenar.
Y finalmente, haz lo que quieras, pero no los condenes tú mismo, en mi nombre.

NEALE DONALD WALSCH

domingo, 27 de mayo de 2012

LA BIOLOGIA PERFECTA DE LA HUMANIDAD Y LA TIERRA Y SU RELACION CON EL UNIVERSO

Publicado por KAI

La vida en la tierra se manifiesta siempre de una manera perfecta y armoniosa. El cuerpo humano contiene en si mismo y su biología, las claves del funcionamiento del universo y las realidades y sin embargo, no nos percatamos de eso y no le damos el debido respeto y valor a lo que nuestro cuerpo representa.
La Humanidad como colectivo no ha sido hasta ahora capaz de darse cuenta de que, en nuestro mismo cuerpo están todas las respuestas que hasta ahora se han buscado a lo largo de la historia a través de las diversas filosofías creadas por el Ser Humano para lograr comprenderse a si mismo y al Universo.
Es el cuerpo humano en si, una pequeña enciclopedia biológica, viviente, en el cual están contenidas las verdades mas grandes del Universo representadas como células, cromosomas, como vida, como sentimientos. Es en el cuerpo Humano donde se alberga toda esa sabiduría que el mismo ha buscado fuera.
Seré un poco mas claro: La concepción y el nacimiento de los seres humanos, por ejemplo, es uno de los actos mas maravillosos del universo! pues representa en si mismo la forma en que Dios crea la vida, desde el comienzo hasta el final, representa la forma en que se crean las realidades perfectas y armoniosas.
Un nacimiento humano contiene todos y cada uno de los procesos con los que la vida es creada por Dios en cada rincón del Universo. Dios crea las realidades, los Universos y los seres en base a sus aspectos masculino y femenino, en base a su mente y corazón, ambos en perfecto equilibrio y Unidad.
Dios, no podría crear en base a solo un concepto, no podría crear únicamente en base a su aspecto masculino por ejemplo, sin la intervención de su aspecto femenino, una creación de esa manera no tendría la perfección ni el equilibrio que tiene una creación armoniosa entre ambos aspectos. Tal como ocurre biológicamente con la concepción humana, el hombre no es capaz de reproducirse a si mismo sin la intervención de la biología femenina. El proceso de la concepción es exactamente igual al proceso de la creación de una realidad perfecta idealizada por Dios, por un Ser Ascendido en perfecto equilibrio.
Una idea se forma en la mente de Dios, la cual contiene en su semilla el patrón geométrico y la intención de lo que será su creación. Contiene en esa idea el patrón completo de lo que esa vida manifestara, ya sea un Universo, una galaxia o un Ser.
Esa idea proveniente de la Mente de Dios se traslada a su corazón, su aspecto femenino. Es ahí que esa idea toma forma, alimentada por los sentimientos y la vida que fluye constantemente en su corazón. La creación, se forma perfecta, pues en ese océano de amor toma la forma perfecta que la mente ideo.
De la misma forma en que Dios emite una idea primaria mediante su aspecto mental masculino, en la concepción humana el espermatozoide contiene los cromosomas, lo que le dará forma al nuevo ser, la nueva vida, es la idea primaria, lo que contiene en sus cromosomas el patrón genético de lo que esa nueva vida manifestara en su cuerpo.
De la misma forma en que la idea proveniente de Dios se traslada a Su Corazón, el espermatozoide se traslada al vientre materno, a la energía femenina. Es ahí donde el Ser tomara la forma, alimentado por los aspectos femeninos y la vida que fluye constantemente en el vientre materno, el cual contiene todo lo necesario para que la vida se forme. La creación se forma perfecta, pues han intervenido en orden perfecto ambos aspectos, el masculino y el femenino, espermatozoide y ovulo. Tal como sucede en el Universo, de la misma forma en que crea las realidades Dios.
Y así, nuestro mismo cuerpo, ese lugar tan familiar en que habitamos día a día, es un milagroso ejemplo de la forma en que se pueden crear hermosas y perfectas realidades si equilibramos y utilizamos ambos aspectos de Nuestro Ser, Masculino y Femenino, Mente y Corazón.
Porque la humanidad no ha sido capaz de percatarse de esos milagros grandiosos que ocurren frente a sus ojos en todo momento?
Quizá porque hasta la fecha se le ha quitado todo el poder al aspecto femenino, en todas sus formas y niveles de Ser.
La humanidad solo le ha dado valor al aspecto masculino del Ser, dándole únicamente valor a la mente, relegando el corazón y el amor, sin tomar en cuenta que la perfección no se puede alcanzar al centrarse únicamente en un aspecto, al Ser únicamente mente, únicamente masculino.
Dios es ambos, masculino y femenino.
Y eso también es visible y esta representado en la forma en que la Humanidad ha creado su realidad, el mundo en el que se desenvuelven. Utilizando únicamente la mente para comunicarse se han destruido a ellos mismos durante milenios, Utilizando únicamente la mente para construir sus ciudades y su mundo han destruido y mancillado a la Madre Tierra, aquel Ser maravilloso que sostiene sus vidas y les da el alimento es energía femenina, es amor.
Somos Dios, toda la perfección del Universo esta contenida en estos cuerpos físicos, toda la sabiduría, todo el amor de Dios esta contenido en cada una de nuestras células y en cada uno de nuestros procesos esta representada la grandeza del Universo.
Quizá, si tomáramos un momento para sentir y estar, realmente estar en nuestro cuerpo, escucharlo y amarlo por lo perfecto que es, conectarnos a nuestras células, percibir su sabiduría y su memoria ancestral, lograríamos expandir nuestra conciencia y encontrar las respuestas que buscamos, sin necesidad de ir a ningún lugar lejano, sin necesidad de esperar a que alguien mas responda las preguntas que afloran en nuestro corazón, permitamos que sea nuestro cuerpo el que nos responda, permitamos que la Luz y la Ascensión se manifieste ahora mismo en nuestras células!
Y así, convertirnos en seres perfectos en equilibrio, existiendo en el ahora como el microcosmos en expansión que somos, como perfectas individualizaciones de Dios!
Somos bendecidos en Luz y Alegría!

EL GRAN DIAMANTE


Aproximación a un estudio con metáforas
En la “mente” del Creador el proyecto estaba listo. Dio el “pistoletazo” de salida y el Universo comenzó a nacer, conjuntamente con el espacio, el tiempo y las dimensiones.
De la Nada surgió el prodigio. La Nada: uno más de los insospechados atributos de la Divinidad Eterna. Y de otro de esos atributos y para facilitar la comprensión, configuraremos la imagen de lo que da título al presente trabajo: EL GRAN DIAMANTE.
Satisfecho el Divino Creador por su Magna Obra, sintió el deseo de conocerla a fondo, recorriéndola en su totalidad, sin dejarse ni uno sólo de sus recovecos y participando de la infinidad de Energías de las que estaba provista.

Optó por desintegrarse en fragmentos o copias de SÍ MISMO; “hologramas” de la totalidad de su Divina Esencia; un Gran Diamante presentando tantas facetas como fragmentos; ESPÍRITUS, como se los denominó posteriormente.
Antes de lanzarlos al descubrimiento, quiso el Creador dotarlos de cierto grado de “individualidad” revestida con alguna libertad de decisión. Y, a su vez, dispuso que NO recordasen quiénes eran realmente; seguirían siendo, todos y cada uno de ellos, el mismo eterno Dios, pero sin recordarlo. No obstante, les permitió saber que la suma de todos ellos conformarían la totalidad de la Divina Esencia. Conocimiento que a nuestros recién estrenados Espíritus les colmó de alegría. Al propio tiempo supieron que contarían con el apoyo incondicional y asesoramiento de la JERARQUÍA, “mecanismo” creado para facilitar el desarrollo de la misión encomendada.
A medida que iban amoldándose a la nueva situación, comenzaron a ser conscientes de que ahora eran ellos a quienes tocaba “mover ficha”. Trataron de iniciar un desplazamiento y… ¡oh, maravilla! avanzaron y “vieron”, asombrados, cómo se iban oscureciendo sus respectivas facetas (del Gran Diamante) , al tiempo que ellos empezaban a “brillar” gracias a la Luz del entendimiento.
Se detuvieron y fue entonces cuando pudieron comprobar que  no estaban “solos”, una representación de altos dignatarios de la Corte angélica y una nutrida presencia de entidades angelicales menores les acompañarían para dar realce a sus logros, tan pronto se produjeran, todo el tiempo que durasen los “viajes” a realizar. A su vez, encontraron en sus respectivos “equipos” cierto lugar para ir “almacenando” toda la información captada como fruto de sus experiencias. (Estaba previsto que dicho lugar sería ocupado por los que vinieron en llamarse “Guías” y que no serían otra cosa que la “memoria” del propio Espíritu perfectamente clasificada por temas, situaciones y circunstancias).
Y llegó el gran momento: Todos los Espíritus, al unísono, se aprestaron a dar un vacilante paso en “dirección” al primer “aspecto” de la Creación que debían visitar. Un “mundo” inimaginable –para nosotros, por ahora- y el cual, sin duda, formaría parte de una “pieza” hallada en el equipo titulada “escala multidimensional”.
Nuestro Espíritu… -a partir de ahora cederemos el protagonismo al tuyo, amigo lector, o al mío-, pensó que lo mejor para avanzar sería crear un “explorador”, al que llamaríamos y llamaremos CONCIENCIA. Así lo hizo y lo lanzó para que se integrase en aquella “situación” indescriptible y comenzase su labor: aprender y recoger. La experiencia resultó absolutamente satisfactoria; al punto de recibir los plácemes de la protocolaria Corte angélica de acompañamiento.
El Espíritu –al que a partir de ahora mismo denominaremos MAESTRO- guardó la “cosecha” en los almacenes previstos, al tiempo que decidía permanecer en el punto donde se hallaba. Para proseguir con la “exploración”, convirtió su primera Conciencia en Maestro, si bien con algunas simples atribuciones menos y sin el recuerdo de lo “vivido” en lo recientemente experimentado.
Este “nuevo” Maestro conservaría intacta toda la Esencia Divina (a la que más tarde se le daría el nombre de ALMA), su propia Esencia, recibida de su Maestro y se haría cargo de todas las entidades de protocolo.
El nuevo Maestro situado en el mismo “mundo” que él exploró siendo sólo Conciencia, sólo sabe que debe avanzar y para ello crea un nuevo expedicionario, una nueva Conciencia, y ambos se lanzan al siguiente “peldaño” de la citada escala.
Una vez allí, esta otra nueva Conciencia se integra en “lo” que allí predomina e inicia la labor: aprender y recoger. Y cuando creemos que ya hemos cumplido regresamos al “aspecto” inmediatamente anterior y allí se nos hace saber que está todo muy bien, pero… lo aportado no cumple con las expectativas; no hemos logrado lo suficiente. Sin dudarlo ni un solo momento solicitamos regresar, se nos acepta y renacemos –no sin antes de haberlo olvidado todo por completo- y seguiremos experimentando y recogiendo una vez más… diez veces, cientos, miles de veces…
Y no seré yo sólo el único. Más adelante llegaremos a conocer que todos los expedicionarios habrán pasado por casi lo mismo.
Desconocemos cuántos “peldaños” tendrá la escala y es por ello que, sin más dilación, cada Maestro habrá realizado una copia de sí mismo (cada vez más limitada) valiéndose de su propia Conciencia, a la par que crea una nueva, un nuevo explorador, que lanzará para que se integre, aprenda, experimente, recoja y acarree todas cuantas veces sea necesario.
Nos situaremos ahora en el “peldaño” que muy bien podría corresponder a la misteriosa, por desconocida, 6ª.Dimensión. Porque lo que allí encontrará nuestro expedicionario ya se acerca bastante a lo que un humano de nuestros días sabría interpretar. Nos hallamos en el feudo de la VIBRACIÓN, de la Vibración creada que nada tiene que ver con la eterna.
El humano conoce y hasta domina dicha Vibración, en todas sus gamas de frecuencia, y es capaz de detectarla, utilizarla y sentir sus efectos, y hasta de producirla  a cualquier frecuencia deseada. (Si en la Tierra existen mil millones de teléfonos móviles, cada uno trabaja a una radiofrecuencia distinta)
Allí nuestros exploradores descubrirán –descubriremos- que son –somos- Vibración, pero de la eterna, naturalmente.
Cada explorador de los que fuimos llegando nos íbamos integrando –fusionando- con aquellas frecuencias todas distintas entre sí y… ¡oh, maravilla! todas ellas eran capaces de crear diferentes aspectos de sí mismas (gracias, posiblemente, a lo que nuestros científicos más tarde denominarían ARMÓNICOS) y que a la vez les permitía gozar de algo parecido a la Consciencia y comunicarse de algún modo con sus semejantes.
Después de muchas “idas y venidas” pudimos tener noticia directa de la existencia de la ENERGÍA, también del átomo, del electromagnetismo y hasta de la gravitación. Conocimientos que tendríamos de olvidar cuando nuestras respectivas Conciencias convertidas en Maestros y habiendo realizado paralelamente unas nuevas Conciencias nos lanzasen a descubrir la 5ª.Dimensión. Siempre y como en todos los “viajes”, acompañando a los Maestros.
¿Aquello era la 5ª.? Efectivamente, aquella gigantesca nube de… ¿gas? Era la 5ª.Dimensión. Penetramos en ella. Era hueca. Ocupaba su interior una inmensa cantidad de esferas, aparentemente de la misma composición gaseosa, pero al aproximarnos pudimos comprobar que en realidad se trataba de perfectos dodecaedros (12 facetas pentagonales). Todos ellos en constante movimiento dibujando en el espacio líneas rectas y arabescos. (Un humano les asignaría unos 8 metros de diámetro)
Dejamos a nuestros expedicionarios fusionándose con la Energía y creando una especie de nuevo hogar con una "vibración" algunos de cuyos Armónicos resonaron fuertemente al acercarse con el recién llegado.
Pensaron -pensamos- que había llegado el momento de tomarse un descanso y nos dedicamos a la familia y al hogar. Conocimos una de las muchas magnitudes del tiempo y el mundo del electromagnetismo. Allí vimos también al que luego se le conocería con el nombre de Kryon, que no era una Conciencia en viaje de exploración, como nosotros, sino un enviado de la Jerarquía para hacerse cargo del Servicio Magnético.
Kryon lucía la misma forma dodecaédrica que nosotros, pero toda su superficie estaba "rayada" con líneas de muy variados colores. A nosotros se nos asignó una sola y de un sólo color, para distinguirnos de los no fusionados todavía.
Kryon -que, por cierto, ese no era su real nombre- nos descubrió cuál era el "código" que nos diferenciaba... nuestro "nombre"; una mezcla de vibraciones exclusivas para cada uno. Un humano no sabría distinguir si ese "enrevesado" nombre era música, color o una larguísima e impronunciable palabra. El de Kryon era eso mismo pero de mucha mayor complejidad.
El tiempo transcurría en la más absoluta placidez (una hora en la 5ª. vendría a ser como un siglo en la 3ª.) Hasta que un buen día Kryon recibió una alarma: un fragmento del Cosmos sólido estaba amenazado de destrucción cosa que hubiera afectado, caso de producirse, una importantísima debacle local. Se trataba de un planeta, la Tierra concretamente.
Kryon se dispuso a salir inmediatamente para prestar ahí sus servicios, al tiempo que solicitaba "voluntarios" entre nosotros. Nuestros Maestros aceptaron enseguida y fuimos lanzados por el "viento del nacimiento", no sin antes haber dejado atrás todos nuestros recuerdos y vivencias. Caímos en una "oscuridad", las entrañas de una hembra pleyadiana gestante que sería la llamada a darnos nuestro primer aspecto sólido. Más tarde, fuimos directamente destinados a las hembras homínidas, las naturales de la Tierra.
Entre tanto Kryon había solucionado la anomalía surgida en el planeta y que concernía a su responsabilidad: la rejilla de Gaia. Más tarde nos informó que no se había producido el terrible "argamenon" anunciado por los antiguos, gracias a nosotros los humanos que, con nuestra presencia y voluntad habíamos evitado el cataclismo.
Kryon resolvió lo de la rejilla y nosotros, los humanos, conseguimos incrementar la vibración del planeta y salvarle de una imparable autodestrucción gracias a nuestra presencia y fuerza de voluntad.
Pero es preciso introducir antes una aclaración por si lo de Las Pléyades sorprendió. En la percepción del Cosmos "sólido" no sólo participa la Tierra y Pléyades, nuestros exploradores llegaron a infinidad de otros mundos. Toda la percepción sólida es 3ª.Dimensión.
Habremos de dedicarle unos párrafos a la Tierra; planeta hostil y sanguinario que tanto trabajo y sufrimientos nos depara. No entraremos en detalles por ser todo ello sobradamente conocido. Algunos de nosotros llevamos infinidad de encarnaciones por lo arduo de nuestra labor. Kryon y su equipo siguen aquí porque se encariñaron con los humanos hasta el punto de que tanto él como otros Enviados hallaron el modo de conectar directamente con nosotros y hacernos llegar su AMOR y sus enseñanzas por la vía de lo que se conoce como "canalización".
¿Y cuál es esa labor nuestra que tanto nos está costando concluir? Hay quienes lo simplifican con una sola palabra: "despertar". En realidad se trata de obtener el máximo grado de CONSCIENCIA; conseguir el mayor número posible de respuestas a todas las incógnitas que nos embargan; en despojarnos cuanto antes del MIEDO ancestral -producto de la Ignorancia- que nos atenaza, etc.
Habremos de reconocer que algo sí estamos avanzando, muchos sabemos ya quiénes somos realmente, que el Padre está en nosotros y que agilizaremos nuestro regreso al hogar AMANDO y AMÁNDONOS.
Y este sentimiento habrá de facilitarnos las cosas. Y no se trata de "evangelizar" a nadie. Sólo "predicar con el ejemplo". Este rayito de Luz que ya estamos consiguiendo iluminará nuestro entorno ayudando a los "aletargados".
En la 5ª., alguien nos está esperando. Amemos y así nos reuniremos más pronto.
¿A qué o a quién le damos el nombre de JERARQUÍA?
Jerarquía es la VOLUNTAD DEL CREADOR, disociada de su Divina Esencia. Un dispositivo automático y autónomo.
El Creador, consciente de la magnitud de su Obra, decidió que habría de equilibrar su infinita potencia y evitar un caos que muy fácilmente podría llegar.
Nos ceñiremos, por el momento, a lo que en nuestro ámbito terrestre hemos sentido y conocido. En pasados tiempos a los "efectos" notables de la labor de la Jerarquía se le denominó DESTINO.
Y es muy posible que pronto se la conozca como MÁQUINA DEL DESTINO.
Resultaba muy cómodo, por nuestra parte, imaginarnos a un Dios justiciero enviándonos, a capricho, premios y castigos sin motivación aparente.
Y ahora ya comenzamos a entender que esto no es así y nunca lo fue... Todo tiene su razón de ser; TODO.
Conozcamos ahora un poquito de esa "máquina" incomparable.
Más arriba quedó dicho que el dispositivo estaba programado con "máximos" y "mínimos" para realizar su labor de modo independiente. Sin tener que ir a cada momento a recibir instrucciones del Creador.
Además la máquina dispone de una pantalla inmensa reproduciendo ininterrumpidamente toda la actividad universal desde todas sus "dimensiones".
Y en un minúsculo rinconcito de esa pantalla aparece Vía Láctea,
y en ella, nuestra Constelación: y en ella, nuestro Sistema Solar; y en ella, nuestro planeta.
Diríamos que, para aportar una imagen en ayuda de una mejor comprensión, la máquina dispone de un inconcebible tablero (como los de ajedrez, pero con trillones de casillas) y allí aparecemos los humanos moviéndonos como fichas de cuadrito en cuadrito.
Tal parece que somos nosotros quienes decidimos nuestras particulares "jugadas". Y en parte es así, pero no en todo. La Jerarquía nos mantiene ligeramente atados y es ella la que toma las decisiones por nosotros cuando conviene a todo el conjunto... A TODO EL COSMOS.
Y quede claro que ella -ni nadie- puede conocer el futuro. Pero la Jerarquía contempla la totalidad de los "movimientos" de energía y materia. Y puede calcular siempre y al instante la inminente colisión entre dos galaxias… la caída al río de un bus escolar, desde un puente, afectando a todos sus ocupantes… el progreso de un óvulo fecundado... etc.
La máquina está en posesión de la MATEMÁTICA completa. Algo inconcebible para nuestras mentes en el presente.
Empezaba a explicar que la Jerarquía conoce todos los movimientos y puede calcular y prevenir si el rumbo que lleva cada uno se saldrá de sus máximos y mínimos programados. También la todopoderosa "máquina" está ligeramente atada corta por quien puede: el Creador.
Cuando uno de nosotros muere en accidente o es favorecido por una inesperada y substanciosa herencia, es la máquina que, teniendo ante sí la totalidad del entorno y la colocación de cada una de las piezas, la que toma ambas decisiones, no Dios. Y lo resuelve así por dos razones, por conveniencias del entorno local y por conveniencias del conjunto cósmico.
La máquina, lógicamente, carece de "sentimientos"; es inflexible. Desoye todos los ruegos y súplicas que le llegan constantemente y de todo el Universo. Sólo la mueve la realización permanente de todos los ajustes necesarios para no caer en el caos universal.
Quien domine la totalidad de la Matemática, conocerá la totalidad de los "potenciales".
 Y es que los números, obviando su aparente frialdad, son una de las magnas obras del Creador. Son la base de casi todo.
Los números fueron creados junto con el tiempo y el espacio. Sin ellos, estos últimos no tendrían razón de ser.
El "despertar" se nos está administrando dosificada y equilibradamente. Ya dijimos una vez que si surgiera alguien mucho más despierto que todos los demás, lo encerraríamos en un psiquiátrico o lo crucificaríamos.
Existe un punto que por ser poco conocido y menos estudiado, considero que también podríamos reservarle un pequeño espacio. Y es el de la CLONACIÓN. Todos los Maestros poseen la facultad de poder realizar “copias” de sí mismos antes de iniciar un cambio de Dimensión. Una copia suele quedarse y la otra –u otras- se deslizan, juntas, por el “viento del nacimiento” yendo a parar cada una a las entrañas de una hembra gestante distinta.
Se tomó esta decisión desde buen principio por varias razones: nacimientos malogrados, que motivaban el regreso a “casa” de vacío, y también para amoldarse a los ritmos de crecimiento de la población de la nueva Dimensión en proceso de reconocimiento.
Ello nos ayuda a interpretar lo que nos anunciaron recientemente: la NO-MUERTE en la Tierra –y, quizá, en otros mundos. Cuando el cuerpo fallece su alma lo abandona y en algún caso esa alma (Maestro, Conciencia y Acompañantes de protocolo) no regresa a “casa” por decisión de la Jerarquía y pasa a ocupar un cuerpo que disponga de uno de sus “clones”, cuerpo elegido también por la Jerarquía, según conveniencias.
La Consciencia del cuerpo receptor no acusa cambio alguno con la llegada del nuevo Maestro porque son la misma Esencia Divina individual. En lo único que difieren es en que ambos están “impregnados” de experiencias distintas recogidas por los dos cuerpos. No obstante, poco conocen de los detalles por las circunstancias antes aludidas; es decir, sus limitaciones y su “amnesia” impuesta. Saben, eso sí, que “descargarán” sus experiencias al regresar.
Las genuinas “almas gemelas” de servicio en el planeta, son los clones de una misma alma y ésta con cada uno de ellos.
Existe un “lugar” sin espacio, tiempo ni luz al que se le suele dar el nombre de 4ª.Dimensión (…) que no es más que una etapa en el camino. Etapa que sólo ocupan aquellas almas las cuales, por circunstancias de variado origen, no han podido culminar su “viaje” de regreso y vagan extraviadas en la oscuridad. La incertidumbre termina para ellas tan pronto logran dar con la dirección a seguir, que tanto puede de retorno a la Tierra, para renacer o de regreso feliz a “casa”. Una vez más es la Jerarquía la que mueve estos hilos y sólo sabe ella el porqué.
Y, por último, quisiera dedicar unas líneas a lo que considero sea la más importante obra de la Creación: la VIDA. Gracias a ella los humanos hemos sabido de la existencia del Padre Creador y de Su AMOR a todas Sus criaturas.
Y a modo de epílogo podría incluir mi visión sobre cómo finalizará el presente Ciclo Universal.
Llegará un “momento” en el reloj cósmico en el cual no solamente se habrán concluido las labores de exploración y descubrimiento que quiso darse el Creador, sino que, además, y esto es muy importante, TODAS las almas del Universo habrán DESPERTADO completamente y se presentarán ante el Gran Diamante listas para ocupar su puesto en su faceta siendo portadoras de todas las experiencias recogidas.
Y, ¿cómo se realizará el Gran Regreso? Fácil. En primer lugar todos los clones serán absorbidos por sus respectivos Maestros originales. Y el último Maestro se reunirá –fundiéndose- con el anterior; éste hará lo mismo con el suyo… y así, sucesivamente, hasta llegar al primer Maestro que fue uno de los que inició la Expedición.
Cuando todas las facetas vuelvan a estar ocupadas el Gran Diamante lucirá con un brillo y un esplendor indescriptibles, al tiempo que sus facetas se van diluyendo y quedando el Gran Diamante convertido en una perfecta esfera inconcebible. Y en su interior toda la Corte Angélica entonará cánticos de bienvenida a los expedicionarios y de alabanza al AMOR de los AMORES.
                                                           .oOo.
¿Iniciará el Creador un nuevo Ciclo?
¿Aprovechará la Vida que sigue latiendo en el Cosmos gracias a la fauna y flora todavía presentes?
SÓLO ÉL LO SABE.
Quim Grau
Febrero 2012

sábado, 26 de mayo de 2012

LA TRISTEZA COMO MEDITACION

La tristeza puede convertirse en una experiencia tremendamente enriquecedora. Has de trabajarla. Es muy fácil escapar de tu tristeza. Todas las relaciones son, generalmente, formas de escapar de ella; procuras evitarla. Y siempre está ahí, oculta… la corriente continúa. Incluso emerge en numerosas ocasiones en tus relaciones. Entonces tratas de arrojar la responsabilidad sobre el otro, pero eso no es lo que ocurre. Es tu tristeza, tu soledad; aún no la conoces, y por tanto una y otra vez emergerá.

Puedes escapar de ella trabajando, puedes escapar de ella estando ocupado, con tus relaciones, con la sociedad, con esto y lo otro, viajando, pero no desaparecerá porque forma parte de tu ser. Todos nacemos solos; estamos en el mundo, pero solos; nacemos a través de nuestros padres, pero estamos solos. Y todos morimos en soledad; salimos de este mundo solos. Y entre esas dos soledades, nos engañamos. Está bien acumular valor y adentrarte en esta soledad. Por muy difícil y duro que resulte al principio, te compensará enormemente. Una vez que la conozcas, una vez que la disfrutes, una vez que la percibas, no como soledad, sino como silencio, una vez que comprendas que no hay escapatoria, te relajarás.

No puedes remediarlo, de modo que, ¿por qué no disfrutar de ella? ¿por qué no entrar en sus profundidades y saborearla, descubrir qué es? ¿Por qué tienes miedo innecesariamente? Está ahí y es una realidad; es existencial, no accidental. ¿Por qué no conocerla? ¿Por qué no entras en ella y descubres qué es?

Siempre que te sientas triste, siéntate en silencio y deja que esa tristeza te invada; no trates de escapar de ella. Siéntete lo más triste que puedas. No la evites. Recuerda esto. Llora al máximo, tírate por el suelo, revuélcate… y deja que desaparezca por sí misma. No la expulses; se irá, porque nada permanece para siempre.

Cuando se vaya, te sentirás descargado, absolutamente aliviado, como si toda fuerza de gravedad hubiera desaparecido y pudieras volar, sin peso alguno. Es el momento de entrar en ti mismo. Primero, ábrete a la trsiteza. Corrientemente, no te abres a ella; buscas sistemas para poder fijarte en otras cosas; vas al restaurante, te reunes con amigos, lees un libro o vas al cine, o tocas la guitarra; haces algo para poder sumirte en ello y distraer tu atención.

Has de recordar esto: cuando te sientas triste, no te pierdas la oportunidad. Cierra las puertas, siéntate y siéntete tan triste como puedas, como si el mundo entero fuera un infierno. Sumérgete en ella, profundiza en ella. Deja que cualquier pensamiento de tristeza te invada, deja que la emoción te agite. Y llora, gime, exprésate… en voz alta… no tienes por qué preocuparte.

En primer lugar, vive esa tristeza durante unos días, y cuando la tristeza desaparezca te sentirás muy calmado, tranquilo, como tras una tormenta. En ese momento siéntate en silencio y disfruta del silencio que está apareciendo en ti. No lo has provocado; te abriste a la tristeza. Cuando la tristeza desaparece, en ese espacio, surge el silencio.

Escúchalo. Cierra tus ojos. Siéntelo… percibe su textura… su fragancia. Y si te sientes feliz, canta y baila.

Osho