domingo, 17 de junio de 2012

EL ARTE DE MANTENER EL EQUILIBRIO

La razón por la que queremos entender cómo funciona nuestra mente
es para que podamos crear un equilibrio entre nuestro mundo interno
(pensamientos, sentimientos, impresiones)
y nuestro mundo externo
(palabras, acciones, comportamiento, relaciones, etc.)
El equilibrio es la base para la armonía en todos sus aspectos de la vida
en el universo, en la naturaleza... en el entorno,
              en la sociedad, en la familia e incluso en el individuo.
Mantener un equilibrio requiere un claro entendimiento de cuando hacer algo
y cuando no hacerlo, cuando empezar y cuando parar.
A esto también lo llamamos la habilidad de discernir y de tomar decisiones,
que es la tarea de nuestro intelecto.
Un intelecto claro tiene objetividad y nos da una amplia perspectiva
en nuestra actitud hacia los demás y las situaciones,
de esta forma uno puede fácilmente mantener este equilibrio
interior y exterior.
Cuando hablamos de equilibrio no nos referimos a equilibrio entre lo
positivo y lo negativo sino equilibrio sólo entre aspectos positivos que son opuestos uno con otro.
Por ejemplo, el equilibrio entre la tolerancia y la valentía,
o entre el amor y el desapego, o entre la paciencia y la determinación,
o ser preciso y a la vez estar libre de preocupaciones,
o no ser activo y ser silencioso.
Vamos a tomar ejemplo de la tolerancia y la valentía.
Todos sabemos lo importante que es la virtud de la tolerancia,
que tan a menudo es necesaria en nuestra vida diaria para evitar
conflictos y para permanecer en paz con nosotros mismos.
Con tolerancia somos capaces de aceptar las diferencias que existen y no tenemos miedo de ellas.
La tolerancia viene del entendimiento de que cada persona
es como un actor que representa su papel propio e individual
y de comprender que yo tengo que representar mi propio pape
lo mejor que pueda...
La tolerancia nos capacita a aprender de cada situación,
incluso aunque parezca muy negativa,
ya que mediante la tolerancia aprendemos a
no reaccionar negativamente, permitiéndonos así ver
el beneficio que está escondido en esa pérdida.
Sin embargo, si nos excedemos de tolerancia,
entonces el resultado es que nos hacemos apáticos,
indiferentes, despreocupándonos de lo que sucede.
La razón por la que la tolerancia puede llegar a un extremo,
es decir, a la indiferencia, es debido a que no la hemos equilibrado
con la valentía (afrontar a los demás o las situaciones) y ser activo.
Muy a menudo es necesario que digamos nuestra opinión
acerca de algo que es erróneo pero por falta de autoconfianza,
un poco de inseguridad o por tener miedo a la reacción de los demás,
preferimos mantener silencio y no hacer o decir nada.
No hacer o no decir por miedo a lo que los demás dirán eso no es tolerancia
Aunque es muy importante que digamos nuestra opinión claramente
sobre algo que no nos gusta o que no estamos de acuerdo,
aún así tenemos que poner atención que lo hagamos
con buenos sentimientos o por lo menos con ningún mal sentimiento o ego.
Ya que si la ira, la irritación o el odio está detrás de nuestras palabras
entonces la otra persona no escuchará, pensando que la queremos corregir.
Por eso, necesitamos ser capaces de ver el momento adecuado
para decir algo y también cómo decirlo de manera que
pueda haber comunicación.
Si por ejemplo alguien está enfadado con nosotros
e intentamos en ese momento decirle que lo está haciendo mal,
entonces es imposible hacerle comprender.
Es más sabio esperar el momento adecuado cuando la persona
esté calmada y entonces hablarle sin malos sentimientos.
Ya que la tolerancia no significa aceptarlo todo a ciegas,
sino por el contrario, entender y cambiar lo que puedo
y aceptar lo que no puedo cambiar.

Cuando mi entendimiento, mis experiencias y mis acciones son uno,
entonces puede haber armonía y estabilidad interior.
Y sólo cuando estamos estables los demás pueden confiar en nosotros.
Ni los demás no pueden confiar en mí ni yo no puedo tener fe
en mí mismo si un día estoy en paz y coopero
y al siguiente estoy enfadado y del mal humor.
Probablemente fe en nosotros mismos es la fe más difícil de tener.
Es fácil tener fe en Dios, por lo menos cuando tenemos problemas
o tenemos necesidad.
Es fácil también tener fe en los demás si nos ayudan.
Pero para desarrollar fe en nosotros mismos necesitamos
poner atención a no repetir el mismo error por segunda vez.
La hipocresía, es decir, hablar una cosa y hacer otra es
lo que destruye la fe y la confianza en sí mismo
y la fe de los demás en mí.
La honestidad conmigo mismo es muy importante
para ser capaz de crear ese equilibrio interior entre
pensamientos, palabras y acciones.
La honestidad hace que haya claridad y sencillez en todo;
no hay complicaciones no confusiones.
El equilibrio especial del intelecto ya que es
sólo mediante el entendimiento de lo que
se necesita, cuándo se necesita y hasta qué punto,
que nuestra vida podrá ser positiva
y con contentamiento.

Determinación y Paciencia...
Hemos hablado del equilibrio entre tolerancia y valentía,
amor y desapego, los cuales nos ayudan mucho en
nuestras actividades diarias.
Otro equilibrio es entre la determinación y la paciencia.
Necesito determinación para conseguir una meta.
No dejo que las distracciones me alejen de lo que me he fijado hacer.
Esa firmeza es muy admirable, sin embargo,
llevada al extremo, esa determinación se convierte
en cabezonería la persona se olvida del arte de
escuchar a los demás y no permanece fácil ni flexible.
La determinación para que sea correcta,
tiene que ir equilibrada con la paciencia.
Paciencia significa cambiar y seguir un objetivo pero sin presión.
La paciencia me enseña que no todo depende de mí;
a menudo tengo que esperar, tengo que tolerar situaciones y
personas mientras intento conseguir mi objetivo.

Paciencia es calma y quietud,
permitiendo que el gran factor del tiempo
juegue su parte.
La paciencia es una gran virtud, pero en su extremo
puede convertirse en descuido y pereza.
"Mañana, mañana", "no tengo prisa",
algunas veces tales frases pueden venir de
la pereza más que de la sabiduría.
Así que de estos ejemplos, pueden ver como cada una
de las situaciones de la vida requiere un número de virtudes
trabajando al mismo tiempo para que haya éxito.
Tolerancia
La tolerancia es rebotar aunque uno haya sido arrojado
contra una pared muy dura.
Un objeto cuadrado no puede rebotar,
pues está formado por contornos rectos pero
una pelota sí que rebotará, ya que es redonda y ligera.
No importa cual sea su tamaño, rebotará y volverá atrás.
Trabajar con líneas rectas significa perder u olvidar
las implicaciones de las cosas, significa también ser obtuso
y recibir dictámenes del presente.
Esta vida es todo lo que uno tiene y por lo tanto
es muy importante apuntar hacia sus objetivos con precisión.
Los ángulos del cubo y los cambios repentinos de
dirección pueden lastimar a las personas.
Nadie asocia una pelota con el dolor, sino con un juego.

La tolerancia surge al sentir que todo es como un trabalenguas
y que todas las cosas trabajan cíclicamente,
por eso sabemos que lo que ahora es incómodo pronto cambiará.
En la tolerancia y la flexibilidad hay un movimiento constante
porque uno está satisfecho con los cambios.
Un cubo cuadrado se coloca en una posición determinada
y ahí se queda...
Sin embargo, el que es tolerante puede ubicarse en
cualquier situación y puede aportar un elemento de diversión y humor.
El humor viene de muchas cosas:
de la necesidad de afrontar lo inadecuado,
o del dolor o de la desesperación,
pero el humor de la tolerancia
surge de un optimismo absoluto.
¿Cómo es posible tener tolerancia de forma natural, como una virtud más que como una necesidad?

Primero se debe amar con tranquilidad.
Observar cómo se desarrollan las diferentes escenas,
nacimiento tras nacimiento.
Jugar mentalmente con este ciclo de acontecimientos.
Esto le proporcionará un sentimiento muy elevado
de la belleza, de manera que aunque existan la fealdad
o los problemas, se incorporaran al diseño adecuadamente.
Uno debe amar a las personas, pero no de manera superficial,
sino viéndolas como seres que poseen un complejo
entramado de experiencias internas;
y también como seres que poseen en sus corazones un talento único,
que la mayor parte del tiempo se encuentra oculto.
Cuando uno comienza a mirar a los ojos de las personas
u observa sus peculiaridades, sucede al mismo
tiempo que se ve reflejado en ellos con sus propias rarezas,
entonces la tolerancia, se vuelve fácil.
En una expresión de su respeto por mantener
la calidad de la vida.
Donde no existe la tolerancia todo aparece común.
Lo cual es una lástima.
Es como pararse al borde de las cosas y fruncir el ceño.
La Tolerancia es decirle que sí al juego y divertirse.

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