“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”
Estamos despertando a una conciencia cósmica. Los cambios
que estamos experimentando a nivel físico y espiritual nos están guiando hacia
una conciencia de cuarta y de quinta dimensión. Para adecuarnos a estos cambios
es necesario sintonizar cuerpo, mente, alma y espíritu con la energía
universal, elevando así nuestra frecuencia vibratoria. Será entonces y sólo
entonces cuando dominaremos nuestras emociones y aprenderemos a amar.
Cuando era niña se puso
de moda decir que algo te daba “buena” o “mala vibración”, lo decíamos porque
era gracioso, y porque de una forma sencilla expresábamos que algo te agradaba
o te disgustaba. Éramos pequeños y no sabíamos realmente lo que estábamos
diciendo, pero con el tiempo esa expresión comenzó a adquirir su auténtico
significado, y descubrí que estábamos captando la vibración, el movimiento
interno de cada ser.
Todo es vibración.
Estamos formados por átomos en continuo movimiento que vibran generando
energía. El termino vibración ya era conocido por las culturas antiguas como la
egipcia y la griega. Se dio a conocer por medio del gran sabio Hermes
Trismegisto, en sus enseñanzas del Kybalion donde se enuncian los siete
principios universales, siendo el tercero el principio de vibración. La
compresión de este principio, que ha sido demostrado por la ciencia moderna,
nos permitirá controlar nuestra propia vibración.
La vibración explica las
diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de las fuerzas,
de la mente y del espíritu. Porque todo lo que existe tiene una vibración
natural, desde los átomos hasta la totalidad del universo.
La ciencia también ha
demostrado que las emociones tienen una frecuencia vibratoria propia. Es más,
los seres humanos sólo podemos experimentar dos emociones: Amor y Miedo. El
resto de emociones son derivadas directa o indirectamente de estas dos. El amor
tiene una frecuencia vibratoria alta, con una menor longitud de onda en
comparación con el miedo con una frecuencia vibratoria baja y mayor longitud de
onda.
Si las emociones son
parte del mundo que no podemos experimentar con nuestros cinco sentidos,
entonces ¿cómo es que somos conscientes de nuestras emociones? La única manera
de experimentar nuestras emociones, en esta dimensión, es a través de su
manifestación física, por ejemplo el enojo, puede causar el incremento de los
latidos del corazón, el incremento de la temperatura del cuerpo y generar otras
muchas características físicas. Así como la música de la radio es una
manifestación física de una señal intangible, la experiencia de nuestras
emociones, es la manifestación física de una señal también intangible
procedente de nuestra conciencia más elevada. Existe un interruptor que activa
o desactiva nuestros genes y ese interruptor es lo que llamamos emociones.
Vemos de esta forma que las emociones están vinculadas física y directamente
con el material genético humano. Genéticamente nuestro ADN cambia con las
frecuencias que producen nuestras emociones (específicamente en lo que los
científicos han dado en llamar “ADN basura”). Está demostrado que la frecuencia
vibratoria más alta, que es el amor, produce cambios no solo en el ADN, sino en
el ambiente que nos rodea, y por tanto tiene su reflejo en el mundo físico. Por
otra parte el miedo que es una frecuencia vibratoria baja interactúa y toca
relativamente pocos puntos del ADN. Por lo tanto un individuo viviendo con
miedo está limitando el número de antenas que tiene disponibles. Mientras que
una persona viviendo en el patrón del amor, con una frecuencia más alta, tiene
muchos más puntos potenciales activados. Con este descubrimiento, la ciencia ha
llenado un importante vacío entre lo físico y lo espiritual o etérico. Nuestras
emociones afectan directamente a la estructura de nuestro ADN, el cual a su vez
forma el mundo físico que experimentamos todos los días.
La Tierra también vibra
con una frecuencia propia y en los últimos tiempos los científicos han
constatado una reducción de la velocidad de rotación, lo que está provocando
una reducción de la intensidad su campo electromagnético. A pesar de este
hecho, la frecuencia de resonancia base también conocida como Resonancia
Schumann se está incrementando. La Resonancia Schumann es el latido del corazón
de la tierra, responsable del equilibrio de la biosfera y catalizador de todas
las formas de vida sobre el planeta. Nuestros cuerpos como integrantes de la
biosfera también reaccionan a este pulso electromagnético. Las células reciben
el pulso del cerebro, el cual lo recibe del corazón que a su a su vez lo recibe
de la tierra. Este pulso nos llega en última instancia desde el Universo
pasando a través de la galaxia y del sistema solar, de manera que cada uno de
nosotros compartimos esta pulsación con toda la existencia, todo es uno.
Desde que los científicos
empezaron a registrar las pulsaciones de la tierra, su ciclo siempre fue de
aproximadamente 7,83 Hercios. Se ha verificado que todos los vertebrados y
nuestro cerebro tienen esa misma frecuencia y que no podemos estar sanos fuera
de esa frecuencia biológica natural. Este fue un número constante hasta 1987. A
partir de los años 80 y de forma más acentuada a partir de los años 90, la
frecuencia paso de 7,83 a 11 Hercios. En una década se incrementó casi 3 ciclos
por segundo. Para el 2012 esta frecuencia se incrementará hasta 13 ciclos por
segundo, como nos lo indica la secuencia de Fibonacci.
¿Qué va a significar para
la humanidad este cambio de vibración? Es difícil saber con exactitud lo que le
sucederá a nuestros cuerpos, pero aquellos que no estén preparados tendrán
dificultades para lidiar con los rápidos cambios que experimentará la psique.
Con este salto cuántico
vibracional del planeta, llegaron nuevas frecuencias y un gran número de
personas generaron gran capacidad de sanar y canalizar información de forma
sorprendente, algo nunca visto anteriormente. Gracias a la aparición de estas
nuevas energías sanadoras surge Sanergía, una técnica renovadora que implica al
paciente en su proceso de sanación, sintonizando cuerpo, alma, mente y espíritu
con la energía universal.
Para afrontar estos
cambios de vibración debemos conectarnos con la verdad que está dentro de
nosotros, dentro de nuestra psique y dentro de nuestro verdadero “yo” interior.
La Conexión Sanergética te permite sintonizar con el campo electromagnético de
la Tierra, con tu diseño original, con tu frecuencia vibratoria autocurativa,
con lo que la naturaleza tenía previsto para ti. Te conecta con la plenitud del
Universo, abre la puerta a la quinta dimensión, a la plenitud del Ser y permite
descubrir quiénes somos realmente.
Especialmente en la
cultura occidental nos enseñan a ser “normales”, o lo que es lo mismo, a estar
felices y nunca tristes o enfadados. Cada sentimiento que no es creativo o constructivo
genera desequilibrio y malestar, considerado fugas de energía. Esto parece
correcto, pero lo cierto es que no estamos diseñados para reprimir ninguna
emoción negativa ya que ese es el verdadero origen del desequilibrio. Para
vencer esas emociones, debemos aceptarlas y no combatirlas. Tenemos que
reconocerlas y permitirles servir a su propósito a medida que aprendemos de
ellas. Es muy importante entender que cuando tememos algo, estamos dando a
otros la habilidad de controlarnos basándose en nuestros temores. No miremos a
nuestros miedos como una amenaza, debemos entender que este mundo material, es
solo una manifestación de la vibración de amor o temor en nuestra conciencia.
Nuestra realidad sólo nos afecta a nosotros y a nadie más y tenemos la capacidad
de crearla.
Para entender como
estamos conectados con el universo holográfico, estudiaremos un aparente patrón
desorganizado, y veremos para nuestra sorpresa, que se repite el mismo patrón
en las sucesivas aproximaciones, es decir, cada fractal dividido infinitamente,
siempre reflejará la totalidad. Cuando un fractal cambia su patrón, la suma
total del patrón general cambia junto con él. Por esta razón, lo importante es
que tú personalmente aprendas a conquistar tus temores internos y aprendas a amar,
elevando así tu vibración y la del planeta.
Yolanda Granados
Sanergista Nivel 4
Licencia CIB nº568