Hay una parábola sobre un hombre que tenía tanta certeza en la Luz
que cuando su ciudad sufrió una gran inundación, se negó a aceptar ayuda
afirmando que la Luz le salvaría. Un amigo suyo vino en un bote para
recogerle, pero él no quiso subir. "El Creador me salvará", le aseguró.
Un día más tarde, un helicóptero descendió una cuerda para rescatar al
hombre que se estaba ahogando. Esta fue su última oportunidad, pero aun
así, el hombre insistió: "El Creador me salvará". Finalmente, se ahogó.
Cuando el hombre se encontró con su Creador, le gritó con gran dolor: "¿Por qué no me salvaste?".
El Creador respondió: "¿Quién piensas que te envió el bote y el helicóptero?".
El propósito de esta historia es mostrarnos una importante lección espiritual: la certeza sin acción no es suficiente.
Vinimos a este mundo a ser los creadores de nuestro propio destino.
Así pues, subir al bote, agarrar la escalera –hacer el esfuerzo– es
nuestro trabajo. Nunca estamos solos en nuestra tarea, pero nuestro
trabajo consiste en activar el proceso con nuestras acciones.
Tomémonos el tiempo esta semana para hacer el trabajo necesario para
empezar a manifestar la Luz. Enfocarnos únicamente en la voluntad física
nunca nos traerá felicidad duradera, ni tampoco apoyarnos
exclusivamente en la espiritual. Necesitamos las dos para experimentar
satisfacción al 100%.