miércoles, 20 de junio de 2012

DESPERTAR! LAS SUTILES AGRESIONES DEL PSIQUISMO INFERIOR


Usualmente el hombre combina pasión, apego y deseo, y con ello se decanta con ansiedad a concurrir con los mismos en la búsqueda de cosas que sacien las apetencias de su mundo material. Esto hace que se galope en caballo sin brida para alcanzar logros irrelevantes; olvidándose en consecuencia, trascender los innobles sentimientos y en cambio descubrir su verdadera Naturaleza, el amor y Origen Divinos como propósito real de existencia.

Son muchos los que se pierden al transitar senderos obscuros de la ignorancia. Y como resultado declinan caminos expeditos para realizar a Dios en conciencia o como modo de vida como son el amor, el servicio desinteresado y la autoobservación de pensamientos y sentimientos. Sin embargo, obnubilados se desvían y se inclinan a transitar veredas cargados con ira, codicia, egoísmo, placer y demás sentimientos abyectos que los distraen en el camino hacia Dios. El hombre tiene ser auténtico, debiendo desconectarse consciente y voluntariamente de los mundos sensibles a causar dolor y sufrimientos, como también de sus aspectos subliminales que le crean pseudo felicidad los sentidos. Por cuanto y para lograrlo, debe el hombre de nutrirse de enseñanzas y disciplinas espirituales que lo fortalezca, permitiendo con ello, discriminar lo real de lo irreal, la verdad de la ilusión. Estos conforman las bases y se hacen consustanciales a los principios de moral y de los valores humanos y espirituales, que son por demás, los signos visibles de una entidad autorrealizada. De igual manera, ayuda a separarse de las sutiles agresiones o provocaciones con que acomete el psiquismo inferior o Ego, quien a su vez sojuzga cualquier aspiración de cambio o transformación en el Ser.


Es atendible, lo difícil que se le hace al hombre inconsciente o corriente, encaminarse por senderos de amor, respeto y servicios; porque mientras esté imbuido en el mundo fenomenal y sus derivados gozos y placeres, considera absurdo cualquier plática o prédica que lo encamine a transformarse. Sólo entonces, cuando se produce cualquier presión o evento de dolor, hace que reflexione en su agitada vida de apegos y deseos, aplicándose aquí el aforismo: “Que lo que no se aprende con amor, con dolor se aprende…”

Justo entonces es añadir, lo importante de encontrar a Dios a través del concilio interno en el altar o aposento alto de conciencia, donde se programan o elaboran los trabajos para una recta conducta sustentada en: Amor, Verdad y Rectitud, y No-violencia; cuyos valores y principios aseguran los estados más sublimes de armonía, paz y felicidad. Y como corolario la Realización del Ser.

Por Lesbia Gómez Suero
http://lucesparaelalma.blogspot.com

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