Con frecuencia cometemos errores cuando estamos equivocados, pero los
errores más graves son cuando estamos seguros de que estamos en lo
correcto. Es desafortunado, pero cierto, que muchas amistades y familias
están despedazadas sin necesidad debido a que una persona está segura
de estar en lo correcto. A menudo esa persona somos nosotros.
En la Biblia se nos cuenta la historia de Moisés, uno de los más
grandes líderes de la historia quien, a través de grandes dificultades y
desafíos, fue capaz de guiar a los israelitas de la oscuridad a la
iluminación. Lo que es menos conocido es que lo largo de sus años de
liderazgo hubo dos individuos que le causaron problemas constantemente
y, cuando fuera que hubiese momentos de peligro y duda, estaban siempre
ahí para discutir y alentar la oposición en contra del liderazgo de
Moisés.
Sus nombres era Dathán y Aviram y ambos eran almas grandiosas con un
potencial tremendo. Pero, en sus corazones, albergaban celos en contra
de Moisés. Ellos pensaban que era su derecho, y no de Moisés y su
hermano Aarón, estar en posición de liderazgo. Pero -y este es el punto
importante - ellos estaban totalmente ajenos a esta motivación y a esta
verdad de ellos mismos. Si usando un detector se les hubiera preguntado,
“¿Por qué siempre se revelan contra Moisés?” ellos habrían respondido
que lo hacían porque en verdad se preocupaban por los demás. Creían que
Moisés estaba fallando como líder y que era obligación de ellos, como
almas caritativas e iluminadas, alzar sus voces cuando veían peligro y
liderazgo incompetente. Si hubieran llegado a creer que su motivación
eran los celos y el egoísmo se hubieran detenido inmediatamente.
Algunas veces sentimos, equivocadamente, que mientras pensemos que
nuestra motivación para hablar y oponernos a otra persona sea correcta y
sólo entonces “dejar que las piezas caigan en su lugar, haré lo
correcto…” Parece una postura tan propia y correcta. Pero lo que debemos
aprender es que a menudo estamos completamente ciegos ante nuestras
verdaderas motivaciones. Podemos pensar honesta y sinceramente que
nuestras motivaciones son puras y justas pero, en verdad, en algún lugar
profundo en nuestros corazones, lo que nos empuja a generar separación y
hablar mal de otra persona es un sentimiento negativo que ignoramos por
completo.
Los kabbalistas nos enseñan que estamos ciegos; la única diferencia
es que algunos de nosotros lo sabemos y otros no. Ellos usan la parábola
de dos hombres ciegos, uno sabe que está ciego y el otro de alguna
manera cree que puede ver. El primero camina con cautela, siempre
sintiendo con cuidado el camino antes de dar su siguiente paso. Pero el
otro hombre siempre camina rápidamente y con seguridad, cayendo en
pozos, chocando con toda clase de objetos y culpando a las cosas
externas de hacerle daño.
Nunca, ni una sola vez piensa que puede estar ciego y que por lo
tanto debería ser más cuidadoso mientras camina por la vida. De la misma
manera estamos ciegos de una u otra forma. La única diferencia entre
una persona que será capaz de crear una vida llena de plenitud y sentir
menos dolor, y una persona que seguirá por el camino del dolor, es que
la persona que sabe que está ciega será cuidadosa con sus acciones.
Si estamos ciegos a nuestra ceguera entonces nos abriremos paso por
la vida lastimándonos, cayéndonos y culpando siempre a otros por nuestro
dolor.
La lección mas importante es siempre decirnos: “Puedo estar equivocado”.
“Sé que ese individuo irritante está completamente equivocado, y debería arremeter contra él… pero puedo estar equivocado”.
“Sé que ese miembro de mi familia se merece un castigo por lo que me hizo… pero puedo estar equivocado”.
“Sé que mi amigo actuó de una manera terrible en mi contra… pero puedo estar equivocado”.
Por lo tanto, no actuaremos basándonos en estas cosas que creemos que
son la verdad, porque es posible que nuestra verdadera motivación no
sea tan pura, y quizá eso es lo que nos está empujando a actuar con
enojo, y la separación proviene de un lugar de egoísmo.
“¿Quiero generar dolor y separación si me equivoco en mi motivación?”`.
A lo largo de la historia muchas grandes almas cometieron errores
terribles, pensando que sus actos eran verdaderos y justos, mientras que
estaban ciegos ante sus motivaciones verdaderas. Todos deberíamos
despertar a este entendimiento. No sabemos de qué manera estamos ciegos,
por lo tanto no deberíamos nunca actuar en formas que causen dolor y
separación en los demás.
No importa que tan claramente creemos que vemos la situación, no
importa que tan en lo cierto creemos estar, nunca sabemos, podemos estar
equivocados.
Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.
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