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domingo, 24 de junio de 2012

PUEDO ESTAR EQUIVOCADO

Con frecuencia cometemos errores cuando estamos equivocados, pero los errores más graves son cuando estamos seguros de que estamos en lo correcto. Es desafortunado, pero cierto, que muchas amistades y familias están despedazadas sin necesidad debido a que una persona está segura de estar en lo correcto. A menudo esa persona somos nosotros.
En la Biblia se nos cuenta la historia de Moisés, uno de los más grandes líderes de la historia quien, a través de grandes dificultades y desafíos, fue capaz de guiar a los israelitas de la oscuridad a la iluminación. Lo que es menos conocido es que lo largo de sus años de liderazgo hubo dos individuos que le causaron problemas constantemente y, cuando fuera que hubiese momentos de peligro y duda, estaban siempre ahí para discutir y alentar la oposición en contra del liderazgo de Moisés.
 Sus nombres era Dathán y Aviram y ambos eran almas grandiosas con un potencial tremendo. Pero, en sus corazones,  albergaban celos en contra de Moisés. Ellos pensaban que era su derecho, y no de Moisés y su hermano Aarón, estar en posición de liderazgo. Pero -y este es el punto importante - ellos estaban totalmente ajenos a esta motivación y a esta verdad de ellos mismos. Si usando un detector se les hubiera preguntado, “¿Por qué siempre se revelan contra Moisés?” ellos habrían respondido que lo hacían porque en verdad se preocupaban por los demás. Creían que Moisés estaba fallando como líder y que era obligación de ellos, como almas caritativas e iluminadas, alzar sus voces cuando veían peligro y liderazgo incompetente. Si hubieran llegado a creer que su motivación eran los celos y el egoísmo se hubieran detenido inmediatamente.

Algunas veces sentimos, equivocadamente, que mientras pensemos que nuestra motivación para hablar y oponernos a otra persona sea correcta y sólo entonces “dejar que las piezas caigan en su lugar, haré lo correcto…” Parece una postura tan propia y correcta. Pero lo que debemos aprender es que a menudo estamos completamente ciegos ante nuestras verdaderas motivaciones. Podemos pensar honesta y sinceramente que nuestras motivaciones son puras y justas pero, en verdad, en algún lugar profundo en nuestros corazones, lo que nos empuja a generar separación y hablar mal de otra persona es un sentimiento negativo que ignoramos por completo.
 Los kabbalistas nos enseñan que estamos ciegos; la única diferencia es que algunos de nosotros lo sabemos y otros no. Ellos usan la parábola de dos hombres ciegos, uno sabe que está ciego y el otro de alguna manera cree que puede ver. El primero camina con cautela, siempre sintiendo con cuidado el camino antes de dar su siguiente paso. Pero el otro hombre siempre camina rápidamente  y con seguridad, cayendo en pozos, chocando con toda clase de objetos y culpando a las cosas externas de hacerle daño.

Nunca, ni una sola vez piensa que puede estar ciego y que por lo tanto debería ser más cuidadoso mientras camina por la vida. De la misma manera estamos ciegos de una u otra forma. La única diferencia entre una persona que será capaz de crear una vida llena de plenitud y sentir menos dolor, y una persona que seguirá por el camino del dolor, es que la persona que sabe que está ciega será cuidadosa con sus acciones.

Si estamos ciegos a nuestra ceguera entonces nos abriremos paso por la vida lastimándonos, cayéndonos y culpando siempre a otros por nuestro dolor.
La lección mas importante es siempre decirnos: “Puedo estar equivocado”.

“Sé que ese individuo irritante está completamente equivocado, y debería arremeter contra él… pero puedo estar equivocado”.

“Sé que ese miembro de mi familia se merece un castigo por lo que me hizo… pero puedo estar equivocado”.

“Sé que mi amigo actuó de una manera terrible en mi contra… pero puedo estar equivocado”.
 Por lo tanto, no actuaremos basándonos en estas cosas que creemos que son la verdad, porque es posible que nuestra verdadera motivación no sea tan pura, y quizá eso es lo que nos está empujando a actuar con enojo, y la separación proviene de un lugar de egoísmo.

“¿Quiero generar dolor y separación si me equivoco en mi motivación?”`.

A lo largo de la historia muchas grandes almas cometieron errores terribles, pensando que sus actos eran verdaderos y justos, mientras que estaban ciegos ante sus motivaciones verdaderas. Todos deberíamos despertar a este entendimiento. No sabemos de qué manera estamos ciegos, por lo tanto no deberíamos nunca actuar en formas que causen dolor y separación en los demás.

No importa que tan claramente creemos que vemos la situación, no importa que tan en lo cierto creemos estar, nunca sabemos, podemos estar equivocados.

Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.