Ni
siquiera todos los elementos de la vida que son autoconscientes pueden utilizar
conscientemente la Energía Esencial. No es sólo una cuestión de ser
conscientes; también es una cuestión del nivel de consciencia que ha alcanzado
un ser o una especie. Por ejemplo, aunque un perro es un ser muy inteligente,
no tiene (que nosotros sepamos) la autoconsciencia suficiente para poder
utilizar la Energía Esencial de manera intencionada.
»Los
seres humanos no sólo son conscientes de sí mismos, sino que son conscientes de
que son conscientes; por ello, han ascendido al menos al segundo nivel de la
consciencia. Este nivel de la consciencia permite a los seres sensibles advertirse
a sí mismos, e incluso advertir que se advierten a sí mismos. Es decir, podemos
situarnos «fuera de nosotros mismos» y observarnos hacer lo que hacemos y
pensar lo que pensamos y decir lo que decimos.
»Hasta
podemos observar cómo nos observamos. Podemos salir al pasillo de la
consciencia y asomarnos a las puertas que tenemos por delante y por detrás; y,
según dicen algunos, llegar a ver y a vivir nuestro Yo Divino y Sagrado.»
NEALE DONALD WALSCH