
Tenzin
Gyatso nació en el Tibet en 1935. En el antiguo régimen teocrático, el
Dalai Lama era considerado reencarnación de la divinidad. Cuando un
Dalai Lama muere, se cree que a su alrededor entra en el recién nacido,
que tras ser identificado, por determinadas pruebas tradicionales, se
convierte a su vez en el nuevo Dalai Lama.
Dalai Lama es el título que se le da al jefe espiritual y político del Tibet, desde 1650.
Cuando en 1950, los comunistas chinos ocuparon el Tibet, el
enfrentamiento con los tibetanos fue aumentando, hasta que en 1959, tras
una rebelión frustrada, el Dalai actual, Tenzin, debió abandonar su
tierra y trasladarse a la India, donde fue recibido en calidad de
refugiado político.
Actualmente vive en Darampsala, como presidente del gobierno tibetano en
el exilio, mientras continúe la invasión china en el Tibet.
Por su oposición pacífica a la dictadura china en el Tibet, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1989.
Tenzin Gyatso, el actual Dalai Lama, es considerado la 14° reencarnación del Gran Buda.
Viaja por el mundo, llevando en su mensaje de unión entre los seres y respeto por todas las creencias.
El enojo, el orgullo y la competencia son nuestros verdaderos enemigos. Nunca se puede ser feliz con actitud de ira.
Que la religión pueda ser usada como un instrumento para crear divisiones y provocar más pelea, es un hecho muy infortunado.
Existen
terrenos muy claros para desarrollar relaciones más estrechas entre las
distintas religiones y esto es muy importante hoy en día.
Hay
signos positivos en esta dirección. Hay una mayor compresión entre la
comunidad del budismo tibetano y los monjes y monjas cristianos.
Nosotros, los tibetanos, tenemos que aprender muchas cosas de las demás tradiciones.
El
problema humano básico es la falta de compasión. Mientras este problema
subsista, subsistirán los demás problemas. Si se resuelve, podemos
esperar días más felices.
Personas
erradas, usan la religión en forma errada. Como resultado de ello, la
religión contribuye a mayores luchas y mayores divisiones.
La
esencia del cristianismo y el budismo es la misma: la práctica del
amor, para lo cual es necesario poner énfasis en el perdón y compartir
el sufrimiento ajeno.
La compasión es la raíz de todas las formas de veneración.
Sin
amor la sociedad se encuentra en estado muy crítico. Y sin él nos
enfrentamos cada vez más en el futuro a graves problemas. El amor es el
centro de la vida humana.
Se
dice que nuestro enemigo es nuestro mejor maestro. Al estar con un
maestro, podemos aprender la importancia de la paciencia, el control y
la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La
verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.
Esa
oscuridad interior que llamamos ignorancia, es la raíz del sufrimiento.
A mayor luz interior, menor oscuridad. Ésta es la única forma de
alcanzar la salvación.
Para
poder valorar mejor a los demás, es importante primero reflexionar
sobre el error de valorarnos a nosotros mismos y en la cualidad de
apreciar a otros. Si estimamos a los demás, entonces nosotros y los
otros, seremos felices.
Creo
en la determinación humana. A lo largo de la historia se ha comprobado
que la voluntad humana es más poderosa que las armas.
Mi
verdadera religión es la bondad. Si la practicamos en nuestra vida, no
importa si sabemos mucho o poco, o si creemos en la próxima vida o no,
en Dios o en Buda. En nuestra vida cotidiana tenemos que ser pasivos.
Ése es el pasaje a la luz.
La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás.
Hablamos
mucho de la paz, pero ésta sólo puede existir cuando el ambiente es
propicio. Debemos crear esta atmósfera y para hacerlo debemos adaptar la
actitud correcta. La paz, básicamente, debe nacer en nosotros mismos.
El
cariño paternal, el contacto físico, la ternura amorosa hacia todos los
seres vivos, la responsabilidad social y la atención especial a los
menos privilegiados, todos estos conceptos son tan simples de entender.
Entonces, ¿por qué su práctica parece costarnos tanto?.
Es mucho mejor hacer amigos, comprender mutuamente y hacer un esfuerzo para servir a la humanidad, antes de criticar y destruir.
Ya sea que podamos lograr la armonía mundial o no, no tenemos mejor alternativa que trabajar hacia esa meta.
Buscamos
comportarnos correctamente porque es una buena actitud. Produce buenos
frutos. La razón principal es que uno busca la felicidad y uno no desea
el sufrimiento y en función de esto, uno realiza buenas acciones y evita
las malas.
Todas
las grandes religiones son básicamente lo mismo, ya que todas buscan la
paz mental y la bondad, pero es muy importante practicar esto en
nuestra vida diaria. No únicamente en la iglesia o el templo.
Tanto el creyente como el no creyente son humanos. Debemos tenernos un gran respeto mutuo.
Aunque no sabemos lo que nos depara el futuro, debemos siempre hacer algo por la vida a favor de otros.
La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto.
Estoy tratando desde mi lugar de subrayar la verdadera fraternidad entre los hombres.
Siento que la armonía se basa en un sentido auténtico de la hermandad.
Creo
que es útil que existan las distintas religiones, ya que la mente
siempre busca distintos caminos para inclinaciones diferentes.
No
tiene sentido estar apegado exclusivamente a esta vida, ya que por muy
larga que sea, no podemos vivir más de determinada cantidad de años. Por
eso no importa cuánta riqueza o recursos acumulemos en esta vida. En
ese momento no nos servirán de nada.
Para
tener sabiduría es necesario tener fuerza interior. Sin un desarrollo
interno, podemos perder la confianza en nosotros mismos y el valor. Lo
imposible puede ser posible con fuerza de voluntad.
Si
nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor
parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y
decidir lo que está bien o mal.
El enojo es uno de los problemas más serios que el mundo enfrenta hoy.
Para
el momento de la partida de esta vida deberíamos haber cultivado en
forma intensa los valores del espíritu. La humanidad, la entrega, el
servicio y la compasión. La muerte nos iguala a todos. Es la misma para
un hombre rico que para un animal salvaje.
Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad.
Cometemos errores cuando las emociones la invaden y nos conducen a las malas acciones.
Estoy convencido que al final siempre prevalecerá la verdad y el amor entre los hombres por sobre la violencia y la opresión.
Practiquen
la meditación. Es algo fundamental. Una vez que se la disfruta, ya no
se la puede abandonar, y los beneficios son inmediatos.
Si asumimos una actitud de humildad, crecerán nuestras cualidades.
Mientras que si somos orgullosos, seremos presa de los celos y la ira y
veremos con desprecio a los demás y así lo único que lograremos es que
reine la infelicidad.
Cristianos
y budistas comparten básicamente la misma enseñanza y la misma meta. Al
comprendernos, desarrollaremos respeto en forma natural. De este
respeto surgirá una verdadera armonía y la capacidad para realizar
esfuerzos conjuntos.
Una
mente lúcida y un buen corazón acompañados por sentimientos cálidos,
son las cosas más importantes. Si la mente no se dirige a los
pensamientos positivos y elevados, nunca podremos hallar la felicidad.
Lo que somos se lo debemos al afecto. Los días de nuestra existencia ocurren gracias al cariño.
El verdadero practicante debe ser un soldado que combate incesantemente contra sus enemigos interiores.
Aunque
haya religiones diferentes, debido a distintas culturas y tradiciones,
lo importante es que todas coinciden en su objetivo principal: ser buena
persona y ayudar a los demás.
Honrar
a Dios es fundamental, pero también lo es respetar a nuestro prójimo.
De hecho la verdadera adoración a Dios es posible cuando uno respeta a
su prójimo.
Considero
una sonrisa como algo único en un ser humano. Una sonrisa es también
una poderosa comunicación. Una sonrisa sincera es la expresión perfecta
del amor y la compasión humanas.
Las
religiones son intentos de llevar beneficios a la gente y nunca
deberían ser utilizadas como terrenos de antagonismo y violencias.
Para
crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la
compasión y el amor, la compresión y el respeto por todas las formas de
vida.
Cuando dudo de mi existencia, me pellizco.
El
éxito y el fracaso depende de la sabiduría y la inteligencia, que nunca
pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira.
La
ira nace del temor, y éste de un sentimiento de debilidad o
inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá cada menos
temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado.
La
ira es nuestro auténtico enemigo ya que se haya en nuestra mente. La
ira no cambia nunca su naturaleza. Siempre hiere y destruye. Y lo que es
peor, aniquila nuestras propias fuerzas y energías.
La tolerancia y la paciencia son mucho más profunda y efectivas que la mera indiferencia.
El
problema no radica en la religión, sino en la mente humana. Los
practicantes sinceros de cualquier religión , muestran cualidades
humanas esenciales: simplicidad, constancia, compasión y contento.
Si una persona quiere poner a prueba a cualquier religión, debe practicar sus consejos. Así podrá descubrir su verdadero valor.
Si la religión perdura sólo como un conocimiento, no produce ningún beneficio concreto.
Hagamos lo que hagamos en ésta u otra vida, el peso del karma nos alcanzará.
Si
un individuo posee la base espiritual necesaria, no se dejará vencer
por la tentación tecnológica y la locura de poseer. Sabrá encontrar el
justo equilibrio, sin pedir demasiado. El peligro constante es abrir la
puerta a la codicia, uno de nuestros más encarnizados enemigos, y ahí
reside el verdadero trabajo del espíritu.
Todas
nuestras vidas empezaron con el afecto humano como primer soporte. Los
niños que crecen envueltos en afecto, sonríen más y son más amables.
Generalmente son más equilibrados.
Cuando
nuestro espíritu alcanza cierto grado de cualidad que llamamos la
conciencia sutil, ya no puede morir, en el sentido ordinario de la
palabra.
Cuando
uno es generoso, con la intención de recibir algo a cambio o de obtener
una buena reputación o de ser aceptado, entonces no esta actuando como
un ser iluminado.
La sabiduría es como una flecha. La mente serena es el arco que la dispara.
Nuestros
problemas se deben a un apego apasionado a las cosas y a deseo que
nunca se satisfacen por completo, entonces generan aún más angustia.
Percibimos a las cosas como entidades permanentes. En el empeño de
conseguir estos objetos de nuestro deseo, empleamos la agresión y la
competencia como herramientas supuestamente eficaces, y nos destruimos
cada vez más en el proceso.
Si queremos morir bien, tenemos que aprender a vivir bien
.
La verdadera disciplina no se impone. Sólo puede venir del interior de nosotros mismos.
Para
desarrollar la compasión, primero es importante entender que entre
ustedes y los demás, los otros son más importantes, porque son mucho más
numerosos.
Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por lo demás.
No debemos creer demasiado en los elogios. La critica a veces es muy necesaria.
Todas
las religiones del mundo tienen los mismos ideales de amor y la misma
meta de beneficiar a la humanidad a través de la práctica espiritual y
la intención de hacer de sus seguidores, mejores seres humanos.
Desde
que nacemos, dependemos de la bondad y protección de nuestros padres.
Más adelante en la vida, cuando nos oprime la enfermedad y la vejez,
volveremos a depender del altruismo de los demás, y ya que al inicio y
al final de nuestra vida, necesitamos de la bondad del prójimo, ¿ como
es posible que en el transcurso de ella no seamos igualmente generosos?