El pasado domingo 27 de marzo del 2011, en un Taller de Ángeles que
dicté en la ciudad de Bogotá, una mujer muy joven y embarazada de su
primer hijo, me formuló las siguientes preguntas: ¿Como ser mejor papás?
¿Cómo fomentar la espiritualidad en los niños? ¿Cómo hablarles de Dios y
de los ángeles? .La siguiente es mi reflexión al respecto.
La crianza y educación de los hijos es una de las tareas más
trascendentales de cualquier persona. Desafortunadamente, no existe en
ningún aula una cátedra que nos enseñe a ser padres. Para completar,
biológicamente los seres humanos somos capaces de reproducirnos mucho
antes de estar emocionalmente preparados para engendrar. De manera que
la mayoría de nosotros aprende sobre la marcha; reflejándonos en el
espejo de nuestros padres o ajustando nuestras creencias,
diferenciándonos de la forma como nos educaron.
Los niños están profundamente influenciados por las conversaciones y
situaciones que ocurren a su alrededor y como esponjitas absorben e
interiorizan toda la información que les llega, ya sea cierta o
errónea. De ahí la importancia de nosotros como padres, tíos o abuelos
en el sentido de acompañarlos con amor, responsabilidad y alegría en su
proceso de descubrimiento del mundo.
Cuando se es niño el sentido del “yo” y del valor propio se
desarrolla a través de la retroalimentación que se recibe en el hogar.
Unos padres cariñosos que reafirmen el concepto de que somos hijos de
Dios, merecedores de su amor y bondad en proporciones iguales para
todos, seres sagrados y bendecidos, son requisito primordial para formar
niños espirituales, felices, justos y autosuficientes.
Los niños requieren orientación, así que fomente la espiritualidad en
su hogar desde muy temprano. La espiritualidad, entendida como un
conjunto de creencias y valores, genera en los pequeños actitudes
constantes no superficiales ni pasajeras, de felicidad, armonía y
alegría por vivir.
Para introducir a sus hijos el concepto de Dios Padre, creador de
todo lo que existe, déjese guiar por su corazón y confíe en su sabiduría
interior para hacerlo. Si necesita ayuda extra, pida al Arcángel Gabriel,
Ángel de la Anunciación, que lo apoye. Este hermoso Ser de Luz, cuya
energía es muy femenina tiene entre su misión, orientarnos en todo lo
relacionado con la crianza de nuestros hijos. Se le puede invocar además
para que nos ayude a encontrar las palabras correctas para “llegarles” a
estas pequeñas personitas.
Hablarles de ángeles, por ejemplo, es sencillo; ya que los niños
están más abiertos al mundo sutil que los adultos. Prueba de esto es que
psicólogos y estudiosos se atreven a afirmar que los llamados “amigos
imaginarios” que algunos niños dicen tener, no son más que sus ángeles
de la guarda. Piense además por ejemplo en los bebés que a veces sin
motivo aparente sonríen y estiran sus manitos como queriendo agarrar
algo. Además, los niños no se encuentran contaminados por los prejuicios
de la sociedad, no se complican, no temen ser juzgados o señalados y su
ingenuidad es evidente. De manera que presénteles a los ángeles como lo
que son: hermosos intermediarios divinos que los ayudan, protegen y a
los cuales pueden acudir todo el tiempo.
Algunos otros consejos para fomentar la espiritualidad entre los más pequeños de la casa son:
- Hábleles de la conexión que existe entre todos y con todo. Somos uno con Dios, eternamente y en cada situación, dondequiera que nos encontremos. Que aprendan a honrar al planeta, a todos los seres que en el habitamos y a usar los recursos de la madre naturaleza responsablemente.
- Muéstreles a Dios Padre como un Ser Supremo infinitamente amoroso y sabio. No caiga en el error de expresarse de Dios como un ser castigador y represivo.
- Incorpore la espiritualidad en su vida cotidiana. Demuéstreles con pequeñas acciones como se puede ser agradecido, honesto, amable y tolerante en cada momento.
- Incentívelos mostrándoles que la vida tiene un sentido; si es necesario, con amor, permítales que se equivoquen para que aprendan de su error y se levanten de nuevo. Cuando sean adultos, en momentos de crisis, tendrán las bases y el criterio para elegir acertadamente.
- Enséñeles que la generosidad empieza por casa, que compartan no solo lo que les sobra. Que pongan el corazón en cada acción y hablen con cariño cuando se refiera a ellos mismos y a los demás. Que confíen en el poder de Dios en su interior, sabiendo que es su Fuente de abundancia, energía y motivación constante y que con su apoyo pueden convertir sus sueños en realidad.
- Use palabras amorosas y gentiles. Enseñe con su propio ejemplo, sea congruente y no envíe señales encontradas. Tenga en cuenta que sus actos también forma la opinión y afectan el desarrollo de los valores de sus hijos. No tiene sentido decirles que no deben mentir y pedirles que conteste el teléfono y diga que usted no se encuentra!
- Escuche a sus hijos. Permita que le hagan preguntas. Se sorprenderá de todo lo que usted puede aprender también.
Para concluir, algunos podrían pensar que los niños aun son muy
pequeños para procesar el tema de la espiritualidad. En realidad, ellos
cuentan con habilidades extraordinarias que les ayudaran en su vida
futura. Nosotros los adultos hemos olvidado o no reconocemos muchas de
ellas tales como: el asombro, la inocencia, la curiosidad acerca del
mundo, la posibilidad de creer en aquello que no podemos ver y la
disposición a vivir casi que completamente en el momento presente.
Prácticamente son ellos nuestros maestros. Ya decía Jesús: “Dejad que
los niños vengan a mi…..que de ellos es el Reino de los Cielos”. Mateo
19:14
Martha Muñoz Losada
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