La Luz para satisfacer tus necesidades existe siempre.
La única razón por la que puedes experimentar carencia en tu salud,
en tus finanzas, emociones y espíritu, es que has causado un bloqueo
espiritual -ya sea en esta encarnación o en una previa- que necesita ser
eliminado antes de que puedas recibir las bendiciones que se supone
deben ser tuyas.
Esto nos lleva a una pregunta interesante, ¿A dónde va toda esa
abundancia de bendiciones? Hay millones y millones de personas en el
mundo con diversos niveles de carencia. Uno puede pensar que todas las
bendiciones, aún no ganadas, permanecen en algún sitio en el plano
espiritual, sin manifestarse y ocultas de este mundo.
No es el caso.
Todo lo necesitado por todos, en este mundo, ya existe en este mundo.
Toda la comida, dinero, salud, el apoyo emocional y espiritual
necesarios para cualquiera de nosotros está aquí, ahora mismo. Pero está
en posesión de alguien más.
Por razones distintas, cada uno de nosotros recibe más abundancia de
la que necesita; no es nuestra, sino más bien un excedente que pertenece
a otra persona que, en este momento, no es capaz de traer esa bendición
para sí mismo.
Este entendimiento, cuando lo asimilas realmente, puede cambiar por
completo el cómo ves los regalos que tienes en abundancia. Cuando tienes
más de algo (paciencia, amabilidad, habilidades físicas, abundancia,
etc.) simplemente significa que hay otra persona en el mundo sufriendo
de carencia en esa área, y estás reteniendo sus bendiciones hasta que
llegue el momento en que ellos puedan pedirlas.
Si, por ejemplo, eres alguien con gran sabiduría en asuntos
emocionales, entonces no se trata de si “eliges” o no ayudar a alguien
que atraviesa por dolor. El verdadero entendimiento es que, esa
abundancia de sabiduría que le puedes dar a otra persona “pertenece” a
esa otra persona. No es tuya, no eres su propietario. Eres simplemente
el guardián de ésta hasta que la piden. Su acción de venir a pedir ayuda
a eliminar el bloqueo y les permite recibir de ti lo que, de hecho, es
de ellos.
Cuando llevas este entendimiento a tu interior, te das cuenta de que
nunca “das de ti mismo”, sino más bien, devuelves a otros lo que por
derecho es de ellos.
Esto nos conduce a un entendimiento fundamental de nuestras vidas y
acciones. Los kabbalistas hablan de un ecosistema espiritual que es
llamado El Árbol de la Vida, en donde se originan todas las bendiciones,
protección, inspiración, alegría y satisfacción. Hay dos maneras de
interactuar con este mundo increíble.
Una manera que la mayoría de la gente sigue es pensar en esos dones
como si fueran suyos. Cuando comparten, piensan que están siendo
espirituales o haciendo algo bueno al compartir con otros menos
afortunados. Piensan que es su decisión si comparten o no, y qué tanto y
qué tan a menudo.
Mientras que es cierto que una visión como esta traerá Luz y
bendiciones a sus vidas (porque cada acción positiva revela Luz), este
modo de vida es limitado en sus bendiciones.
Es aún más profundo cuando entendemos la existencia de un ecosistema
espiritual y que nuestra abundancia no es sólo nuestra. Simplemente
estamos custodiando dones para otros. Ya no es nuestra elección el dar,
sino más bien nuestro deber.
Cuando vemos nuestros dones de esta forma, comenzamos a compartir
porque estamos cumpliendo con nuestra parte en el ecosistema. Esta
conciencia crea una apertura más grande para recibir de otros y nos hace
aprovechar un torrente infinito de abundancia.
No es que nos “ganemos” las grandes bendiciones que vendrán a
nosotros, nosotros nos “abrimos” a ellas, permitiendo a todos los
ángeles celestiales, Luz y abundancia fluir hacia nosotros sin
impedimento. Las bendiciones, alegría y plenitud que se hacen nuestras
cuando formamos parte del ecosistema espiritual, son grandiosas. Sé
honesto contigo. Mira cómo es que ves tus dones y por qué compartes.
Mientras te esfuerzas en cambiar de la visión de “mis cosas” a una
visión de “ecosistema espiritual”, te abrirás a un nivel nuevo de
protección, bendiciones y plenitud, que puede ir más allá de cualquier
cosa que hasta ahora hayas experimentado.
Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.
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