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sábado, 16 de junio de 2012

RESPIRACION CONSCIENTE


Conectar conscientemente con nuestra respiración es la llave de lo que se ha denominado “despertar espiritual” o despertar de consciencia, es decir el final del sufrimiento y por añadidura es también la clave de nuestra salud total.
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Es la compañera inseparable del silencio interior, que nos lleva hacia el despertar del alma, al recuerdo de sí (recuerdo de quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, porqué existimos y porqué existe toda la creación).

Y es que se trata de la forma más efectiva, quizá la única, de lograr que nada te turbe nunca jamás, ni en meditación, ni en tu vida cotidiana. O como dice el maestro Michael Brown: todo lo que estamos buscando se encuentra al otro lado [de la plena atención a la respiración].
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Lo más grandioso es que nos lleva a entrar en contacto personal con eso que muchas religiones y culturas conocen con la palabra “Dios”, pero que al vivenciarlo por nosotros mismos -por experiencia directa- podemos denominar simplemente: Amor Consciente.

¿Y cómo?

. Para conectar con nuestra respiración no necesitamos más que un momento, un instante que puede ser tan corto o largo como nos entusiasme. Dos o tres segundos son suficientes para entrar en contacto y luego podemos quedarnos ahí todo el rato que nos plazca, no importa lo que estemos haciendo: caminando, leyendo, mirando un video, disfrutando un delicioso platillo, formados en una fila, en medio de un terremoto, o bien: absortos en los ojos de nuestro ser amado…
 . Tampoco es necesaria alguna técnica especial. De hecho, mas que hacer algo, se trata de un no hacer, pues el cuerpo ya respira por si solo y recibe estímulos en sus sentidos sin que tengamos que hacer nada. Sólo dejamos que suceda y observamos.
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Sentir en vez de Pensar.

Únicamente prestamos toda nuestra atención a sentir cómo respiramos y -a la vez- qué otras sensaciones recorren nuestros sentidos en este momento, pero sin necesidad de pensar nada, ni buscar explicaciones o juzgar el cómo respiramos, sólo sentir sin etiquetar mentalmente lo que sentimos. Así entramos a la experiencia indescriptible de la atencion plena.

. ….. … ¡Así de fácil e inmediato! 
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¿Y si perdemos la conexión?
Mas, como estamos atentos, podríamos observar que de pronto nuestra respiración deja de ser natural y espontánea -es decir que sufre pausas, ya sea al pasar de la inhalación a la exhalación, a la inversa o en medio del ciclo-. Si sucede esto es que nos distrajimos con algún elemento sorpresa, ya sea exterior o interior (como algún pensamiento o incomodidad emocional, por ejemplo).
En ese caso, amorosamente volvemos al ciclo natural y seguimos disfrutándolo, no importa qué otro asunto estemos atendiendo.

. …….. ¡Así de simple!

viernes, 15 de junio de 2012

PENSAR COMO UN GENIO

“Incluso si no es un genio, usted puede usar las mismas estrategias que Aristóteles y Einstein utilizaron para controlar el poder creativo de su mente y manejar mejor su futuro”.

Las siguientes ocho estrategias le exhortan a pensar productivamente, antes que “reproductivamente”, como método de resolución de problemas.
“A lo largo de la historia, éstas han sido las estrategias comunes a los estilos de pensamiento de los genios creativos en las ciencias, el arte y la industria”.
  1. Mire a los problemas de muchos modos diferentes, y halle nuevas perspectivas que nadie antes ha adoptado (¡o nadie ha hecho públicas!)
    Leonardo da Vinci pensaba que para descubrir la estructura de un problema, se tenía que comenzar por aprender a reestructurarlo de muchos modos diferentes. Creía que el primer modo en que contemplaba un problema era muy parcial. A menudo, el problema mismo se acaba reconstruyendo y se convierte en uno nuevo.
  2. ¡Visualice!
    Cuando Einstein pensaba sobre un problema, siempre encontraba necesario formular la cuestión de tantos modos diferentes como fuera posible, incluso con el uso de diagramas.
    Visualizaba soluciones y creía que las palabras y los números, en cuanto tales, no jugaban un rol significativo en su proceso de pensamiento .
  3. ¡Produzca! Una característica distintiva del genio es la productividad.
    Thomas Edison registró 1.093 patentes. Para garantizar una gran productividad, estableció cupos de ideas para sí y para sus ayudantes.. En un estudio de 2.036 científicos a través de la historia, Dean Keith Simonton de la Universidad de California, en Davis, halló que la mayoría de los más respetados científicos habían producido no sólo grandes obras, sino también muchas “malas” obras. No le temían al fracaso ni a producir obras mediocres para llegar a la excelencia.
  4. Haga nuevas combinaciones. Combine y recombine ideas, imágenes y pensamientos en diferentes modos, no importa cuán incongruentes o insólitos sean.
    Las leyes de la herencia sobre las cuales está basada la moderna ciencia de la genética, son obra del monje austriaco Gregorio Mendel, quien combinó las matemáticas y la biología para crear una nueva ciencia.
  5. Relacione; haga conexiones entre diferentes temas.
    Da Vinci relacionó el sonido de una campana con una piedra cayendo al agua. Esto le permitió establecer “la conexión” de que el sonido viaja a través de ondas.
    Samuel Morse inventó las estaciones de relevo para las señales telegráficas cuando observó los puestos de relevo para los caballos.
  6. Piense en los opuestos.
    El físico Niels Bohr creyó que, si uno mantiene los opuestos juntos, y luego suspende el pensamiento, nuestra mente se traslada a un nuevo nivel del conocimiento. Esto le permitió imaginar la luz a la vez como partícula y como onda, llevándolo a su concepción del Principio de Complementariedad. Suspender el pensamiento (lógico) puede permitir a su mente crear un nuevo concepto.
  7. Piense metafóricamente.
    Aristóteles consideró que la metáfora era una manifestación  de la genialidad y creyó que el individuo que poseía la capacidad de percibir parecidos entre dos áreas separadas de la realidad y relacionarlas conjuntamente, era una persona dotada de un talento peculiar.
  8. Prepárese para poder sacar ventaja de la oportunidad (cuando ésta se presente)..
    Toda vez que intentamos hacer algo y fallamos, terminamos haciendo algo más. Éste es el primer “principio del accidente creativo”. El fracaso puede ser productivo siempre que no lo consideremos como un resultado improductivo. En lugar de ello: analice el proceso, sus partes y cómo puede cambiarlas para alcanzar otros resultados. No se pregunte “¿Por qué he fallado?” sino, más bien “¿Qué he hecho?”.