Conectar conscientemente con nuestra respiración es la llave de
lo que se ha denominado “despertar espiritual” o despertar de consciencia,
es decir el final del sufrimiento y por añadidura es también la clave de
nuestra salud total.
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Es la compañera inseparable del silencio interior, que nos lleva hacia el despertar del alma, al recuerdo de sí (recuerdo de quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, porqué existimos y porqué existe toda la creación).
Es la compañera inseparable del silencio interior, que nos lleva hacia el despertar del alma, al recuerdo de sí (recuerdo de quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, porqué existimos y porqué existe toda la creación).
Y es que se trata de la forma más efectiva, quizá la única, de
lograr que nada te turbe nunca jamás, ni en meditación, ni en tu vida cotidiana. O
como dice el maestro Michael Brown: “todo lo que estamos buscando se
encuentra al otro lado [de la plena atención a la respiración]“.
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Lo más grandioso es que nos lleva a entrar en contacto personal con eso que
muchas religiones y culturas conocen con la palabra “Dios”, pero que al
vivenciarlo por nosotros mismos -por experiencia directa- podemos denominar
simplemente: Amor Consciente.
¿Y cómo?
. Para conectar con nuestra respiración no necesitamos más que un
momento, un instante que puede ser tan corto o largo como nos
entusiasme. Dos o tres segundos son suficientes para entrar en contacto y
luego podemos quedarnos ahí todo el rato que nos plazca, no importa lo que
estemos haciendo: caminando, leyendo, mirando un video, disfrutando un
delicioso platillo, formados en una fila, en medio de un terremoto, o bien:
absortos en los ojos de nuestro ser amado…
. Tampoco es necesaria alguna técnica especial. De hecho,
mas que hacer algo, se trata de un no hacer, pues el
cuerpo ya respira por si solo y recibe estímulos en sus sentidos sin que
tengamos que hacer nada. Sólo dejamos que suceda y observamos.
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Sentir en vez de Pensar.
Únicamente prestamos toda nuestra atención a sentir cómo
respiramos y -a la vez- qué otras sensaciones recorren nuestros
sentidos en este momento, pero sin necesidad de pensar nada, ni buscar
explicaciones o juzgar el cómo respiramos, sólo sentir sin etiquetar
mentalmente lo que sentimos. Así entramos a
la experiencia indescriptible de la atencion plena.
. ….. … ¡Así de fácil e inmediato!
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¿Y si perdemos la conexión?
Mas, como estamos atentos, podríamos observar que de pronto nuestra
respiración deja de ser natural y espontánea -es decir que sufre pausas, ya sea al
pasar de la inhalación a la exhalación, a la inversa o en medio del ciclo-. Si sucede esto es
que nos distrajimos con algún elemento sorpresa, ya sea exterior o
interior (como algún pensamiento o incomodidad emocional, por ejemplo).
En ese caso, amorosamente volvemos al ciclo natural y
seguimos disfrutándolo, no importa qué otro asunto estemos atendiendo.
. …….. ¡Así de simple! …