Por
EmilceShrividya
Tradución: Ivonne D’Albora
La Gratitud
es una virtud que es necesario que cultivemos y desarrollemos constantemente.
Es importante que se vuelva un hábito. La mayor parte de las veces, olvidamos
agradecer y solamente reclamamos.
En lugar de
herirnos, cambiemos esa actitud de víctima por una actitud positiva,
agradeciendo desde que abrimos los ojos hasta la hora de irnos a dormir. Al
hacer esto, abrimos nuestros corazones y nuestro entendimiento descubriendo las
bendiciones pequeñas y grandes que recibimos cada día. Así logramos percibir
bendiciones que no habíamos notado ni disfrutado hasta ahora. Comenzamos a
darnos cuenta que muchas veces hemos sido protegidos, ayudados, amparados.
El
sentimiento de gratitud nos libera de preocupaciones y nos brinda tranquilidad.
Al agradecer nuestro corazón descansa, nuestra mente se aquieta, nos relajamos,
dormimos mejor, y nos vemos libres de las tensiones de la vida moderna.
El
agradecimiento sana las dolencias psico somáticas y las crónicas. Cura los
dolores del alma como la depresión, la tristeza, la soledad, la melancolía, la
baja autoestima, el insomnio y la ansiedad.
Recordemos
siempre demostrar nuestro sincero agradecimiento a aquellos que nos ayudan.
Expresar
agradecimiento es una fuerza muy poderosa; es un atributo natural de nuestra
mente dirigida hacia la prosperidad.
Cuando
desarrollamos este hábito, ponemos en funcionamiento la energía sanadora del
Universo y cambiamos para mejor las circunstancias y el ambiente a nuestro
alrededor.
Al agradecer
lo que ya está materializado en nuestra vida, lo que nos rodea, lo que nos hace
felices, lo magnificamos y lo conservamos para nosotros y para quienes están en
nuestro entorno.
Es altamente
importante agradecer. Para recordarlo, exiten “truquillos” bien fáciles; escribir
pequeñas notitas que sembraremos por allí donde estamos frecuentemente, o en
nuestros bolsillos, la billetera, nuestra agenda… Repitamos varias veces al
día: “Gracias, Gracias, Gracias”, a Dios tal cual lo concibamos según nuestras
creencias. Experimentémoslo y sintamos la felicidad, la calma y lo plenos que
nos podemos sentir.
La práctica
de la meditación y la relajación nos hace sentir el corazón agradecido porque
purifican los modelos mentales, limpian la mente de emociones y sentimientos
negativos que bloquean el sentimiento de gratitud.
Seamos
sensibles a la belleza de la naturaleza. Despertemos nuestra percepción para
disfrutar más de la hermosura del mar, de las sierras y montñas, de la
vegetación, de las flores, las frutas y los árboles, de los ríos y las
cascadas. Disfrutemos del canto de los pájaros; sintamos cariño y respeto por
los animales. Agradezcamos a Dios por este Universo tan pleno de maravillas.
Sintamos
profundo agradecimiento a nuestro Planeta, nuestra querida tierra, que nos dá todo,
sin pedir nada a cambio. Hagámoslo de manera concreta, en acción, cuidando el
medio ambiente, ayudando a eliminar la polución, preservando la naturaleza,
reciclando la basura.
Es
importante que nos conscienticemos al respecto. Si cada uno de nosotros
hiciéramos nuestra parte en el proceso, por menor que sea, estaremos haciendo
parte del cumplimiento de misión de la humanidad, ayudando a nuestra amada
Madre Tierra.
Cuando
depertamos a un sentimiento tan noble como es la gratitud, comenzamos a sentir
agradecimiento por todo, por el aire que respiramos, por poder caminar, ver,
oir, hablar y por el simple hecho de estar vivos.
Comenzamos a
dar más valor a la vida y a la oportunidad de vivir, al regalo de haber nacido
en esta Tierra para evolucionar espiritualmente. Al comprender todo esto, nos
liberamos de sentimiento de rebeldía, de no aceptación.
Los Sabios
nos enseñan a agradecer tanto lo que consideramos bueno, como lo no tanto;
comprendiendo que todo ocurre para el mayor bien y que todo sigue un plan Divino.
Dios quiere que saquemos enseñanzas de las dificultades para purificarnos y
desarrollar virtudes en nuestro interior.
En lugar de
reclamar y enfocarnos en faltas y defectos, podemos ver el lado positivo de las
situaciones. Cuando no somos agradecidos, no somos capaces de sentir felicidad,
porque permanecemos enfocándonos en lo que no tenemos y no en lo que tenemos y
nunca tenemos suficiente.
A través de
los conocimientos y de la práctica de la filosofía del yoga disolvemos la unión
con el dolor, quedamos libres de la ignorancia y del sufrimiento. Aprendemos el
camino que se va liberándonos del dolor de los deseos, de la preocupación, de
la ansiedad, de los apegos y los aversiones, de la rabia, de la irritación y la
insatisfacción.
Al
conquistar la virtud de tener un corazón agradecido, respetamos a todos y al
mismo tiempo no dejamos de discernir. Es el antídoto para el orgullo.
A través de
la gratitud, sintonizamos con las bendiciones divinas y atraemos la buena
suerte.
Dijo una vez
Gurumayi: “cuando nos volvemosa agradecidos, recibimos más..cuando expresamos
nuestra gratitud, recibimos aún más. Es una de las leyes de la Naturaleza.”
Cultivemos
la gratitud. Sintonicémosnos con las vibraciones puras de Dios a través del
agradecimiento sincero y profundo y muchos de nuestros problemas y karmas se
reducen y recibimos más y más gracias Divinas.
Vivamos
ahora esto; cerremos los ojos y respiremos tranquilamente. Dejemos que el aire
salga y entre naturalmente.
Contemos las
bendiciones que tenemos. Recordemos de todo lo que tenemos para agradecer.
Agradezcamos
a Dios, la Fuente Divina de quien todo recibimos.
Agradezcamos
la vida.
Agradezcamos
nuestros cuerpos y nuestras mentes.
Agradezcamos
nuestros padres, nuestros hijos, familiares, amigos, a todas las personas y a
todos los acontecimientos.
Recordemos
todas las cosas buenas de la vida.
Permitamos
que la gratitud disuelva nuestro cansancio, la tristeza y el karma.
Permitamos
que nuestro corazón se vuelva suave y dulce a través de la gratitud y
experimentemos el entusiasmo y la tranquilidad.
¡OmShanti!
¡Paz!