Ahora, el amor incondicional habita en el seno de la
diosa. ¿Y por qué yo encuentro que eso es lo más hermoso que hay? Porque
significa que esa mujer tiene más amor que asociación, y en el lugar de la
asociación vive solamente el amor, porque eso es lo que queda cuando te
deshaces de los puntales del victimismo en todos los niveles de tu vida. Y
ahora digo que la diosa está sana y salva, porque de su seno fluye solamente
amor. No es artificial; ella es, porque ahí no hay nada más que eso. ¿Y
por qué es esto tan importante? Porque esa es la cualidad que constituye a un
Cristo. Ese es el amor que cura; ese es el amor que une; y ese es el amor que
alimenta. Y el amor no puede existir en un estado de apego. ¿Cuántos de
vosotros entendéis? Date la vuelta y explícale a tu compañero. Ahora, una de
las razones por la que dejas intacto a ese demonio al que estás empezando a
entender un poco más, es que —veámoslo de esta manera— si neutralizaras al Yo
sombrío dentro de ti, te asustaría lo que serías sin él. En otras palabras,
¿cuál sería entonces el estímulo de tu conversación? ¿Cuántos de vosotros
entendéis? Y también te asusta el que no tendrías una razón para levantarte
cada mañana y culminar tu día con sangre, sudor y lágrimas sin tener un ataque
de nervios. Piensa en esto. La gente está aterrada de desnudarse hasta llegar
al límite del desapego, porque eso significa que hay un verdadero miedo a lo
que puedan ser o en lo que se puedan convertir, pues han compartido una amistad
verdadera y provechosa con aquello que se llama el Yo sombrío. Están ligados a
los apegos. ¿Cuántos entendéis?
Ahora, ese es un concepto que acobarda. Sin ir más
lejos, en este
monólogo, que esta declaración —porque yo no quiero que pierdas los
estribos y crees entonces un apego a la enseñanza que te acabo de dar, lo
cual es siempre un riesgo—, ¿por qué no piensas entonces que quizás la razón
por la que no quieres renunciar a tu pasado es que ha sido un muy buen compañero en tu
presente, y ello significaría
realmente tener que ser una persona diferente? Y al ser tú la persona que
siempre quiere estar en control de tus apegos, eso te pone un poco fuera de control. ¿Cuántos de vosotros
entendéis? Yo te digo: los santos nacen a raíz de este fuego —en verdad lo
hacen— y también los maestros,
gente auténtica y genuina que está en una misión divina para encontrar esa falla
que ha inhibido su progreso durante milenios. La están buscando, la quieren de
verdad. ¿Sabes? Tú no tienes un montón de karma. Lo que tienes es una falla
—una falla— de la que te puedes adueñar, y es la falla más obvia en tu vida. Y
te puedes adueñar de ella cuando sacas tu espada y derribas esas muletas que la
sostienen y te das cuenta de que está vacía. Y son las muletas las que te
siguen trayendo de regreso vida
tras vida tras vida. ¿Entiendes? Ahora sabemos que al hablar de una
enseñanza como esa hay algunos de vosotros que no me escucháis. Tenéis lo que
se dice un oído selectivo; así os perdéis muchas de mis enseñanzas. Hay
espacios completos de los que no recordáis nada, y yo soy mucho mejor orador
que eso. El oído selectivo actúa cuando no quieres escuchar lo que te estoy
diciendo. Pero yo te digo: estás aquí para escucharlo; viniste aquí para
escuchar lo que no quisiste escuchar antes.
Ahora, nuestro primer paso en esta resolución es que
nos ha tomado todos estos años llevaros hasta un punto de conocimiento más allá
de la superstición y el fanatismo, llevaros hasta el punto en que ahora ya
podemos ir hasta el centro y hablar de esto sin histeria. Yo voy a seguir
teniendo aquí gente histérica, porque ellos no escuchan. Ellos no escuchan la
enseñanza completa ni la contemplan profundamente, ni ven por sí mismos que
todos estos bloqueos están realmente vacíos, y que lo único real en ellos es la
culpa. Y cuando nos deshacemos de eso, no hay nada más y todo lo que existe ahí
es amor. Esa es la cualidad de Dios que estamos buscando aquí. Ese es el poder
que mueve montañas. Bueno, tomó todo este tiempo traerte a este pequeño lugar
para que escucharas este simple mensaje; y es así de sencillo. ¿Qué tan difícil será entonces desprenderte de tus apegos?
No es difícil en absoluto, mi querida gente, porque con un enfoque aplicado a
la carencia sin personas, lugares, momentos y sucesos, ésta no se puede
sostener como carencia, no existe. Y cuando esa iluminación ocurra, el cerebro
se revolucionará para reconectar sus circuitos exactamente de acuerdo con ese
entendimiento. ¿Y qué ocurre cuando te das cuenta de que no existe tal cosa en
ti como la carencia o el miedo o la enfermedad o la maldad o la ignorancia, o
cualquier otra cosa que quieras nombrar? ¿Qué pasa en ese momento cuando sabes
eso? Todo el espacio de esa contemplación se desvanece, porque no se puede
sostener a sí mismo.
Y se limpia, y un poder toma posesión de él. Es un poder de espacio
libre, es amor. Y es en ese lugar donde sucede lo milagroso. Lo milagroso no
sucede en el pasado ni en el futuro; sucede en el momento que estás presente,
en contemplación; es ahí cuando sucede el milagro. Es el único espacio donde
puede ocurrir. ¿Cuál es el milagro? El milagro es abolir la mentira; y en su
lugar aparece la abundancia. Siempre estuvo ahí, siempre ha estado ahí. Y aquellos de vosotros que no oís muy bien,
continuaréis protegiendo vuestra pequeña y sucia conciencia, y vuestro pequeño
y sucio modo de pensar. Y seréis los poseedores de vuestro pasado, porque os da
una razón para quejaros y algo por lo que trabajar, pues vosotros no creéis en
mí, sino en vuestra carencia.
Y aquellos de vosotros que os aferráis a vuestro tormento —vuestro
tormento imaginario, vuestra traición imaginaria, vuestra ilusoria reacción
desagradable—, aquellos de vosotros que os aferráis a él, vuestra vida no será
más que un infierno, no sólo por el resto de esta vida, sino por todas las
vidas que vendrán. ¿Y cuál es el salario que recibimos por estar apegados a
este Yo sombrío? Es que el amor por este ser erróneo se vuelve más seductor que
el amor a la vida —y sus oportunidades, que nos permiten que cada día el amor a
esta bestia sea más importante que el amor a la vida— y la participación en ese
amor en cada aspecto, cada acción y cada pensamiento es tal que podríamos decir
que estamos realmente vivos y que, en verdad, hemos vivido.
Tu manera de pensar equivocada y pequeña nunca te
permitirá experimentar la vida, pobre de ti. Y nunca serás un maestro en esta
escuela, porque el sueldo de la maestría es muy estricto. Demanda la conquista
de uno mismo; más que eso, demanda la absolución de lo divino en nosotros. Eso
significa la liberación de
nuestra divinidad. ¿Y dónde está esa divinidad? Está justo en el lugar donde
crees que está tu carencia. Y nuestra divinidad es la voluntad. Es la
espada de la voluntad la que nos permite, como legisladores, determinar qué
clase de vida queremos. Yo digo que no hay enemigo que no hay hombre ni mujer ni hay padre
tan poderoso que me pueda robar mi
vida y mi poder de hacer de mi vida lo que quiera. Nunca hubo nadie tan
poderoso en mi vida. ¿Por qué tendría que haberlo en la
tuya? Así pues, aquellos de
vosotros que tenéis oídos, escuchad lo que he dicho y no lo interpretéis de modo diferente
a como yo os lo he enseñado.
Y aquellos de vosotros que queréis saber, vuestra libertad está cerca; vuestra
absoluta levedad del ser está a vuestro alcance. Y no me importa quién seas, no
me importa qué idioma hables, si sabes leer y escribir o si no sabes, todos
somos iguales ante Dios. Y cuando todos tenemos ese momento de mirarnos a los
ojos, ver nuestras limitaciones y calificar nuestra carencia por lo que la
sustenta, y después deshacernos de lo que la sostiene, entonces te juro que
estamos ejecutando lo divino, y todos nosotros tenemos la capacidad de hacer
eso. El amor es un imán. Es magnético y poderoso. La carencia es artificial,
limitada, destructiva. Así, lo verdaderamente maravilloso en esta escuela aún
está por aprenderse, pero no puede aprenderse hasta que esta lección sea practicada
y quede adueñada. ¿Cuántos de vosotros entendéis? Que así sea.
RAMTHA