miércoles, 16 de mayo de 2012

LOS CINCO TIBETANOS




Son cinco ejercicios sencillo que según los monjes del Himalaya ayudan a equilibrar las hormonas con lo que restablecen la juventud en el cuerpo.
Aqui los presentemos de manera completa. Quizás el  Rito Número Uno no sea de tu agrado. No es obligatorio hacerlo.
RITO NUMERO UNO
El Primer Rito es muy sencillo. Se realiza con el objetivo expreso de acelerar los vórtices o chakras . Los niños lo hacen constantemente cuando juegan.
Todo lo que tienes que hacer es pararte erguido con los brazos extendidos hacia los lados del cuerpo (en cruz), de forma que queden en posición horizontal respecto al suelo. Luego gira hasta sentirte ligeramente mareado. Debes girar de izquierda a derecha, en el mismo sentido que las agujas de un reloj.
Al principio, la mayoría de los adultos podrán girar sólo media docena de veces antes de sentirse muy mareados. Si consideras necesario sentarte o acostarte para recuperarte, hazlo.
Así que los primeros días, deja de hacerlo cuando te sientas ligeramente mareado. Con el tiempo, a medida que vayas practicando los cinco ritos, irás haciendo más y más giros sintiendo menos mareo.
También puedes hacer lo que hacen bailarines y patinadores artísticos para evitar el mareo: antes de empezar el primer giro, fija un punto exactamente frente a ti. Cuando empieces a hacer el primer giro, continúa con la vista fija en ese punto mientras te sea posible. Luego tendrás que perderlo de vista, para que la cabeza pueda girar con el resto  del cuerpo. Haz girar la cabeza muy rápido y vuelve a enfocar el punto.
 
RITO NUMERO DOS
Tiéndete sobre el suelo boca arriba. Es mejor acostarse sobre una alfombra gruesa o sobre algún tipo de superficie acolchada.
Completamente estirado sobre tu espalda, extiendes los brazos a lo largo del cuerpo , poniendo sobre el suelo las palmas de la mano, con los dedos bien unidos.
Luego levantas la cabeza y aprietas la barbilla contra el pecho. Una vez hecho esto, levanta las piernas sin flexionar las rodilla hasta alcanzar la posición vertical.
Puedes dejar que las piernas se deslicen hacia la cabeza, pero no dejes que se te doblen las rodillas.
Entonces baja lentamente la cabeza y las piernas sin doblar las rodillas, hasta tocar el suelo. Deja que todos los músculos se te relajen, y luego repite el rito.
Con cada repetición se debe establecer un ritmo de respiración. Aspira profundamente mientras levantas las piernas y la cabeza. Expira todo el aire mientras las bajas. Cuando estés en posición de relajación, continua con este ritmo. Mientras más profundamente respires, mejor.
Si al principio no eres capaz de mantener las piernas estiradas, deja doblar las rodillas lo que necesites. Pero esfuérzate por intentar estirarlas
 
RITO NUMERO TRES
El Tercer rito debe practicarse inmediatamente después del segundo. También es muy sencillo
Todo lo que necesita hacer es ponerse de rodillas sobre el piso manteniendo el cuerpo erguido. Las manos deben ponerse sobre los músculos de los muslos. 
Entonces inclinas la cabeza y el cuello hacia delante, apretando la barbilla contra el pecho.
Luego tiras de la cabeza y el cuello hacia atrás tanto como te sea posible, y al mismo tiempo te inclinas hacia atrás arqueando la columna, manteniendo las manos sobre los muslos.  Después volverás a la posición original y comienzas el ejercicio nuevamente. 
Debes establecer también un ritmo de respiración: aspirarás profundamente cuando arquees la columna y expirarás cuando regreses a la posición original. La respiración profunda es la más beneficiosa, así que toma todo el aire que te permitan tus pulmones.
 
RITO NUMERO CUATRO
La primera vez que se practique este rito puede parecer muy difícil, pero al cabo de unos días será tan fácil como el resto
Primero, siéntate sobre el suelo con las piernas estiradas hacia delante, con una separación entre los pies de 12 pulgadas aproximadamente. Con el torso erguido, coloca las palmas de las manos sobre el suelo de manera que queden al lado de tus glúteos. Aprieta la barbilla contra el pecho
Luego empuja con fuerza la cadera hacia el cielo y regresa tu cabeza un poco hacia atrás. Deseas que tu cuerpo desde las rodillas hasta la cabeza sea una línea recta. Sostén y regresa a la postura original.
 
RITO NUMERO CINCO
Coloca el cuerpo boca abajo y sostenlo con las palmas de las manos. Los dedos de los pies déjalos flexionados para hacer este ejercicio . Tanto las manos como los pies los debes colocar a cierta distancia entre sí. Los brazos y las piernas los mantendrás rectos.
Comienza con los brazos perpendiculares al suelo y la columna arqueada de forma que el cuerpo quede flexionado. Tira de la cabeza hacia atrás lo más posible. Después flexionas el cuerpo a la altura de las caderas y lo colocas en forma de V invertida.
Al mismo tiempo, echa la barbilla hacia delante oprimiéndola contra el pecho.
Después vuelve a la posición original y repite el ejercicio. 
A finales de la primera semana, generalmente las personas consideran este rito uno de los más fáciles de hacer. Cuando lo dominas, dejas caer el cuerpo desde la posición alta hasta un punto muy próximo al suelo, sin llegar a tocarlo. Tensa los músculos un momento, tanto en la posición alta como en la baja. 
 Sigue aplicando el mismo patrón de respiración. Aspira profundamente cuando levantes el cuerpo y exhala totalmente mientras lo bajas
¿Cuantas veces se tienen que repetir los ejercicios?
La primera semana deben repetirse tres veces .
Durante cada semana que siga, aumenta en dos las repeticiones, hasta que llegues a hacerlas 21 veces.
O sea:
1ª semana:  3 veces cada rito
2ª semana:  5 veces cada rito
3ª semana:  7 veces cada rito
En la 10ª semana los harás 21 veces
Si el primer rito (giros) te cuesta mucho hacerlo y lo haces menos que los demás, no te preocupes: Hazlo tantas veces como te sea posible sin sentirte muy mareado.
Al final podrás hacerlo las 21 veces.
¿A qué hora del día se deben hacer estos ejercicios ?
Cualquier hora es buena para hacerlos. Y hay quien los hace dos veces al día: por la mañana y por la noche. Pero no es necesario. Los puedes hacer a la hora que mejor te venga

 http://www.namaste.com.mx/cinco_tibetanos.htm

Brainwave Laboratories - Terapias con Sonidos: El sonido mágico del Arroyo - 80min

Brainwave Laboratories - Terapias con Sonidos: El sonido mágico del Arroyo - 80min: Es un sonido mágico de la  naturaleza, el agua que corre a través de las rocas por un arroyuelo del bosque, un sonido que ayuda a concentra...

CONCIENCIA DE UNO MISMO

Conciencia de uno mismo
"Tener conciencia de uno mismo" es saber que uno existe. Mejor dicho, saber que uno es un individuo, una persona única, diferente de todos los demás. Es igual a conocer nuestra personalidad, a saber quiénes somos. Ser consciente de nosotros mismos es la forma más objetiva de conocernos; es decir, no de sentir quiénes somos, sino de saber quiénes somos.
La introspección es la herramienta para lograr esto. Saber quiénes somos es obtener una claridad mental increíble y poderosa. Por supuesto, conocernos completamente es imposible; pero gracias a la meditación introspectiva podemos llegar a conocernos bastante. Y conocer la esencia de nuestro Ser es el objetivo de todo filósofo, de todo artista, y de toda persona que quiera evolucionar espiritualmente.
Los maestros espirituales, de hecho, son quienes se dedican a la introspección por horas y horas cada día. Durante este proceso pueden llegar a sufrir mucho; hasta que nos encontramos, podemos sentirnos muy perdidos. Pero el haberse sometido por tanto tiempo a la búsqueda de su Ser es, justamente, lo que los convierte en maestros. No porque hayan descubierto nada demasiado impresionante, sino porque recorrieron el camino para llegar hasta allí, alcanzan un nivel de conciencia superior. Son sabios porque saben cómo superar los obstáculos, no porque tengan todas las respuestas.
Al contrario de lo que podría pensarse, tener conciencia de uno mismo no es una forma de apartarse del mundo. Es una forma de entender el mundo. Hay una frase popular que dice: "pinta tu aldea y pintarás el mundo". Esto quiere decir que al describir lo más propio y específico de nuestra comunidad, estamos describiendo procesos, sentimientos, situaciones, que son comunes a todos los hombres.
Cuando vemos una película ambientada en, digamos, la Francia del siglo XVIII, ¿por qué nos emocionamos? No vivimos en ese siglo, sólo lo hemos conocido por medio de la literatura y el cine, no enfrentamos los mismos problemas que las personas de ese siglo, no tenemos su mismo estilo de vida. Pero nos emocionamos porque el alma del ser humano ha sido la misma desde el comienzo de los tiempos.
Demos un ejemplo más claro: la mejor manera de comprender el dolor de los demás es comprendiendo el dolor propio. Cuando muere el padre de un amigo, y nosotros mismos hemos perdido a nuestros padres, podemos comprender por lo que esa persona está pasando. Por supuesto, habrá diferencias, pero el sentimiento de orfandad es uno solo y universal.
De manera similar, si conocemos la felicidad interna podemos vivir la felicidad en el exterior. Si estamos contentos con lo que somos, podemos estar contentos con los demás. Muchas parejas no funcionan porque uno de los dos miembros (y en algunos casos, los dos) están inconformes con lo que son. Con su carrera, con las decisiones que han tomado, con los sueños a los que han renunciado. Viven preguntándose "qué hubiera pasado si yo...". Están inconformes con su vida. Y cualquier persona que trate de formar parte de ella, resultará igual de insatisfactorio, se encontrará con un alma que está fijada en el pasado y no presta atención al presente. Sólo cuando nos relacionamos desde el amor podemos vivir el amor.
Dijimos recién que la introspección es una forma de conocer el mundo. Y en forma análoga, viajar es una forma de introspección. La literatura moderna y el cine (una forma de arte que no nació hasta el siglo XX) han trabajado este tema muchísimas veces. Es casi un lugar común contar la historia de una persona que ante una crisis de identidad, se sube a un auto y sale a la ruta, decidido a encontrarse. El viaje de una ciudad a otra es una metáfora del viaje interno hacia nuestro Ser.
Este género, en el cine, se llama road movie (literalmente, "película de ruta") y un buen ejemplo de él es el film Cuando huye el día, del famoso director Ingmar Bergman. Es la historia de un eminente profesor de medicina llamado Isak Borg, que viaja en un auto, acompañado por su nuera y tres jóvenes que estaban haciendo dedo en la ruta, hacia su vieja Universidad, donde se realizará un acto en su honor y recibirá un premio por sus 50 años como médico. En el camino, se ve inundado por recuerdos de su infancia y su juventud, que lo llevan a cuestionar las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida. Se da cuenta de que no es una persona cálida, de que se ha alejado de los demás, y de que ha perdido la alegría de vivir que tenía durante su juventud. Finalmente, su nuera le confiesa que está embarazada. A través del cariño que le profesan los tres jóvenes, y ante la perspectiva de un nieto que pronto nacerá, se da cuenta de que su vida no ha sido perfecta, pero que no ha sido inservible; gracias al amor de su familia, se da cuenta de que su vida ha valido la pena. Isak alcanza un nivel de satisfacción consigo mismo enorme. Pero eso sólo fue posible luego de que buceó en su interior y se encontró con su verdadero Ser. Cuando pudo aislar sus pensamientos, sus recuerdos, sus ideas, sus miedos, sus pesadillas, sus temores, separarse de ellos y ver su vida desde otra perspectiva, se encontró con una profunda sensación de plenitud.
Ver este tipo de películas es sin duda una actividad inspiradora para quien busca superarse a sí mismo. ¿Algunas otras de ellas? París, Texas, de Wim Wenders. Mi mundo privado, de Gus Van Sant. Lo opuesto del sexo, de Don Roos. Historias mínimas, de Carlos Sorín. Cleopatra, de Eduardo Mignogna. Sabiduría garantizada, de Doris Dórrie. Los secretos de Harry, de Woody Alien (que es una versión mas moderna de Cuando huye el día).
En estas películas, la distancia que los personajes ponen entre sí mismos y sus hogares representa simbólicamente la distancia que nosotros debemos poner entre nuestros pensamientos y nuestra conciencia, para no confundir lo que somos con lo que pensamos.
Sólo así podemos encontrarnos con nuestro Ser. Con el amor, la alegría, la plenitud que reside en nuestros corazones y espera que nosotros salgamos a buscarla.

Ejercicio de meditación

1) Asumimos la postura corporal y el mudra elegidos.
2) Cerramos los ojos y nos concentramos en nuestra respiración, sin modificarla aún.
3) Vamos reduciendo nuestro ritmo respiratorio, lentamente, tanto como nos sea posible.
4) No pensamos en nada. Cuando surge una idea, la reconocemos corno tal. No nos dejamos arrastrar por ella, simplemente decimos con nuestra voz interior "estoy pensando" y observamos desde afuera esa idea.
5) Esperamos en silencio. Vemos cómo esa idea se disuelve lentamente hasta desaparecer.
6) No pensamos en nada. Cuando surja otra idea, repetimos el paso 3.
7) Continuamos meditando hasta que podamos pasar varios minutos sin pensar en nada.
8) Observamos el silencio por tanto tiempo como deseemos.
9) Cuando estemos listos para finalizar, volvemos a concentramos en nuestra respiración.
10) Vamos recuperando nuestro ritmo respiratorio normal.
11) Abrimos los ojos, lentamente. Esperamos unos minutos en silencio antes de incorporarnos.
Nota aclaratoria:
Es posible que en las primeras sesiones no logremos pasar varios minutos sin que surja alguna idea; en estos casos, cuando hayamos aislado unos diez pensamientos, podemos poner fin a la meditación.
Con el paso del tiempo, y con la práctica, cada vez será más fácil identificar y aislar los pensamientos. Pronto, seremos capaces de llegar a la suspensión de los pensamientos después de tan sólo algunas aislaciones iniciales. Debemos ser pacientes y esperar que llegue este momento sin desanimarnos ni abandonar la práctica de la meditación.

ORACION DE AGRADECIMIENTO

Señor,
todo lo hemos recibido de tu amor,
todo es regalo tuyo,
todo es expresión de tu ternura,
de tu bondad infinita.
Gracias por habernos dado la vida,
tu misma vida.
Gracias por nuestra familia,
tu misma familia.
Gracias por todos los amigos,
tu misma amistad.
Todo nos lo has regalado tú:
la primera estrella,
el primer átomo,
la primera caricia de la primavera.
Tu nos has enseñado el camino,
para ser recorrido sin mirar atrás.
Tu nos has ofrecido la Verdad,
para ser proclamada a los cuatro vientos.
Gracias por no estar nunca lejos,
por el niño que acaba de nacer,
por el que vive ofreciendo su vida.
Gracias, Señor,
por los miles de detalles de tu amor.

Ho'oponopono

Práctica del Ho’oponopono
Estamos en unos tiempos en que podemos contar con herramientas tan sencillas para alcanzar la cura que, debido a nuestros viejos patrones, se hace difícil creer que con tanta sencillez podemos llegar a resultados tan positivos. Parece que la vieja historia de que para ocurrir, todo necesita enorme esfuerzo, aún intenta retenernos en la vieja energía.
Cuando leí por primera vez acerca del Ho’oponopono, claro que me pareció todo muy simple, y los resultados descritos tan grandes, que me admiré un poco, pero gracias al Gran Misterio, me decidí a arriesgar, al fin y al cabo, era tan sencillo, por qué no intentarlo... Y tal como ya he contado aquí, los resultados fueron tan inmediatos y sorprendentes que, a partir de entonces, nunca más he dejado de hacerlo, de aquella forma como lo aprendí. Y pasé a divulgarlo en mis trabajos y para mis amigos, recibiendo siempre un retorno muy positivo.

Como muchas personas se han venido interesando por esa cura, y me han hecho preguntas de cómo practicarla, entiendo que esta es una oportunidad de divulgar algo sencillo, pero... que puede marcar la diferencia en la vida de muchas personas...
Lo que nos impide tener una vida plena, en la que podamos ejercer nuestros Dones y disfrutar de toda la felicidad que proviene de estar cumpliendo nuestro propósito divino, sin esfuerzo y con levedad, es el hecho de estar cautivos del pasado por los muchos nudos que hemos creado a lo largo de nuestras vidas... A medida que deshacemos esos nudos que nos atan al pasado, podemos estar más enteros y presentes para servir en este momento tan especial del Planeta.

Antes ese era de veras un proceso prolongado y a veces muy doloroso, lo cual hacía que mucha gente desistiese de esa liberación.
Ahora tenemos muchas herramientas disponibles, y con ellas esa liberación y cura de las experiencias pasadas puede tener lugar de forma suave y muy rápida.
Y el Ho’oponopono es una de esas herramientas.
Claro que no sirve de nada que limpiemos lo que nos ata al pasado si continuamos a crear, en el presente, los mismos patrones que nos van a mantener sujetos a las mismas viejas historias. Por ello es bueno que estemos atentos a lo que estamos creando en nuestro presente... comprendiendo que se nos está dando la oportunidad de limpiar todo un pasado... para poder empezar un nuevo tiempo, sin culpas... ni miedos... con más Luz... Consciencia y Amor.

Pongo a continuación un texto del Artista Plástico Al McAllister, que muestra de forma muy clara y sencilla cómo practicar el Ho’oponopono. Él también ha venido dedicándose a divulgar el Ho’oponopono, por haberse también maravillado con este procedimiento.

Cómo practicar el Ho’oponopono

Aquí comprenderás por qué el intelecto no dispone de recursos para resolver problemas, él sólo puede manejarlos. Y manejar no resuelve problemas.

Al hacer el Ho’oponopono tú pides a Dios, a la Divinidad, que limpie y purifique el origen de estos problemas, que son los recuerdos, las memorias. Así neutralizas la energía que asocias a determinada persona, lugar o cosa. Durante el proceso esta energía es liberada y transmutada en pura luz por la Divinidad. Y dentro de ti el espacio que ha quedado vacante se rellena con la luz de la Divinidad. Entonces, en el Ho’oponopono no existe culpa, no es necesario revivir sufrimientos, no importa saber el por qué del problema, de quién es la culpa, o su origen.

En el momento en que notas dentro de ti algún malestar en relación a una persona o lugar, algún acontecimiento o cosa, empieza el proceso de limpieza, pide a Dios:
Divinidad, limpia en mí lo que está contribuyendo para este problema.

Entonces, usa las frases de esta secuencia: Lo siento mucho. Perdóname. Te amo. Estoy agradecido, varias veces; podrás destacar una de ellas que te conmueve más en aquel momento y repetirla. Deja que te guíe la intuición.
Cuando dices Lo siento mucho reconoces que algo (no importa saber el qué) ha penetrado en tu sistema cuerpo/mente. Quieres el perdón interior por lo que pueda haber traído aquello a ti.

Al decir Perdóname no estás pidiendo a Dios que te perdone, sino que estás pidiendo a Dios que te ayude a perdonarte.

Te amo transmuta la energía bloqueada (que es el problema) en energía fluente, te reconecta a lo Divino.

Estoy agradecido es tu expresión de gratitud, tu fe de que todo será resuelto para el bien mayor de todos los implicados.

A partir de este momento, lo que ocurra a continuación viene determinado por la Divinidad; puede que te sientas inspirado para actuar de alguna manera, cualquiera que fuese, o no. Si persistiese alguna duda, continúa con el proceso de limpieza y pronto tendrás la respuesta, al quedar completamente limpio.

Recuerda siempre: lo que tú ves de equivocado en el prójimo también existe en ti, somos todos Uno, por tanto, toda cura es auto-cura. En la medida en que mejoras tú, el mundo también mejora. Asume esta responsabilidad. Nadie más necesita hacer este proceso, sólo tú.

Aquí (una vez más) está la oración original de Morrnah, simple y poderosa:
Divino Creador, padre, madre e hijo en Uno...
Si yo, mi familia, mis parientes y antepasados hemos ofendido a tu familia, parientes y antepasados, por medio de pensamientos, palabras, actos y acciones, desde el principio de la creación hasta lo presente, rogamos tu perdón...
Deja que esto limpie, purifique, libere, corte todas las recordaciones, bloqueos, energías y vibraciones negativas y transmute estas energías indeseables en pura luz...

Así está hecho.:: Rubia A. Dantés ::