
En los colegios modernos de nuestro mundo
occidental »civilizado», se levantaría un mar de manos para aprovecharse
del desafortunado alumno que no sabía la respuesta. Nos enseñan a
aprovechamos de los demás para mejorar, a pasar por encima de ellos para
llegar hasta arriba. Nos enseñan a ser competitivos y despiadados y a
dejar totalmente de lado los sentimientos de aquellos a los que
pisoteamos. Qué importa la humillación del alumno que no sabe algo: es
una oportunidad para que nosotros le causemos buena impresión al
profesor.
Estas son las semillas de la violencia, y se plantan en nuestro interior cuando somos muy jóvenes.
Podemos
despertar y comprender la naturaleza de esas malas hierbas que llevamos
dentro y arrancarlas de raíz, pero para ese proceso es necesario ser
consciente de nuestra naturaleza más profunda, y eso no es sencillo.
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