Perdonar es
gran un desafío, por el valor que concede nuestra cultura al YO y al EGO. Se
nos hace ver que perdonar es un símbolo de debilidad. Pero no es cierto, porque
olvidar una ofensa, ultraje, escarnio, injuria, insulto o maltrato es un acto
valiente que lleva implícito una gran integridad. Si bien perdonar es un acto
que resulta tan positivo y terapéutico muchas personas se niegan a hacerlo por
varias razones, entre ellas:
- Piensan
que esta actitud es una manera de demostrar que "tienen la razón"
- Consideran
que es una forma de controlar la situación o de mantener cierta ilusión de
control.
- Lo
utilizan como un medio para evitar la intimidad.
- Tratan con
eso de eludir sentimientos más profundos de tristeza, desesperación, dolor,
abandono y rechazo.
- Estiman
que es una forma de hacerse escuchar, castigar o de desquite.
- Utilizan
esta actitud como para insistir en que el problema es suyo, no de otra persona.
- Entienden
que actuando así logran que la vida continúe tal como está y evaden la claridad
que podría proporcionar un cambio al cual temen.
¡FUERA EL RENCOR!
Caroline
Myss, autora del best seller "Anatomía del espíritu", afirma que
mantener vivo el rencor es como si te hubieran hecho una herida física y a cada
instante la abrieras para sentir lo terrible y dolorosa que es.
El psicólogo norteamericano Michael E. McCullough y su grupo de colaboradores
estudiaron la personalidad de los vengativos, los procesos y aptitudes que
requiere el perdonar y los efectos saludables que de ahí se derivan. g Concluyeron
también en que perdonar puede optimar la calidad de vida, la presión arterial,
el sistema inmune y prevenir la depresión, la ansiedad. Los textos sagrados de
distintas religiones, como el budismo, el hinduismo y el cristianismo,
aconsejan la absolución y la gracia del perdón ante las ofensas sufridas. De
manera, que en la dimensión de nuestra vida como creyentes es aconsejable que
sepamos perdonar para así obtener la gracia divina.
El perdón nos ayuda a reducir el resentimiento, el enojo y la irritación;
sentimientos que desarrollan en la persona un sentido de culpa, zozobra e
agitación. El rencor, el coraje y el deseo de venganza dañan el cuerpo y el
alma, porque provocan emociones negativas en el cerebro e impiden un funcionamiento
sereno y equilibrado.
¡Perdonemos!
porque el perdón es un instrumento de reconstitución y encuentro y a través de
él no solo vamos a favorecer nuestra salud física sino también para calmar
nuestro espíritu, lograr la paz interior y la gracia divina.