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martes, 19 de junio de 2012

EL OCEANO DE LAGRIMAS

Uno de los regalos del mes de Cáncer es la capacidad de ser sensibles al dolor de otros. Usualmente, cuando vemos a otra persona sufriendo, intentamos ayudarlos un poco y luego nos detenemos. Nos decimos a nosotros mismos: “No hay mucho más que pueda hacer”. Sin embargo, cuando una persona acepta la responsabilidad de decir: “Hay algo que puedo hacer para aliviar el dolor y el sufrimiento en el mundo” y sale a confrontar el sufrimiento, entonces no hay límite para lo que es capaz de hacer o para cuánto pueda impulsarse a sí mismo.
Cuando era niño, había una historia que mi padre y maestro, el Rav Berg, a menudo nos contaba para mostrarnos la importancia de ser diligente en despertar compasión por el mundo.
El océano de lágrimas
Durante tiempos remotos, dos grandes maestros espirituales, que eran mejores amigos, hicieron un trato. Ellos acordaron que quien abandonara este mundo primero, regresaría a visitar al otro en un sueño o una visión; éste le contaría a su amigo dónde se encontraba y le revelaría los misterios de la vida después de la muerte.
Pasaron muchos años y uno de los maestros murió. Su amigo esperó confiadamente que éste apareciera como lo había prometido, pero pasaron muchas semanas sin ningún sueño o visión. Preocupado, el amigo decidió visitar al hijo del maestro fallecido.
“Teníamos un acuerdo”, le explicó al hijo. “Tu padre nunca rompería su palabra a menos que algo crucial haya ocurrido”.
El hijo dijo: “Estaba igual de preocupado porque también esperaba que mi padre me visitara. No obstante, sabiendo el arte secreto de transportar mi alma a los mundos superiores, anoche pude visitar a la Corte Celestial y preguntar qué había sido de mi padre”.
“Los ángeles contestaron: ‘Él estaba aquí, pero no se quedó. Siguió caminando’. Busqué en cada región del cielo y les pregunté a los ángeles si lo habían visto. En cada lugar, me dieron la misma respuesta: ‘Tu padre estuvo aquí, pero siguió caminando’”.
“Finalmente, me encontré a un hombre sentado en la entrada de un bosque y le dije: ‘¿Ha visto a mi padre?’”.
“Él también contestó: ‘Sí, estuvo aquí, pero siguió caminando’. Luego agregó: ‘Lo encontrarás al otro lado del bosque’”.
“Recorrí el bosque en lo que parecían días y, finalmente, llegué a un lugar donde no había más árboles. Mirando tan lejos como mis ojos me permitían, vi un amplio y turbulento océano, con olas tan grandes como montañas. Mi padre estaba parado ahí, descansando con su bastón, observando el océano. Me le acerqué y tomé su brazo. ‘¿Qué haces aquí?’, le pregunté. ‘Todos estamos preocupados porque no regresaste a visitarnos en una visión o un sueño. No sabíamos lo que te había ocurrido’”.
“Sin apartar sus ojos del océano, mi padre dijo: ‘¿Sabes lo que es este océano, hijo?’, le dije que no y él continuó, ‘Este es el océano de todas las lágrimas de todas las personas del mundo que han llorado de dolor y sufrimiento. He jurado ante Dios que nunca dejaré este océano hasta que Él seque todas las lágrimas. Es por eso que no he podido cumplir mi promesa’”.
Tenemos que asumir responsabilidad por todo lo que nos rodea. Cuando hacemos esto, entonces estimulamos nuestro deseo de traer el cambio. Por otro lado, si nos mantenemos enclaustrados en nuestro propio mundo, aislados emocionalmente de los demás, es imposible que nosotros (y el mundo) salgamos de nuestro caos.
La verdadera compasión por el sufrimiento de los demás nos conduce a continuar nuestro trabajo hasta que todos sean liberados. Como el maestro espiritual que no se movió del océano de lágrimas, insto a todos a que perseveren en su determinación de enfrentar el dolor y sufrimiento donde quiera que éste se encuentre. Si queremos eliminar el caos de este mundo, nuestra disposición a ayudar no debe tener fin.

Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.

martes, 5 de junio de 2012

LA ACEPTACION, Divino poder

Cuando las personas llegan a un punto de su vida, donde se sienten estancados, con pocas ganas, sin pasión por lo que hacen, tomando todas sus actividades como una obligación, sin ganas de comenzar los días, conquistados por la negatividad y viviendo en una perspectiva de víctima, sin lugar a dudas aparece el fantasma de la resignación. Si esto llega a ocurrir, la verdad que el panorama de esa persona, es realmente muy oscuro.

No obstante si una persona, se encuentra en un estado como el que he descripto en el párrafo anterior pero su intención es de SER feliz y cambiar la realidad, debe tomar como primer paso, el de la ACEPTACION.

Debemos diferenciar muy claramente que aceptar NO es resignarse, porque la aceptación te lleva a la reflexión profunda y luego a la acción, en cambio la resignación te lleva directamente a “la muerte en vida”.

Al tomar consciencia de tu realidad, con las cosas que te gustan y las que no, estás haciendo un análisis de donde estás, es un momento que en vez de castigarte por los errores cometidos, debes ACEPTAR que has actuado de manera inconsciente, que no sabías las consecuencias negativas de esos actos, también es fundamental  aceptar que puedes equivocarte y que seguramente la próxima vez tendrás más cuidado para no cometer el mismo error.

La clave es ACEPTARTE como eres, lo que tienes y lo que hay dentro de ti, porque la vida a menudo nos pone en situaciones incómodas y complicadas, pero tienen como objetivo que aprendas y resuelvas esas pruebas, desplegando tus talentos, tu potencial y valores que llevas contigo desde tu ESENCIA.

En esas situaciones es donde una persona debe decidir entre la ACEPTACION y la resignación, porque la primera es un paso previo a la acción, al buscar alternativas y oportunidades para cambiar la realidad, con paciencia, perseverancia, disciplina y pasión. Pero si eliges la segunda opción, la luz de vela de tu vida va de camino a apagarse para siempre.

Amigo lector, cuando tú eliges la ACEPTACION te estás abriendo a nuevas oportunidades, a diferentes formas de lo que conoces, a tomar otras perspectivas a través de los aprendizajes recibidos, has dado un paso en quererte un poco más y eso trae que también apreciarás más tu alrededor, habrás aprendido más de ti y podrás poner en práctica tus talentos para las nuevas acciones que emprenderás, porque equivocarse y fallar son asignaturas que te pone la vida, para que aprendas y luego camines con éxito hacia tus objetivos, recuerda que cada fallo es un paso más hacia la conquista de tus sueños.

Debes aprender a ACEPTARTE, a que cuando tomes consciencia de algunas cosas, no sean para castigarte y enfadarte contigo, sino para aprender y ponerte en marcha, si quieres SER feliz y vivir en plenitud, deja de pelear contra con ti, de desmerecerte y apuesta por ti, por tu ESENCIA y “tira para tu mismo barco”, porque de lo contrario la resignación te ganará la partida y esto NO es lo que te mereces.

ACEPTATE, QUIERETE y actúa, que tú estás aquí para trascender en la vida!!!.

Del mismo modo, la Plena Aceptación de todo lo que te sucede, de todo lo que vives, te lleva a vivir en Unidad con la propia existencia, con el Universo, con Dios.

Acepta la vida como Es. Aceptándola, desaparecen los deseos, desaparecen las tensiones, desaparece el descontento, desaparecen las quejas. Cuando desaparecen las quejas, también desaparece la desdicha, ya que esta existe con la queja.
“Lo que no se aprende por el camino de la Aceptación, debe aprenderse por el dolor.”
Recuerda:

LO QUE ACEPTES EN TU CORAZON, ES LO QUE TE HARA DESARROLLAR TU CONSCIENCIA!!

martes, 1 de mayo de 2012

EL RENCOR DAÑA LA SALUD



El rencor es un mal sentimiento, pues cuando recordamos una ofensa o pensamos en la persona o circunstancia que la provocó experimentamos sensaciones molestas: frustración, dolor, ira, impotencia y ansiedad. Esa carga tóxica anega nuestra mente, se instala en nuestro organismo y nos provoca angustia e infelicidad.
Se ha comprobado que el enfado, el encono y el resentimiento son emociones que nos conectan directamente con la hipertensión arterial y otras enfermedades; además de producirnos molestias como dolores de cabeza, indigestión, tensión muscular y calambres.Pero ninguna de las incomodidades físicas que producen el odio y el rencor son comparables con el perjuicio que nos provocan en el aspecto psicológico: apagan el espíritu y nos desvalijan de energía positiva.

lunes, 30 de abril de 2012

EL RESENTIMIENTO

Probablemente, en alguna etapa de nuestra vida hemos experimentado, sentido resentimiento por algo que nos ha afectado y que consideramos que nos desarmonizó, defraudo,  y emprendemos acciones contra ello, con ira, rabia, odio a fin de hacer justicia por lo acontecido.
 Lo cierto, que el resentimiento aflora y da paso a acciones que muchas veces  conllevan actuar de una forma no correcta, pudiéndose manejar por otras vías, de tal forma que perdonemos, aprendamos y ello nos ayude a crecer.
Los resentimientos son sentimientos negativos que tenemos hacia alguna persona. Perduran porque, o bien no se han resuelto con la persona implicada o bien no tienes claro que quieras superarlo
 Hay abundancia de escritos y opiniones sobre ello, que permiten ampliar el alcance y repercusiones que el resentimiento genera, por qué  se produce y como superarlo, por ejemplo René  Rivera Rodríguez, nos indica, como lo señala Dorsch ("002: 704_705), que se entiende  el resentimiento generalmente en el sentido de rencor sordo, frecuentemente inconsciente, de envidia u odio impotente, que se manifiesta en criticas, comentarios o insinuaciones que desprestigian a la persona que es objeto del resentimiento"
Por su parte  Muñoz (2002) comenta,  que el resentimiento es:
- Evocar un sentimiento de hostilidad contra una persona o personas que consideramos que nos han tratado mal.
- Rencor reprimido sobre un acontecimiento negativo que te ha sucedido.
- Molestia, agitación emocional que siente siempre que se habla de una determinada persona o acontecimiento.
- Incapacidad para perdonar, incapacidad de dejar pasar y olvidar.
- La base de la desconfianza y sospecha que sienten al tratar con personas o  acontecimientos que les produjeron dolor en el pasado.
- Dolor emocional no resuelto que se siente cuando no se logra aceptar una pérdida.
- El malestar sentido después de gastar mucho esfuerzo y energía para alcanzar algo que finalmente se pierde.
- El resultado de pensar que se fue víctima de un trato injusto sin la resolución del problema.
- El sufrimiento prolongado y en silencio cuando una expresión abierta de dolor es indeseada.

- El rencor hacia una persona o grupo que se considera que ha impedido lograr ciertos objetivos.
- Sentirse ofendido cuando una persona o un grupo ha ignorado o negado tus derechos.
- En ocasiones da lugar a depresión y al suicidio.
Por supuesto, es muy importante  saber cómo se manifiesta el resentimiento, al respecto Muñoz (2002) dice que el resentimiento se manifiesta, cuando la persona desplaza este hacia una persona o grupo de la manera siguiente:
Pone mala cara disimuladamente ante la presencia o mención de la persona que es objeto del resentimiento.
Sentir malestar cuando la música, una película, o un programa de televisión le recuerdan las interacciones desagradables que ha tenido con ellos.
Habla de una manera burlona, de hostilidad o degradante de él, ella o de ellos.
Tienen pesadillas o pensamientos desagradables sobre la persona o personas.
Se ve bloqueado en sus esfuerzos de crecimiento personal sin saber por qué.
Siente cólera sin razón aparente.
Se siente deprimido, abatido, y confundido cuando intenta superar estas experiencias frustrantes.
Evade cualquier tema que esté relacionado con su último enfado o malestar acerca de esas personas.
En el ámbito criminal encontramos a sujetos con las siguientes manifestaciones conductuales:
- Su agresividad puede encontrarse reprimida o manifiesta hacia las personas y hacia la vida.
- Pasan maldiciendo las circunstancias y retos que les pone la vida.
- El control de sus impulsos es inadecuado.
- No logran identificar lo inadecuado y consecuencias de sus actos.
- Manejan una nula, laxa o distorsionada escala de normas y valores.
- Labilidad afectiva.
- La mayoría se muestra indiferente ante la vida y ante sus actos.
- No aceptan los errores de sus actos.
- Muestran inmadurez e irresponsabilidad.
Muy interesante es el agregado que indica lo relevante de tomar en cuenta los efectos negativos del resentimiento no resueltos, es decir, cuando no se logra resolver el resentimiento:
  • Hipersensibilidad y odio cuando se recuerda a la persona o personas que lo afectaron.
  • Se tiende a negar o reprimir cualquier sentimiento de ira u odio hacia esa persona.
  • Sentimiento de decepción, provocado o encolerizado cuando las personas contra quienes guardas resentimiento son reconocidas por sus logros.
  • Recriminación y rechazo por la actitud hostil, cínica, y sarcástica, la cual se convierte en una barrera entre nosotros y las personas con quienes deseamos establecer una relación sana.
  • Estancamiento en el desarrollo personal
  • .Se rechazan y menosprecian todos los intentos de los demás para conseguir que se trabaje en el perdón, para olvidar ofensas y daños pasados.
  • Resistencia a no resolver los conflictos no resueltos con la persona o personas para sentirse libre y seguir con nuestra vida.
  • Dificultad en expresar nuestros sentimientos y confiar en otras personas, especialmente en nuevas relaciones.
  • Baja autoestima e inadecuado autoconcepto de nuestra persona.
  • Ideas estúpidas e irracionales.
Por otra parte, nos aporta nos aporta sobre este tema Sofía Roepke, que consideremos, que una de las emociones negativas más frecuentes y más difícil de superar es el resentimiento. Aquellas personas que nos han hecho daño siguen siendo nuestros deudores aunque haya pasado mucho tiempo. No importa que estén muertos o con vida, ya que el dominio del oscuro recuerdo no respeta fronteras. Tampoco hay diferencia en que el odio y el deseo de venganza se anuden en nuestro corazón desde la niñez o desde el ayer reciente. Nuestro tiempo psíquico es inmóvil. Por eso siempre estos recuerdos acechan, para surgir disfrazados de distintos temores cuando la oportunidad se presenta propicia. Esos temores son el veneno que debemos probar cada vez. El recordar a los que nos han causado sufrimientos, como también hechos y circunstancias dolorosas, abren de nuevo nuestras heridas. Repasamos con amargura esas situaciones y la idea de desquitarnos puede obsesionarnos. Pero debemos considerar el hecho de que siempre es mejor vivir el presente que quedarnos atrapados en un pasado doloroso lleno de resentimientos y culpas.
Finalmente, Daniel Mercado, comenta al respecto, que  recordemos que Scheler definió el resentimiento como una intoxicación del alma. Este veneno anímico se instala por dos mecanismos muy emparentados: la envidia y la injusticia.
Se resiente aquel que percibe para sí un derecho a tener lo que otro posee. Se produce por un falaz igualitarismo que cree que todo es para todos y tiene como trasfondo el deseo ávido de acumular, muy parecido al consumismo en auge.
Pero se resiente también el que sufre una injusticia, aquel al que se le quita, con o sin violencia explícita, un bien que poseía, una propiedad, la libertad o la dignidad.
Ambos resentimientos comparten la percepción de la injusticia y despiertan el deseo de eliminarla, lo que sin duda los puede hacer valiosos.
Ruth Muñoz no recomienda afrontar el resentimiento, porque continuar alimentando un sentimiento negativo durante mucho tiempo tiene un tremendo coste físico y emocional. Además este resentimiento rara vez afecta directamente a la persona que lo provocó, por el contrario es la persona que lo mantiene quien sufre las consecuencias negativas de éste.
Sugiere, Identificar qué se  puede hacer para mejorar la situación; Examina la situación desde la perspectiva de la otra persona; Examina las  propias creencias o pensamientos; En ocasiones, obtenemos beneficios de tener sentimientos negativos.