Los "síntomas" de una crisis
espiritual son casi idénticos a los de una crisis psíquica. De hecho, dado que
una crisis espiritual afecta a la psique, un "místico principiante"
podría no percatarse de que sufre una crisis de naturaleza espiritual y creer
que su dilema es psicológico. Sin embargo, los síntomas de una crisis
espiritual son claros y de tres tipos.
Generalmente, la crisis comienza con una
sensación de ausencia de sentido y finalidad, que la persona no puede remediar
simplemente barajando los componentes externos de su vida. El anhelo es mucho
más profundo, no lo puede satisfacer un aumento de salario o una promoción, ni
un matrimonio o una nueva relación. Las soluciones corrientes no ofrecen ningún
atractivo. Por supuesto, hay personas que nunca han encontrado sentido ni
finalidad a su vida, pero probablemente estas personas esperan,
equivocadamente, que la vida les deje el "sentido" en la puerta. Las
quejas continuas y la falta de ambición no indican que se haya producido una
crisis espiritual. Las personas que padecen una crisis espiritual tienen la
sensación de que algo está tratando de despertar en su interior, pero no saben
verlo.
Sentir miedos nuevos y raros es el segundo
síntoma de una crisis espiritual. Estos miedos no son corrientes, como lo son
el miedo al abandono y a envejecer, sino que producen la sensación de estar
desconectándose de la propia identidad. "Ya no sé muy bien quién soy ni
lo que deseo de la vida" es una expresión común de la persona saturada de
la energía del séptimo chakra.
El tercer síntoma es la necesidad de
experimentar devoción por algo superior a uno. Los innumerables libros actuales
de psicología, que explican las necesidades humanas, rara vez hablan de nuestra
necesidad fundamental de devoción; sin embargo, necesitamos, biológica y
energéticamente, estar en contacto con una fuente de poder que trasciende las
limitaciones y confusiones humanas. Necesitamos comunicarnos con una fuente de
milagros y esperanza. La devoción entrega una parte de nuestra conciencia a
nuestro yo inconsciente eterno, el que a su vez nos conecta directamente con
una presencia divina. Incluso encuentros breves y fugaces con esa presencia y
su infinito poder ayudan a nuestra conciencia a liberarse de sus miedos, y el
poder humano deja de gobernar nuestra atención.
La ausencia de sentido, la pérdida de
identidad y la necesidad de devoción son los tres síntomas más fuertes que
indican que la persona ha entrado en la "noche oscura". Ciertamente
estas características son similares a los dilemas psíquicos comunes que
experimenta la gente. Sin embargo, cuando su origen es espiritual, uno no tiene
motivos para culpar a otras personas de causarle la crisis. Se da cuenta de que
la causa de su crisis está en su interior. La insuficiencia de los componentes
externos de la vida de la persona es la consecuencia de la crisis espiritual,
no la causa.
Un buen director espiritual puede ayudar a
la persona a pasar por esa "noche oscura", muchos de cuyos retos suponen
enfrentarse a intensos problemas psíquicos. La psicoterapia estándar buscaría
la causa analizando las pautas negativas en sus relaciones desde la infancia
hacia delante. Si bien también resulta muy útil identificar esas pautas
negativas en la orientación espiritual, el director espiritual investiga,
prioritariamente, el contendido del dialogo interior de la persona respeto a
asuntos del espíritu.
Al principio esa reorganización le hará
sentirse peor, cuando esté experimentando la "noche oscura del alma",
durante la cual llegará a conocer los contenidos de su mente y corazón,
enfrentará sus miedos y creencias, explorará conscientemente su lado oscuro y
desafiará a los falsos dioses que no renunciarán a su autoridad sobre su psique
humana sin dar batalla. La enfermedad suele ser catalizadora de la
transformación espiritual y de la "noche oscura".
Para resistir se necesita fe, oración y, si
es posible, un director espiritual. Si te resulta imposible encontrarlo, busca
apoyo en la lectura espiritual. Encontrar a una persona que entienda la
naturaleza del viaje es algo similar a buscar un bote salvavidas.
Lleva un diario, anota tus pensamientos y
oraciones y por encima de todo afírmate en la verdad de que todas las noches
oscuras acaban con una luz que ilumina un nuevo camino.
Adopta una forma de oración
y meditación diaria con la que te sientas a gusto. La devoción -no la obsesión-
es una fuerza extraordinariamente sanadora y consoladora.
Caroline Myss
*Reflexión*
Cuando el espíritu se
quiebra, surge un profundo conflicto en el alma y caminas mas allá del temor
donde la angustia, las dudas y los miedos se aferran a tí.
Has de pasar por ese camino y sin
resistencia reconocer tu dolor.
La paciencia y la humildad te ayudarán a
irte desprendiendo de tu ego dejando que tu alma vuelva al estado puro, fluirás
como el agua dirigiéndote a la Fuente Creadora, a la Fuente Divina, al
Manantial del Amor de Dios y la Luz renacerá en tí.
Tu ser interior despertará transformado en
la liberación de la luz, para que entres en el mundo con una nueva visión y
poder que va mas allá del tiempo y del espacio en busca de la Verdad Sagrada.