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sábado, 16 de junio de 2012

TU ERES . . .


 
Escúchala…
Asimila esta letra…
Hazla tuya…

Tú eres… El rostro del Amor.

No importa si en el video aparece el papa de la iglesia católica, el Dalai Lama, un bebé, el sol, una estrella lejana, un átomo minúsculo… todos somos el rostro del amor. Tú lo eres. Siéntelo, recuérdalo, revívelo… ¡Despierta Ahora!
 
¿Cómo despertar? 
Sólo deja la negatividad.
Acepta tu situación actual tal como es.


Si tu situación tiene solución, ¿para qué te preocupas?
¡Ocúpate!

Si tienes que hacer algo para cambiarla, hazlo y punto, sin crear drama, no se necesita.
Si tu situación NO tuviera solución, ¿para qué te preocupas?
¡Todo pasa!

Todo, sea lo que sea, si tiene un principio tiene un final.

Además, las situaciones de vida son solo eso: situaciones.
Otra cosa es la vida en sí.

La vida es eterna, sin principio ni final. Es lo que siempre ha sido y siempre será.
.

Nada que sea real puede ser destruído.

Las ideas de la mente cambian, las emociones también, el cuerpo sufre modificaciones permanentemente, pero el que está recibiendo este mensaje, el Ser Real en ti -la esencia- siempre es igual: Perfecto.

Siempre estarás vivo aun después de que llegues a abandonar este cuerpo que es polvo y al polvo regresará. 
Esa es tu verdadera realidad más profunda.
 ¡Tú eres la vida: la semilla, el tallo, el fruto y la flor!
¡Tú eres la vida. Tú eres luz, amor, libertad y triunfo!

Cuando sentimos esto en verdad (no como una creencia ciega o un dato más de nuestra mente), nos damos cuenta que nada nos falta jamás. Entonces ya nada te turba y aceptas la vida como un hermoso juego de niños.

Si aún no lo percibes, es que un ligero velo te lo impide: la mente que con sus dudas no para de parlotear.

¿Ya es tu decisión dejar que ese velo caiga, o aún no te hartas de sufrir?
Si ya quieres despertar… si ya quieres comprobar lo que tú eres realmente, tan sólo encuéntrate… en el silencio interior.

¿Cómo lograr el silencio interior?

Para ello:
.
¡Sólo ubícate en el Ahora!
El momento presente.
 ¡Dejemos a nuestra conciencia flotar en la paz de la mente en silencio!

Evita pensar en lo que ya no existe (el pasado) y en lo que no sabemos si realmente llegará (el futuro).   Ejemplos:
Si vas caminando, camina.   Si estás comiendo, come.   Si conversando, leyendo o escribiendo, únicamente haz eso, sin agregar algo más a tu mente.
Si estás en una fila o en una sala de espera, percibe lo único real que en ese momento está sucediendo:
1. Justo frente a ti ¿Para qué fantasear con lo que quizá esté pasando en otro lugar muy cercano o distante?
2. Y sobre todo:  en tu interior (tu respiración, los latidos de tu corazón, la sensación corporal…)
Pase lo que pase a tu alrededor, continúa dentro del Ahora. Si te descubres pensando en algo pasado, o por venir,  o que no está justo en tu área de percepción, tan sólo regresa de nuevo al Ahora.

¿Cómo?  ¿Así de simple?
¡Claro..!  ¡Así de simple!

De esta forma, tú mismo descubres las ventajas del silencio interior.
Para pocos es casi inmediato.   Para la mayoría resulta un proceso gradual:  al principio te acuerdas a veces de esta práctica, después la aplicas en casi toda actividad, finalmente forma parte de ti.
Así mismo, la respiración consciente es compañera inseparable del silencio interior. Conoce más de sus ventajas y lo sencillo que es practicarla
 poco a poco empiezas a experimentar
la paz y el amor del silencio interior
en tu vida cotidiana, no sólo durante la práctica,
de la respiración conciente.

¡Siempre ganas!  (si no abandonas la tarea).

Hay para quienes resulta una batalla terrible porque piensan que así será.  Se limitan a sí mismos.   Otros piensan que será fácil. También se equivocan.
No se requiere pensar, esfuerzo ni planificar.   Hazlo de momento en momento y… ¡Listo!
Sé constante, tenaz y a la vez: demasiado sereno.
Indudablemente te acercas al triunfo en la medida que practicas.

Entre más pienses o sientas que no puedes, es que más cerca estás de lograrlo.

Si luego de intentarlo con ahínco sientes que no puedes, es tu propia mente la que se resiste.  ”Sentir algo” en el cuerpo es una forma mental muy sutil que llamamos emoción;  no hay pensamiento como tal, pero percibes una reacción física.
Lo mismo que los pensamientos, las emociones son parte de la actividad mental que estás silenciando cada vez más.

No es posible detener a la mente con la mente.

Resistirse a los pensamientos o emociones que surgen, significa usar la misma mente. Es muy agotador e inútil.
Si calificas tus pensamientos y emociones -como buenos, malos, o lo que sea- también estás recurriendo a ella y caes en su trampa.
Disfrutas más cuando te conviertes en observador silencioso de tu mente.  Cuando ya sientas ese gozo sabrás de qué estoy hablando, entonces observa al observador y descubre lo que sucede.

¿Qué te espera?

Si continúas… ¡Zaz…!   De pronto -inesperada y naturalmente- experimentas la Verdad, es decir:  la dicha sin límites de la libertad Real.
“Llega como ladrón en la noche” — nos dice el Bienamado.
Nunca un ladrón avisa de su llegada, más bien te sorprende cuando menos te lo esperas. En este caso, está garantizada la más grata sorpresa de toda tu existencia.
¿Quién ERES en verdad?

Todos tenemos a Dios en nuestro interior, todos somos parte de El. Cuando percibimos esto en verdad (no cuando es una creencia ciega o un dato más de nuestra mente), nos damos cuenta que todos tenemos a Dios y nada nos falta jamás.

Entonces podemos asegurar como Santa Teresa: “Sólo Dios basta“.  No porque sea una creencia, sino que ahora ya nos consta.

Al darte la oportunidad de sentir que estás en este mundo irreal, de fantasía, donde todo es transitorio, descubres la Paz Eterna y el Dios del Amor que es tu verdadera naturaleza interior.

Existe un lugar en tu interior donde Todos somos uno, donde no existe la muerte, el dolor, ni la pérdida. Si lo encuentras desaparece todo sufrimiento, aun cuando continúe sucediendo lo mismo “aquí afuera”, en el mundo transitorio o aparente.

Poner fin al sufrimiento
Cambiar la forma de pensar  es un buen principio, pero no se trata de eso, sino de encontrar esa paz que existe en tu interior, una paz que nunca se altera y que está más allá de tus pensamientos buenos o malos: más allá de las ideas, más allá de la mente. Entras ahí renunciando a todas tus ideas positivas o negativas, percibiendo tu poder del Ahora.

Así es como en verdad logramos pasar de la sombra a la luz, no sólo como un dato más de la mente. Así es como despertamos Conciencia. Así alcanzamos la iluminación. Así es como logramos contacto conciente con los seres de luz.

Los ángeles de Dios dejan de ser una creencia y se convierten entonces en una realidad para ti. Podemos observar a nuestros seres queridos que han desencarnado.

Ahora vemos claramente que la muerte es una ilusión, tanto como la vida ajetreada (que llevábamos aquí en este mundo tridimensional, antes de despertar a la verdad que nos hace libres.

Nos damos cuenta que la pérdida y la ganancia son también ilusiones de este mundo porque en verdad no podemos perder nada que sea real, nada que sea auténtico.

Y ahora, siempre estamos en la paz más profunda, la paz inverencial, aunque en el mundo terrenal siga habiendo aparentes pérdidas o ganancias, aunque no consigamos todo lo que en otros tiempos nos parecía demasiado importante.
 Ahora ya nada de eso (lo material, mi imagen ante los demás, mis gustos, familia y amigos, etc.) es tan importante, todo se ha convertido en parte de una hermosa aventura temporal.
Ahora, para nosotros la vida cotidiana es un hermoso juego de niños. Ahora sentimos en verdad (más allá del pensamiento) qué es y cómo es la vida real: y cómo es que la vida está más allá del tiempo y el espacio -del cuerpo, de la mente y de los afectos-.

Ahora estamos en contacto Real -verdadero y palpable- con la Gran Luz, el gran fuego devorador (Dios), del cual todos hemos brotado y del que jamás nos hemos desconectado; nos damos cuenta que sólo teníamos un velo que nos impedía darnos cuenta de esta gran verdad: la mente con sus dudas.

Pero este velo se ha caído porque estamos ya en silencio interior.  Hemos renunciado a todas nuestras aspiraciones y deseos personales, incluso los de conocer a Dios y entonces por fin lo conocemos de frente y nos fundimos gozosos en EL.

domingo, 10 de junio de 2012

LA CONCIENCIA ES EL PRIMER PASO HACIA LA CURACIÓN O EL CAMBIO

LA CONCIENCIA ES EL PRIMER PASO HACIA LA CURACIÓN O EL CAMBIO
“Me muevo con el ritmo y el fluir de la vida, siempre cambiante”.
Cuando llevamos algún modelo mental profundamente sepultado en nuestro interior, para poder curarnos debemos empezar por tomar conciencia de ello. Quizás hablemos al respecto con alguien, o veamos aparecer el mismo modelo mental en otras personas. De una manera o de otra, emerge a la superficie, nos llama la atención y empezamos a tener alguna relación con ello. Con frecuencia, atraemos hacia nosotros a un maestro, un amigo, una clase, un seminario o un libro que comienza a sugerirnos maneras nuevas de abordar la disolución del problema.

Mi propio despertar se inició con un comentario casual de un amigo sobre una reunión de la que le habían hablado, y aunque él no iba a venir, yo sentí no sé qué respuesta interior y fui. Aquella pequeña reunión fue mi primer paso por la senda de mi evolución. Hasta cierto tiempo después no me di cuenta de su importancia.
Con frecuencia, en esta primera etapa nuestra reacción es pensar que todo eso es una tontería, o que no tiene sentido. Puede ser que nos parezca demasiado fácil, o inaceptable para nuestras ideas. El hecho es que no queremos hacerlo, y nuestra resistencia cobra muchísima fuerza. Hasta es posible que nos enfademos sólo con pensar en hacer “eso”.

Una reacción así es excelente, si podemos entender que es el primer paso en nuestro proceso de curación.

Yo le digo a la gente que cualquier reacción que puedan tener sirve para demostrarles que han iniciado ya el proceso curativo. La verdad es que el proceso se inicia en el momento en que empezamos a pensar en cambiar.

La impaciencia no es más que otra forma de resistencia: es la resistencia a aprender y a cambiar. Cuando exigimos que todo se haga ahora mismo, que se complete de inmediato, no nos estamos dando el tiempo necesario para aprender la lección implícita en el problema que nos hemos creado.

Si usted quiere ir a la habitación de al lado, tiene que levantarse y avanzar paso a paso en esa dirección. Con quedarse sentado deseando estar en la otra habitación no se arregla nada. Pues es lo mismo. Todos queremos terminar con nuestros problemas, pero no queremos hacer la pequeñas cosas que, sumadas, nos darán la solución.

Ahora es el momento de reconocer nuestras responsabilidades por haber creado esa situación o ese estado. No estoy hablando de sentirse culpable, ni de que nadie sea una “mala persona” por estar donde está. A lo que me refiero es a reconocer ese “poder interior” que transforma en experiencia cada uno de nuestros pensamientos. 

En el pasado, sin saberlo, usamos ese poder para crear cosas que no queríamos experiementar, porque no nos dábamos cuenta de lo que hacíamos. Ahora, al reconocer nuestra responsabilidad, tomamos conciencia de este poder, y aprendemos a usarlo conscientemente de manera positiva y en beneficio nuestro.
Con frecuencia, cuando sugiero una solución a un cliente -puede ser una manera nueva de abordar un asunto, o bien perdonar a una persona relacionada con él- veo cómo empieza a contraer y adelantar la mandíbula, y cómo cruza tensamente los brazos sobre el pecho, a veces incluso cerrando los puños. La resistencia está subiendo a escena, y entonces sé que he acertado exactamente con lo que es necesario hacer.

Todos tenemos lecciones por aprender. Las cosas que nos resultan difíciles no son más que las lecciones que hemos decidido tomar. Si las cosas nos resultan fáciles, es porque ya las sabemos hacer.

Louise L. Hay · “USTED PUEDE SANAR SU VIDA”