La coexistencia y la armonía... Todo tiene que
equilibrarse. La naturaleza está equilibrada. Las bestias viven en
armonía. Los seres humanos no han aprendido a hacerlo. Siguen
destruyéndose. No hay armonía, no hay proyectos. En la naturaleza todo
es muy diferente. La naturaleza está equilibrada. La naturaleza es
energía y vida... Y restitución. En cambio los seres humanos sólo
destruyen.
Destruyen la naturaleza.
Destruyen a los demás.
Y acabarán por destruirse a sí mismos.
En
una sesión de meditación vi que nuestro planeta cobraba la forma de un
colegio de una sola aula, de ésos a la antigua en los que los niños de
todos los cursos están juntos y un solo profesor les da clase a todos.
Parecía
que el colegio tenía problemas. Los alumnos más pequeños estaban
molestando a los más avanzados. No había armonía ni cooperación. Incluso
el edificio estaba lleno de pintadas. Me di cuenta de que si el caos
continuaba, el colegio acabaría cerrando.
Después vi varios
colegios modernos, cada uno enclavado en su propio recinto, de gran
belleza. Había una parvulario, escuela primaria y una secundaria. Las
tres estaban especializados y permitían el acceso sólo a los alumnos
adecuados. Las clases eran disciplinadas, pero les faltaban la
intensidad y la energía del colegio de una sola aula.
¿Puede ser
que nuestro colegio de una sola aula, nuestro planeta, esté dividiéndose
en componentes desconectados debido al caos de la sociedad? ¿Está
llegando el momento en que los alumnos más primitivos serán separados de
los más avanzados, en que los que siguen practicando la violencia, el
odio, la avaricia y el miedo serán aislados de los que han llegado a
dominar los rasgos del amor, el perdón, la compasión y la bondad?
El
final del sueño me pareció vago, Era consciente de que el modelo podía
salvarse si la cooperación, el amor y la armonía llegaban de algún modo a
llenar nuestro colegio de una sola aula. En su forma ideal, el que los
alumnos mayores ayudaran a enseñar a los más jóvenes parecía algo de una
hermosa eficiencia, un profesor con muchos ayudantes.
Sin
embargo, si se impusieran la discordia, el miedo y el egoísmo. el
colegio tendría que sustituirse con el otro modelo: el de los tres
recintos separados, que es más seguro, aunque en cierro modo más
estéril.
Todavía podemos decidir qué preferimos.
Todos
soñamos con una vida mejor en una sociedad mejor. Sin embargo, raro es
el día que no nos sentimos desilusionados, decepcionados y hartos de la
gente mala y egoísta que nos rodea, Hay muchísima gente que parece
interesada sólo en su beneficio personal Se han vuelto maleducados y
arrogantes, críticos e insensibles. No sólo nos debilitan sus actos,
sino que además casi todos creemos que no podemos hacer nada para
cambiar esa situación, que sólo los que tienen el poder pueden
transformar el mundo.
Si aceptamos la tarea de ser los seres iluminados nuestro planeta, podemos empezar a cambiar el mundo.
Siendo
realista, creo que los cambios sucederán poco a poco a medida que
empecemos a practicar actos de bondad, haciendo cosas pequeñas que
ayuden a los demás a ser más felices. Quizá la respuesta consiste en
ofrecerse para ayudar a los menos favorecidos. Quizá sea algo tan
sencillo como ser amable con alguien, hacer una buena acción sin pedir
nada a cambio ni esperarlo.
Hay que acercarse a los desconocidos
con esos actos de benevolencia. La amabilidad y el cariño no puede,
reservarse a nuestras familias y a nuestros amigos, por que en ese caso
la sociedad no cambiaría en absoluto.
Tenemos que tenderles una mano a los demás, no sólo a lo que son como nosotros.
Si
pudiéramos conseguir que todo el mundo hiciera aunque sólo fuera unas
pocas buenas acciones cada día podríamos cambiar el mundo. Como mínimo
sería un buen principio.
Nuestros días nos parecerían más agradables, menos desalentadores, y tendríamos más esperanza en el futuro.
Seríamos
un ejemplo para nuestros hijos, que aprenderían a valorar la fuerza y
la importancia de la bondad. Aprenderían que no importa a cuanta gente
afectan en realidad sus pequeñas buenas acciones. Lo importante es
hacerlas.
Desde la noche de los tiempos, todos los grandes Sabios
de la humanidad han predicado el amor y la compasión en las relaciones y
en las comunidades. No han perdido el tiempo explicándonos cómo
acumular una riqueza excesiva; no nos han enseñado a ser malvados,
egocéntricos, maleducados o arrogantes.
Un verdadero Sabio, un
verdadero gurú te ayudará a encontrar tu propio camino, te mostrará lo
que es importante para tu evolución espiritual y lo que no lo es o, peor
aún, lo que puede ser un estorbo o un obstáculo.
Nuestra labor en la vida diaria es hacer manifiestas esas enseñanzas, ser amables y educados, practicar actos de amor.
Para
el cambio del mundo no hay calendario. Lo único importante es empezar.
Si es cierto que un viaje de mil kilómetros empieza con un paso, ese
primer paso es deshacemos de nuestro miedo y nuestro aislamiento y
empezar a practicar actos de bondad, sean al azar o programados, sean
grandes o pequeños, y hacerlo a diario.
El cambio de la naturaleza
actual del mundo, violenta, competitiva y llena de odio, no se consigue
gracias a los esfuerzos de unos pocos individuos que hayan alcanzado la
iluminación, aunque sean dirigentes mundiales con mucho poder. En
cambio, los actos de bondad y compasión de cada día compartidos por la
gente y realizados en grupos pequeños pueden provocar el cambio a un
lugar más lleno de amor y bondad. La gente tiene que comprender que
todos somos iguales, todos lo mismo, todos luchamos por tener un poco de
tranquilidad, felicidad y seguridad en nuestras vidas. No podemos
seguir luchando y matándonos unos a otros.
Nuestros hijos nos
observan de cerca. Siguen los modelos que ven: nuestra conducta,
nuestros valores y nuestras actitudes. Si vivimos con odio y violencia,
copiarán ese modo de vida. Una de nuestras tareas más importantes es
enseñar a nuestros hijos los valores y la conducta correctos desde que
nacen, porque también los bebés nos observan detenidamente y comprenden
mucho más de lo que creemos.
Los mensajes de los sabios
Brian Weiss