miércoles, 2 de mayo de 2012

MAESTRO Y ALUMNO

El rol del maestro es facilitar el proceso de sanación, mostrar dónde se pueden entrecruzar el pasado y el presente y crear un nuevo paradigma para la vida. El rol del alumno es encarnar el aprendizaje de las lecciones presentadas y aplicarlas a su camino de sanación. El maestro da, el alumno recibe. Y éste es un proceso recíproco, por lo que el maestro también es alumno y el alumno también es maestro. Cuando se olvidan de esto, sólo reciben la mitad de la enseñanza, sanación y bendiciones que están disponibles para ustedes en cada situación.
Las conexiones se hacen a través de frecuencias energéticas resonantes. Así que el maestro y el alumno comparten la misma vibración energética y cada uno de ellos aporta un aspecto del aprendizaje que el otro necesita. Si el maestro piensa que tiene una vibración más alta que el alumno, se está apartando a sí mismo del conocimiento que le ayudará en su camino. Si el alumno piensa que está en una vibración energética más baja que el maestro, no podrá conectar con las frecuencias que necesita para elevar su propia vibración.
El mejor uso del paradigma del maestro y alumno es preguntarse qué es lo que tienen para compartir, así como lo que tienen que aprender. Éste es el proceso de ‘dar y recibir’ que es un aspecto de todo aprendizaje. Si el maestro es consciente de lo que da, está entonces ofreciendo energía y puede llegar a ser fuente de sanación y conocimiento para el alumno, sin completar su propio aprendizaje. Si el alumno está recibiendo solamente, está recibiendo energía, pero no está compartiendo su propio don con el maestro.
Los maestros que se colocan a sí mismos en una posición exaltada están en la energía de su ego y no actuando desde el espíritu. Ellos también están en un camino de aprendizaje, con tanta necesidad de recibir como de compartir lo que saben. Todos tienen algo que aprender y todos se benefician al recibir y dar por igual. Con cada interacción, ya sea que sientan que son el alumno o el maestro, pregúntense qué tienen para compartir y qué pueden recibir. Entonces se benefician de todas las bendiciones de cada conexión puesto que dan y reciben, enseñan y aprenden, se sanan y son sanados por y con todos aquellos con quienes se 
conectan.

martes, 1 de mayo de 2012

La Gratitud y su Poder

Por EmilceShrividya
Tradución: Ivonne D’Albora
La Gratitud es una virtud que es necesario que cultivemos y desarrollemos constantemente. Es importante que se vuelva un hábito. La mayor parte de las veces, olvidamos agradecer y solamente reclamamos.
En lugar de herirnos, cambiemos esa actitud de víctima por una actitud positiva, agradeciendo desde que abrimos los ojos hasta la hora de irnos a dormir. Al hacer esto, abrimos nuestros corazones y nuestro entendimiento descubriendo las bendiciones pequeñas y grandes que recibimos cada día. Así logramos percibir bendiciones que no habíamos notado ni disfrutado hasta ahora. Comenzamos a darnos cuenta que muchas veces hemos sido protegidos, ayudados, amparados.
El sentimiento de gratitud nos libera de preocupaciones y nos brinda tranquilidad. Al agradecer nuestro corazón descansa, nuestra mente se aquieta, nos relajamos, dormimos mejor, y nos vemos libres de las tensiones de la vida moderna.
El agradecimiento sana las dolencias psico somáticas y las crónicas. Cura los dolores del alma como la depresión, la tristeza, la soledad, la melancolía, la baja autoestima, el insomnio y la ansiedad.
Recordemos siempre demostrar nuestro sincero agradecimiento a aquellos que nos ayudan.
Expresar agradecimiento es una fuerza muy poderosa; es un atributo natural de nuestra mente dirigida hacia la prosperidad.
Cuando desarrollamos este hábito, ponemos en funcionamiento la energía sanadora del Universo y cambiamos para mejor las circunstancias y el ambiente a nuestro alrededor.
Al agradecer lo que ya está materializado en nuestra vida, lo que nos rodea, lo que nos hace felices, lo magnificamos y lo conservamos para nosotros y para quienes están en nuestro entorno.
Es altamente importante agradecer. Para recordarlo, exiten “truquillos” bien fáciles; escribir pequeñas notitas que sembraremos por allí donde estamos frecuentemente, o en nuestros bolsillos, la billetera, nuestra agenda… Repitamos varias veces al día: “Gracias, Gracias, Gracias”, a Dios tal cual lo concibamos según nuestras creencias. Experimentémoslo y sintamos la felicidad, la calma y lo plenos que nos podemos sentir.
La práctica de la meditación y la relajación nos hace sentir el corazón agradecido porque purifican los modelos mentales, limpian la mente de emociones y sentimientos negativos que bloquean el sentimiento de gratitud.
Seamos sensibles a la belleza de la naturaleza. Despertemos nuestra percepción para disfrutar más de la hermosura del mar, de las sierras y montñas, de la vegetación, de las flores, las frutas y los árboles, de los ríos y las cascadas. Disfrutemos del canto de los pájaros; sintamos cariño y respeto por los animales. Agradezcamos a Dios por este Universo tan pleno de maravillas.
Sintamos profundo agradecimiento a nuestro Planeta, nuestra querida tierra, que nos dá todo, sin pedir nada a cambio. Hagámoslo de manera concreta, en acción, cuidando el medio ambiente, ayudando a eliminar la polución, preservando la naturaleza, reciclando la basura.
Es importante que nos conscienticemos al respecto. Si cada uno de nosotros hiciéramos nuestra parte en el proceso, por menor que sea, estaremos haciendo parte del cumplimiento de misión de la humanidad, ayudando a nuestra amada Madre Tierra.
Cuando depertamos a un sentimiento tan noble como es la gratitud, comenzamos a sentir agradecimiento por todo, por el aire que respiramos, por poder caminar, ver, oir, hablar y por el simple hecho de estar vivos.
Comenzamos a dar más valor a la vida y a la oportunidad de vivir, al regalo de haber nacido en esta Tierra para evolucionar espiritualmente. Al comprender todo esto, nos liberamos de sentimiento de rebeldía, de no aceptación.
Los Sabios nos enseñan a agradecer tanto lo que consideramos bueno, como lo no tanto; comprendiendo que todo ocurre para el mayor bien y que todo sigue un plan Divino. Dios quiere que saquemos enseñanzas de las dificultades para purificarnos y desarrollar virtudes en nuestro interior.
En lugar de reclamar y enfocarnos en faltas y defectos, podemos ver el lado positivo de las situaciones. Cuando no somos agradecidos, no somos capaces de sentir felicidad, porque permanecemos enfocándonos en lo que no tenemos y no en lo que tenemos y nunca tenemos suficiente.
A través de los conocimientos y de la práctica de la filosofía del yoga disolvemos la unión con el dolor, quedamos libres de la ignorancia y del sufrimiento. Aprendemos el camino que se va liberándonos del dolor de los deseos, de la preocupación, de la ansiedad, de los apegos y los aversiones, de la rabia, de la irritación y la insatisfacción.
Al conquistar la virtud de tener un corazón agradecido, respetamos a todos y al mismo tiempo no dejamos de discernir. Es el antídoto para el orgullo.
A través de la gratitud, sintonizamos con las bendiciones divinas y atraemos la buena suerte.
Dijo una vez Gurumayi: “cuando nos volvemosa agradecidos, recibimos más..cuando expresamos nuestra gratitud, recibimos aún más. Es una de las leyes de la Naturaleza.”
Cultivemos la gratitud. Sintonicémosnos con las vibraciones puras de Dios a través del agradecimiento sincero y profundo y muchos de nuestros problemas y karmas se reducen y recibimos más y más gracias Divinas.
Vivamos ahora esto; cerremos los ojos y respiremos tranquilamente. Dejemos que el aire salga y entre naturalmente.
Contemos las bendiciones que tenemos. Recordemos de todo lo que tenemos para agradecer.
Agradezcamos a Dios, la Fuente Divina de quien todo recibimos.
Agradezcamos la vida.
Agradezcamos nuestros cuerpos y nuestras mentes.
Agradezcamos nuestros padres, nuestros hijos, familiares, amigos, a todas las personas y a todos los acontecimientos.
Recordemos todas las cosas buenas de la vida.
Permitamos que la gratitud disuelva nuestro cansancio, la tristeza y el karma.
Permitamos que nuestro corazón se vuelva suave y dulce a través de la gratitud y experimentemos el entusiasmo y la tranquilidad.
¡OmShanti!
¡Paz!

EL RENCOR DAÑA LA SALUD



El rencor es un mal sentimiento, pues cuando recordamos una ofensa o pensamos en la persona o circunstancia que la provocó experimentamos sensaciones molestas: frustración, dolor, ira, impotencia y ansiedad. Esa carga tóxica anega nuestra mente, se instala en nuestro organismo y nos provoca angustia e infelicidad.
Se ha comprobado que el enfado, el encono y el resentimiento son emociones que nos conectan directamente con la hipertensión arterial y otras enfermedades; además de producirnos molestias como dolores de cabeza, indigestión, tensión muscular y calambres.Pero ninguna de las incomodidades físicas que producen el odio y el rencor son comparables con el perjuicio que nos provocan en el aspecto psicológico: apagan el espíritu y nos desvalijan de energía positiva.

BENEFICIOS DEL PERDÓN


Los investigadores del tema aseguran que al perdonar se obtienen los siguientes beneficios:
- Disminución de los niveles de ira y hostilidad.
- Aumento de los sentimientos de amor.
- Mejor habilidad para controlar la ira.
- Incremento en la capacidad de confiar en otros.
- Liberación de los sentimientos asociados a eventos del pasado.
- Ayuda para evitar la repetición de ciertos de patrones negativos.
- Mejoría significativa en los desórdenes de índole psicológico y de la salud en sentido general.
- Beneficia tanto a quien lo otorga como a quien lo recibe.
- Fortalece y solidifica las relaciones.

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL PERDONAR


Perdonar es gran un desafío, por el valor que concede nuestra cultura al YO y al EGO. Se nos hace ver que perdonar es un símbolo de debilidad. Pero no es cierto, porque olvidar una ofensa, ultraje, escarnio, injuria, insulto o maltrato es un acto valiente que lleva implícito una gran integridad. Si bien perdonar es un acto que resulta tan positivo y terapéutico muchas personas se niegan a hacerlo por varias razones, entre ellas:
- Piensan que esta actitud es una manera de demostrar que "tienen la razón"
- Consideran que es una forma de controlar la situación o de mantener cierta ilusión de control.
- Lo utilizan como un medio para evitar la intimidad.
- Tratan con eso de eludir sentimientos más profundos de tristeza, desesperación, dolor, abandono y rechazo.
- Estiman que es una forma de hacerse escuchar, castigar o de desquite.
- Utilizan esta actitud como para insistir en que el problema es suyo, no de otra persona.
- Entienden que actuando así logran que la vida continúe tal como está y evaden la claridad que podría proporcionar un cambio al cual temen.

¡FUERA EL RENCOR!
Caroline Myss, autora del best seller "Anatomía del espíritu", afirma que mantener vivo el rencor es como si te hubieran hecho una herida física y a cada instante la abrieras para sentir lo terrible y dolorosa que es.
El psicólogo norteamericano Michael E. McCullough y su grupo de colaboradores estudiaron la personalidad de los vengativos, los procesos y aptitudes que requiere el perdonar y los efectos saludables que de ahí se derivan. g Concluyeron también en que perdonar puede optimar la calidad de vida, la presión arterial, el sistema inmune y prevenir la depresión, la ansiedad. Los textos sagrados de distintas religiones, como el budismo, el hinduismo y el cristianismo, aconsejan la absolución y la gracia del perdón ante las ofensas sufridas. De manera, que en la dimensión de nuestra vida como creyentes es aconsejable que sepamos perdonar para así obtener la gracia divina.

El perdón nos ayuda a reducir el resentimiento, el enojo y la irritación; sentimientos que desarrollan en la persona un sentido de culpa, zozobra e agitación. El rencor, el coraje y el deseo de venganza dañan el cuerpo y el alma, porque provocan emociones negativas en el cerebro e impiden un funcionamiento sereno y equilibrado.
¡Perdonemos! porque el perdón es un instrumento de reconstitución y encuentro y a través de él no solo vamos a favorecer nuestra salud física sino también para calmar nuestro espíritu, lograr la paz interior y la gracia divina.